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- Ha dado la docena campanada, y aquí estoy, aitite ejemplar.
- ¿A qué viene eso, clérigo guasón?
- Verás: por perder la antigua fórmula
(onceno, doceno) hasta los profesionales se equivocan a veces y dicen, por
ejemplo, doceavo. Y lo de abuelo es porque me enternecía verte viajar por toda
España con Mario, tu carranzano nieto,
“perversamente” dispuesto a despiojarlo de prejuicios. Terminó
encantado, y casi le convenciste de que descendía de los Trastámara. Y eso
porque le llevaste varias veces a
Madrigal de las Altas Torres, donde nacieron muchos de tus antepasados, varios
con el nombre de Nicolás (“En Madrigal, en cada casa, un Nicolás o una
Nicolasa”). Hablaremos bastante de ese lugar, por razones históricas. Pero
ahora viene a cuento porque allí nació Isabel la Católica (Trastámara, “como tu
nieto”), y, siendo yo bisoño canónigo sevillano, con mando en plaza, me llamó
al orden un par de veces por haberme atrevido a sancionar duramente a algunos
laicos, traspasando en plan chulo mis competencias. Todavía me dura el
canguelo. Sin embargo, pasados unos años, la reina manifestó expresamente
cuánto valoraba mi competencia. Ni te imaginas lo que llegó a ser el dolor del
pueblo cuando ella murió. Tuvo que estar muy enamorada del mujeriego Fernando,
porque, en su testamento, expresó su deseo de ser enterrada en la catedral de
Granada, pero indicando que, si su marido escogía otro lugar para sus propias
exequias, que la depositaran junto a él, para estar así “como siempre
estuvieron en vida (romanticismo a tope)”. Pon en su memoria una foto del
palacio de Madrigal en el que nació, y otra de la pila donde la bautizaron, la de la iglesia de San Nicolás,. Happy dreams,
my dear son.
- Ciertamente, a la reina Isabel todo le
salió bien durante gran parte de su vida, pero la última etapa fue un revoltijo
de fracasos y desgracias que, probablemente, aceleraron su muerte. La rueda de
la Fortuna no para de girar, y la Historia ha pagado un alto precio por estar
expuesta con frecuencia a que se encargara de las riendas del “carruaje” el
menos presentable de una familia real. Good night, my dear father.
- Lo malo no es que te hayas puesto melodramático:
lo malo es que tienes razón. Pero, “que les vayan dando”.
- Stop, Sancho.
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