viernes, 29 de octubre de 2021

(1553) La noticia de haber sido nombrado gobernador García de Mendoza dejó sin posibilidades de serlo a Villagra y a Aguirre. El cronista narra de manera muy escueta la muerte del gran Lautaro.

 

     (1143) El joven Lautaro se había convertido en un líder excepcional que convencía a los indios de su valentía y su inteligencia, por lo que no salieron a atacar a los españoles, sino que, como él les indicó, se quedaron en el fuerte: "Les dijo también a sus indios que, cuando tocase la trompeta, saliesen a pelear por donde él les señalase, y cuando la volviese a tocar, se retirasen. Con este orden esperó lo que Pedro de Villagra haría, el cual, cuando  llegó, se puso a caballo con toda su gente en un alto junto al fuerte. Luego mandó a quince soldados que se apeasen y fueran a ver de cerca cómo estaba. Los indios los dejaron acercarse y, cuando estuvieron junto al fuerte, salieron por dos partes, y, rodeándolos, pelearon unos y otros con lanzas, consiguiendo los cristianos matar a algunos con los arcabuces. Allí fue cosa de ver a un valentísimo soldado esclavón (Esclavonia es una región de Croacia), llamado Andrea, pelear tan bravamente, que al indio que con su espada alcanzaba, lo podía cortar por la mitad. De tal manera peleaba que, aunque quebró su espada, no osaban los indios llegar a él, por el mucho temor que le tenían".

     Al  final, Lautaro tuvo que disimular su fracaso, y también algunos soldados españoles criticaron la blanda actitud de su capitán: "Viendo Pedro de Villagra que le estaban hiriendo a su avanzadilla de soldados, los comenzó a retirar. Los indios, que serían unos seiscientos, fueron tras ellos, y,  a un soldado natural de Zamora, llamado Bernardino de Ocampo, que había peleado valientemente y llevaba la rodela a la espalda para protegerse de las flechas, un indio lo alcanzó y le asió de la rodela con tanta fuerza, que quebrantó la correa con que iba asida y se la llevó. Pedro de Villagra se retiró tanto como un tiro de arcabuz, pues ya era tarde y tenía intención de volver para pelear de otra manera. Lautaro, sabiendo que allí estaba perdido, marchó aquella noche del fuerte y se fue al río Maule. Pedro de Villagra fue por la mañana a ver el fuerte, y al  no hallarlos, se informó de que no los podía alcanzar, porque iban, para su seguridad, por el monte y por malos pasos para caballos. Después de haber hablado con algunos principales, decidió ir a Santiago. En esa jornada que habían llevado a cabo, perdió, entre los que competían con él, la reputación que tenía de ser un valioso hombre de guerra".

     Aunque los dos estaban privados del título de gobernador de Chile, seguía siendo muy tensa la relación entre Francisco de Villagra y Francisco de Aguirre, hasta el extremo de que Villagra, sacado de quicio, ya pensaba en atacar directamente a su competidor. Además se daba la circunstancia de que, jerárquicamente, Villagra había quedado favorecido, porque, como hemos visto, la Audiencia de Lima lo había nombrado corregidor  de todo el territorio de Chile. De nada servían los mensajes que Villagra le enviaba a Aguirre para que fuera a verlo con el fin de tratar cuestiones sobre el trato de los indios. Como  no contestaba, Villagra estaba decidido a recurrir a la fuerza:  "Viendo que en tres meses no había podido persuadirle para que viniese a verlo, determinó ir personalmente adonde él, y si estuviera todavía en Copiapó, castigarlo según justicia, porque tenía consigo la gente necesaria para hacerlo, y, además, iría como representante del Rey".

 

     (Imagen) ¿Qué hacer cuando hay dos gallos en un corral? Quizá lo mejor sea quitar a los dos y traer uno  nuevo: "Por entonces llegó un soldado que lo enviaba el marqués de Cañete, virrey del Perú, el cual les hizo saber la muerte de Jerónimo de Alderete (como sabemos, recién designado gobernador), y que, por esa razón, había nombrado gobernador de Chile a don García de Mendoza, su hijo. Aguirre recibió la carta del marqués, y escribió a Villagra diciéndole que mirase cómo eran tratados (quería un tratamiento más distinguido), porque en el sobre decía 'Muy noble señor'. Villagra le contestó que, de cualquier manera que el señor virrey lo tratase, sería mucha merced la que le hacía. Luego salió a recibir al mensajero con trompetas; y mandó que le dieran quinientos pesos de oro. Después Villagra escribió al virrey, y a don García, su hijo, y se volvió a Santiago con la gente que tenía, pasando por la ciudad Imperial para dar noticia sobre el nombramiento del nuevo gobernador de Chile. Siguiendo luego su camino, topó con el capitán Juan Godínez, que iba con veinte hombres en busca de Lautaro, porque este cacique, llegado a su tierra, dijo que los indios de Santiago estaban dispuestos a echar a los cristianos. Entonces se le juntaron a Lautaro muchos indios valientes,  con los cuales dio vuelta hacia Santiago y tenía desasosegada la ciudad. Al saberlo Francisco de Villagra, caminó junto a Godínez para ir contra Lautaro. Al amanecer, llegaron a un lugar pantanoso, donde estaba con sus indios durmiendo bien descuidado. De inmediato se apearon cincuenta soldados, y, con los indios amigos que llevaban, dieron contra ellos. Los indios de guerra tomaron las armas para luchar, y hallándose cercados de cristianos, pelearon con grande determinación, dando y recibiendo muchas heridas. Lautaro quiso salir de una choza pequeña donde estaba durmiendo, y fue su mala suerte que un soldado, hallándose cerca y sin conocerlo, le atravesó el cuerpo con la espada. Los indios, viéndose sin capitán que los acaudillase, pelearon tan valientemente sin quererse rendir, que un soldado, hombre noble, llamado Juan de Villagra, queriendo temerariamente atacarlos al pasar una ciénaga, confiado en el buen caballo que llevaba, fue muerto a vista de muchos que, aunque quisieron darle socorro, no pudieron. Murieron en este asalto más de trescientos indios, además de otros muchos rendidos y castigados". Evidentemente, esta vez el mítico líder mapuche LAUTARO tuvo un descuido en su hábil estrategia de guerra.




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