(46) –Vaya
papelón, colega: entrar en México tras
lo de Cholula.
-Ya sabes, maestro, que las mentiras diplomáticas suavizan la tensión,
y, a veces, hasta cuelan. Cortés le mandó un mensaje a Moctezuma contándole lo
traidores que habían sido los de Cholula, y que “lo peor de todo es que sus
papas y caciques dijeron que por consejo e mandado de él (Moctezuma) habían hecho la guerra, lo cual nunca creímos de tan
gran señor. E como Moctezuma oyó esta embajada, creyó que no le poníamos la
culpa de lo de Cholula, y luego envió seis principales con un presente de oro y
joyas, e diciendo que le pesa de lo de Cholula, e que quisiera que
se les hubiese castigado más porque son malos y mentirosos”. Repetición
de la pamema: agradecimiento afectuoso de Cortés y abrazos efusivos a los
embajadores del tierno emperador, enviándolos de vuelta con el aviso de que los
españoles iban directos a México. “Y cuando los caciques de Tlaxcala supieron
de nuestra partida, les pesó en el alma y enviaron a decir a Cortés que ya le
habían dicho muchas veces que se guardase de entrar en tan recia ciudad, pero
que, por la buena voluntad que nos tienen nos quieren enviar diez mil hombres;
Cortés se lo agradeció y les dijo que no es oportuno entrar con tantos
guerreros en México, sobre todo siendo tan enemigos unos de otros, y que
solamente necesitaba mil para llevar el fardaje y adobar los caminos”. Pero
unos indios sí abandonaron: los amigos de Cempoala. Cuéntalo, deán de Sevilla.
-Habían pasado ya demasiado miedo,
pizpireto veterano. “Los de Cempoala, que nos habían servido muy bien y
muy lealmente, dijeron que querían volverse, porque tenían por cierto que si
iban a México que habían de morir, ellos y nosotros. E por más que Cortés les
rogó, y doña Marina se lo decía muy afectuosamente, que se quedasen,
diciéndoles que no recibirían ningún daño y que les haría ricos, insistieron
en que se querían marchar. E desde que
aquello vio Cortés, dijo: ‘Nunca Dios quiera que nosotros llevemos por fuerza a
estos indios que tan bien nos han servido”. No sé a ti, secre, pero a mí me
parece una buena muestra de que los españoles también sabían tener un trato cordial y respetuoso
con los indios. “Y mandó Cortés traer muchas mantas ricas para ellos e para el
cacique gordo, señor de Cempoala; y envió una carta al teniente Juan de
Escalante (capitán de la Villa Rica)
contándole todo lo acaecido e dándole instrucciones”. Sigo, peque, que voy sin
frenos.
-Se acercaba, pues, el gran momento, el salto a México. Suspense a tope:
“Salimos de Cholula, con gran concierto y bien apercibidos; no sé por qué lo
traigo tanto a la memoria, puesto que andábamos siempre con la barba sobre el
hombro (como los suricatos)”.
Llevaban además una compañía inquietante: dos embajadores de Moctezuma. Eran
conscientes de que espías mexicanos observaban su marcha, aunque, de momento,
encontraron pueblos que les recibieron bien. Pero Moctezuma o sus ídolos
estaban desquiciados, porque cambió de opinión una vez más y le mandó a Cortés
nuevos mensajeros con regalos y una advertencia: “Malinche, este presente te
envía nuestros señor, el gran Moctezuma, como tributo para vuestro emperador,
pero te dice que no vengas a México y que tiene todos sus vasallos en armas
para que no entréis. Cortés respondió que se maravillaba de que el señor
Moctezuma tuviera tantas mudanzas, que unas veces dice uno, y otras lo
contrario; y que él no se puede volver atrás quedando como cobarde ante su
emperador, por lo que, como fuera, habíamos de entrar en su ciudad; de forma
que en adelante no le envíe Moctezuma más excusas sobre aquel caso. E luego
comenzamos a caminar para México”. ¡Mamma mía…!
(Foto: Partieron, pues, de Cholula directos hacia México. Como el plano
señala otros acontecimientos posteriores, los mencionaremos, aunque lo sabroso
estará en los apasionantes y continuos incidentes que comentaremos a su tiempo.
Llegaron a México en noviembre de 1519; salieron de allí machacados en junio de
1520. Pero Cortés era muchísimo Cortés: a base de heroicidad, tenacidad e
ingenio, mucho ingenio, consiguió entrar de nuevo y para siempre en agosto de
1521).