(34) –Un susto
tras otro, secre: ¿quién ha enviado esa nave?
-Nos lo cuenta Bernal, Sancho, y te va a tocar de cerca. “Cortés
mandó que quedaran al mando en Cempoal a Pedro de Alvarado y a
Gonzalo de Sandoval, que ya daba muestras de varón muy esforzado (Bernal lo adora) y fue el primer cargo
que tuvo”, y salió disparado hacia Veracruz “mandando que le siguiésemos 50 soldados de los más
sueltos. Y al llegar a la Villa Rica, topamos con 4 españoles que venían a
tomar posesión de aquella tierra por orden de Francisco de Garay, gobernador de
Jamaica”.
-¡Ay, Dios: Garay! No Juan (el fundador de Buenos Aires), sino
Francisco, natural de Sopuerta (Vizcaya);
entonces, mientras yo era el abad de
Jamaica, él tenía allí el cargo de gobernador. Bernal cuenta qué hacía
por allí un barco suyo. Cortés apresó a los 4 intrusos “y les preguntó con qué
títulos venían”. Le contestaron que, como era tan prometedora la zona por lo
que se sabía de los viajes de Hernández de Córdoba y de Grijalva, “Francisco de
Garay, que tenía en la Corte quien le favoreciera, que eran el obispo Fonseca (¡otra vez!), el licenciado Zapata y el
secretario Conchillos, consiguió nombramientos para ser adelantado y gobernador
desde el río S. Pedro y S. Pablo por la banda del norte”. Cortés intentó
hacerse con el barco del que habían bajado, pero, salvo otros dos despistados,
la tripulación no picó y se alejaron, “por manera que se tuvieron de aquel
navío seis soldados (todo es bueno para
el convento), y así nos volvimos a la Villa Rica (Veracruz)”. Garay nunca tuvo suerte con Cortés, ni entonces, ni
más tarde, cuando murió a su lado, como veremos. Todo despejado: vámonos a
México.
-Pasado el susto, querido Abad de Jamaica, sus amigos indios le
indicaron a Cortés la mejor ruta, aunque el resultado estuvo a punto de ser
catastrófico (siempre al borde del abismo). “Los principales de Cempoala
dijeron que el camino más conveniente era por la provincia de Tlaxcala, porque
eran sus amigos y mortales enemigos de los mexicanos; y nos dieron doscientos
tamemes (porteadores) para llevar la artillería”. Pongamos punto de partida y
fecha para el histórico viaje: “E partimos de Cempoala mediado el mes de agosto
de mil y quinientos y diez y nueve años. Y fuimos a Jalapa, y de allí a
Socochima (Xicochimalco), y como eran
amigos de los de Cempoala y no tributaban ya a Moctezuma, nos tenían buena
voluntad”. Cuente su merced lo que aconsejó un sensato fraile.
-Siguieron Cortés y los suyos hacia México por la ruta de Tlaxcala,
reposando en pueblos de indios amigos, y llegaron a Zocotlán, donde fueron
acogidos de mala gana, “y estábamos muy apercibidos y con gran orden porque
eran vasallos de Moctezuma”. El cacique les dio datos impresionantes y
detallados de la ciudad de México. “Y con todo cuanto contaba de su fortaleza y
puentes, que levantando cualquiera no se podía entrar en ella, somos de tal
calidad los soldados españoles (autoestima
a tope), que ya queríamos estar probando la aventura, aunque parecía cosa
imposible. Y verdaderamente México era más fuerte que todo lo que decía, porque
una cosa es haber visto la manera y fuerzas que tenía, y otra como yo lo
escribo. Y dijo que Moctezuma todo lo señoreaba y que no sabía si estaría
contento de que nos hubiesen aposentado sin su licencia”. Cortés le respondió
que venían a que eso cambiara, y les dijo que también ellos deberían hacerlo
(dejar los sacrificios, el canibalismo y la sodomía); luego dio orden a sus
soldados de poner una cruz. Pero fray Bartolomé de Olmedo le dijo: ‘Paréceme,
señor, que en estos pueblos no es tiempo para dejarles una cruz en su poder. Y
esto que se les ha dicho basta hasta que tengan más conocimientos de nuestra
santa fe’. Y así, quedó sin poner la cruz”. (Bravo por el frailuco).
(El plano de la foto es muy didáctico: lo usaremos varias veces. El
verdadero inicio del gran ‘asalto’ fue Cempoala (el viaje de ida y vuelta a
Veracruz lo habían tenido que hacer para que Cortés resolviera una de sus
típicas contrariedades). Hemos pasado por Jalapa, Xico Viejo e Ixhuacán;
estamos ahora en Zocotlán (Xocotla). La primera gran meta va a ser Tlaxcala,
donde Cortés confía en encontrar grandes amigos).
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