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- Como siempre, querido Félix, visita diaria al filo de las doce de la noche.
- Es un placer hablar contigo.
- Por poco se me saltan las de San Pedro
viéndote buzonear el Valle de Mena casi con humildad franciscana.
Vas metódico. Ya has pasado el trillo por Leciñana, Irús y Lezana. No va a
quedar una casa menesa sin recibir el mensaje de la importancia de nuestro
libro. Debe de ser buen oficio el de cartero rural porque el señor Kimura se
dedicaba a eso en Japón y llegó a los 116 años. A lo que añadía la receta de
ser metódico en la comida y tener un comportamiento agradecido. Para que esto
sea más ameno, sigue poniendo imágenes. Hoy, la de la acuarela que hiciste
basándote en una foto del anciano y simpático japonés, y la del escudo de los
Matienzo de Carranza. Explica un poco sus características.
- Resulta curioso que sea conocido otro
escudo Matienzo cuyo origen desconozco. Lleva básicamente una torre, una mujer
asomada a las almenas y un cazador con un perro. Es decir, nada que se parezca
al de los Matienzo de Ruesga, cuya foto pusimos ayer. Y, asimismo, totalmente
diferente al de los Matienzo de Carranza, que es idéntico al vuestro de
Villasana, con dos calderos (Matienzo) y una estrella (Ortiz). La foto de hoy
corresponde al solar carranzano, pero ese escudo solamente es de vuestra
familia en su parte derecha. Lo que hay a la izquierda, corresponde a otras
familias con las que emparentasteis después de que tu hijo, Luis, recuperara la
casa torre de Carranza. Mañana pondremos el que se encuentra en la puerta
principal de tu convento de Villasana. Te comento, de paso, que ha sido un
placer el trabajo de “cartero”. Ejercicio sano y casi todas las casitas con su
buzón en la calle. ¿Qué va a ser de mí cuando tenga que pedir que me abran los
portales de las casas de pisos?
-
Tú, tranquilo. Sabes que es una buena causa. Tocas un timbre y pides que te
abran para dejar documentación de interés municipal (hasta te permito que
digas, simplemente, que se trata de “documentación municipal”). Buenas noches,
compañero de fatigas.
-
Creo que te queda todavía un ramalazo de tramposillo. Pero te agradezco el
consejo. Hasta mañana, querido socio.
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