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- Hola, Félix, experto copiloto.
- Bienvenido, Sancho, querido veterano.
- Volvamos al texto que copiaste ayer.
Analicemos las palabras. Decía ese documento del siglo XVI que el arzobispo don
Diego Hurtado de Mendoza “tuvo como Provisores (sustitutos en su ausencia) a
varones insignes, el Doctor Sancho de Matienzo, Canónigo, y Don Fernando de la
Torre, Deán”. Coméntalo, my dear. No se dan cuenta los meneses de que has conseguido documentación para
llenar con quinientas páginas nuestro libro, ni de que me has hecho una apabullante biografía partiendo del vacío
casi total de los datos anteriores. No saben lo que se pierden.
- Está claro, generoso padrino, que tu
relieve en la catedral era de primer orden, y que el título de Doctor te daba
un prestigio incuestionable. Y es evidente asimismo que, si el arzobispo
delegaba en ti, era por tenerte en la mayor estima y confiar plenamente en tu
seriedad y competencia. Pero en esa frase hay otro dato muy curioso. Se
menciona a Fernando de la Torre poniéndolo a tu mismo nivel de proximidad al
arzobispo. Consta también en otros
documentos que este compañero tuyo te nombró albacea de su testamento. Y, lo
que ya es el colmo, hay una referencia de un historiador muy competente en la
que se afirma que Fernando era natural de “Cruz del Valle de Mena”. Así que la
probabilidad de que fuera menés es muy alta (no he podido encontrar ningún otro
Valle de Mena en toda la historia de España, y “Cruz” puede ser “Santa Cruz”).
- Bravo, mi pequeño. La gente no sabe
hasta qué punto las cosas suelen estar enlazadas. Por ejemplo: esa Virgen de la
Antigua de “mi” catedral, tan querida por los sevillanos y por la tropa de
desventurados (casi todos lo fueron) que partieron para Indias, dio nombre a la
primera población que se creó allá en “tierra firme” (no insular). La fundaron
en 1510 Enciso y el admirable Vasco
Núñez de Balboa, en el Darién, en la
zona del golfo de Urabá, uno de los territorios más insalubres de la actual
Colombia. Fotos para hoy: una pequeñita de esta Virgen (la que está en el
retablo de la capilla), y otra del megalómano mausoleo que Don Diego Hurtado de Mendoza tiene en el
mismo lugar. A rivederci mío píccolo e ténero biógrafo.
Ciao,caro e generoso padrino.
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