(1144) La batalla en que murió Lautaro
(que se ha convertido en un personaje
histórico), tuvo lugar junto al río Mataquito el día 30 de abril de 1557. Tras
contar los hechos, el cronista Marmolejo va a hablarnos ahora de algunos
incidentes que les ocurrieron a Francisco de Villagra y Francisco de Aguirre,
pero lo relata con los tiempos ligeramente cambiados. Para no sembrar más
confusión, seguiré el texto tal y como lo escribe, pero haciendo sobre la
marcha algunas aclaraciones: "Quedando aquella provincia castigada y puesta en
quietud, se fue Francisco de Villagra a Santiago, donde, estando oyendo misa en
San Francisco (¿habría alguien entonces que no fuera a misa?), recibió
una carta en la que decía un estanciero (propietario de una finca), que
residía cerca de Santiago, que había llegado un capitán con muchos soldados avisando
de que don García de Mendoza quedaba en la ciudad de la Serena. Tras esta carta,
llegó a la ciudad de Santiago Juan Remón, que venía como maestre de campo, trayendo
consigo treinta hombres, con orden de que fuese recibido en nombre de don
García en aquella ciudad. Llegó a las casas de Villagra, y envió para avisarle a
un hidalgo llamado Vicencio de Monte, natural de Milán, el cual entró en la
iglesia, y le dio el recado. Después de oír misa, Villagra fue a su casa, en donde
le estaban esperando".
Hasta entonces, todo era normal. Estaba ocurriendo
lo que Villagra ya esperaba. Y tampoco le extrañó lo que se tramitó después.
Remón le pidió, por orden del gobernador García de Mendoza, cuyos poderes
traía, que juntase a los miembros del cabildo para mostrar a aquellas autoridades que el marqués
de Cañete, virrey de Perú, había nombrado gobernador de Chile a su hijo, de lo
que también traía comprobante. Y, como era natural, no hubo ninguna
discrepancia. Pero ocurrió lo que Villagra no se imaginaba: "Juntos los
del cabildo, dieron conformidad a todo lo que, en nombre de don García y por
poder suyo, se les pedía, y, de inmediato, apresó a Francisco de Villagra, y le
puso guardas para que no hablase con él ninguna persona. El día siguiente, por
la mañana, lo llevó a la mar, y lo embarcó
en un navío que para tal efecto había enviado don García desde La Serena, lo
entregó a quien estaba al mando y se hicieron a la vela con él. De esta manera
fue Francisco Villagra abandonado entonces por la fortuna, que tan favorable le
había sido siempre para darle cargos
honrosos (con el tiempo, volverá a sonreírle)".
Después el cronista explica que el virrey
Andrés Hurtado de Mendoza, tras decidir que su hijo, García de Mendoza, fuera
gobernador de Chile, quiso que fuera bien acompañado de soldados, dada la
inestabilidad que había en aquel territorio, sabiendo, además, que a Villagra y
Aguirre les iba a costar digerir quedarse sin derecho a la gobernación del
país. Si todo se controlaba bien, el conflicto que venía arrastrándose entre
los dos aspirantes quedaría zanjado. También se comprende que resultara fácil encontrar
soldados dispuestos a partir hacia Chile. Algunos por ser unos incorregibles
aventureros, pero otros, y eran muchos, por haber sufrido los horrores de las
guerras civiles de Perú, especialmente si figuraban en la lista de los que
habían sido derrotados, y castigados por formar parte de las tropas rebeldes a
la Corona. Podía contar asimismo con otro fichaje de militares ilustres,
porque, a Jerónimo de Alderete, nombrado gobernador de Chile pero muerto durante
el viaje, le acompañaba, como era habitual, un nutrido grupo de gente notable,
todos hidalgos. Y, además, el virrey
motivó a la gente: "Con esa
intención, como era generoso, gastó cien
mil pesos para ayudar a muchos soldados que iban a partir con don García de
Mendoza. Juntó para la campaña trescientos hombres, y, con tres navíos bien preparados,
envió a su hijo a Chile para que gobernase aquel reino".
(Imagen) Nos han salido sobre la marcha varios
nombres con historia (de alguno de ellos
ya hablé hace tiempo). No vendrá mal recordar y añadir algunas cosas.
Ahora vemos a JUAN REMÓN convertido en un hombre tan importante, que, además de
tener el título de maestre de campo, el nuevo y linajudo gobernador de Chile GARCÍA
HURTADO DE MENDOZA (quien más tarde será virrey de Perú) le encarga que se
adelante a ir a Santiago con treinta hombres de a caballo, para anunciar su llegada y pedir a los miembros del cabildo
que lo reconozcan como su gobernador. Juan Remón tuvo una biografía
intensísima, pero, al menos, un par de detalles bochornosos. Estando en Perú
durante las guerras civiles, él y otros que eran del bando del rebelde Gonzalo
Pizarro, planearon matar a su terrible maestre de campo, Francisco de Carvajal,
pero, por salvar el pellejo, Remón y otro compañero se lo 'chivaron' a
Carvajal, el llamado 'Demonio de los Andes', y así salvaron sus vidas a cambio
de la de los demás implicados. Llegado a Chile, Juan Remón adquirió gran
relieve político y militar. Fue a España en 1562 y se casó con la adolescente
Francisca de Briviesca, luego convertida en la primera poetisa de Perú. Al
fallecer Remón el año 1583, su mujer se casó con otro romántico, Diego Dávalos
de Figueroa, y escribieron al alimón un libro en verso, titulado Miscelánea
Austral y centrado en los misterios del amor, pero tan bella armonía, con el
tiempo se fue al traste, rompiéndose la pareja. Solo nos queda un hueco para
JUAN GODÍNEZ, quien, como hemos visto, fue protagonista en la batalla que acabó
con la vida del gran cacique mapuche LAUTARO, y en la que, aunque Marmolejo no
lo dice, participó también otro cronista de Chile importante, el gallego Pedro
Mariño de Lobera. No parece que Juan Godínez, nacido en Úbeda (Jaén) en 1517,
fuera pariente del rebelde y cruel Vasco Godínez, a quien, en 1553, también lo traicionó
Juan Remón (lo cual le sirvió para seguir vivo). Juan llegó a Perú en 1530, y por
primera vez a Chile el año 1536, en la tremenda y fracasada campaña de Diego de
Almagro, con el que retornó a Perú. Su segundo viaje a Chile lo hizo el año 1540,
acompañando a Pedro de Valdivia en su expedición inicial. Fue el día 30 de
abril de 1557 cuando Godínez y Francisco de
Villagra derrotaron a Lautaro, quien falleció en la batalla. Ese mismo
año se casó JUAN GODÍNEZ (se supone que tras la victoria) con Catalina de la
Cueva, y tuvieron ocho hijos. Murió en Chile el año 1571. (Seguro que Marmolejo
volverá a hablarnos de él).