jueves, 28 de octubre de 2021

(1552) Ya vimos que Francisco Peña de la Fuente salvó la vida de milagro. Para mayor desgracia de los españoles, surgió entonces la mítica y brava figura de Lautaro, que enardeció a los mapuches.

 

     (1142)  Fue entonces cuando los mapuches tuvieron la suerte de que surgiera de entre ellos un gran líder, cuyo nombre a todos nos suena: "Estando en Santiago los españoles tratando estas cosas, y otras, y cuando los indios de Arauco celebraban los buenos éxitos que habían tenido en la guerra, surgió entre ellos un indio llamado Lautaro  (recordemos que era el criado de Pedro de Valdivia que participó en su muerte), mancebo belicoso. Este y otros, tan ensoberbecidos como él, juntaron a unos trescientos indios, y, sabiendo por mensajeros los deseos de alzarse que tenían los indios de Santiago, tomaron aquel camino con intención de hacer todo el mal que pudiesen a los cristianos. Fueron al río de Maule, donde sacaban oro algunos cristianos. Llegaron dando gritos, y, aunque los  mineros escaparon al monte, mataron a dos de ellos".

     El inteligente Lautaro habló a los indios que estaban allí al servicio de los mineros, din duda de manera forzada, y los convencieron para que fueran adonde sus caciques para que se unieran en su lucha por verse libres de los españoles. La propaganda tuvo un éxito inmediato: "Extendida la noticia por el territorio, vinieron muchos caciques e indios para ver a gente que tan grandes victorias habían tenido contra los cristianos. Estando todos juntos, Lautaro subió en su caballo (gracias a él, los mapuches fueron indios pioneros en su uso), y puesto en medio de todos, les dijo, con palabras recias y bravas, que tomasen las armas y se juntasen todos para pelear, porque, dejándose guiar por él, echarían a los cristianos de toda su tierra. Los indios, animados con sus palabras, le dieron por respuesta que en todo lo que les mandase le obedecerían y que le agradecían mucho el trabajo que había tomado para su remedio".

     El joven y estratega líder empezó de  inmediato a prepararse para la batalla: "Luego el Lautaro, tras examinar la disposición de aquellas tierras, les mandó a los indios, en un lugar conveniente, que hiciesen un foso cercado de hoyos grandes, para que los caballos no pudiesen llegar a él. Como era hombre de guerra, les dijo que, sin duda alguna, los cristianos vendrían a pelear con ellos, pero que, aunque eran valientes, no sabían hacerlo, pues andaban tan cargados de armas que, a pie, enseguida serían derrotados, y, aunque la fuerza que tenían eran los caballos, no podrían utilizarlos en aquel fuerte, y se verían obligados a luchar a pie".

     También los españoles estaban al tanto de los preparativos de los indios: "Francisco de Villagra tuvo enseguida noticia de lo que Lautaro hacía, y, para saber mejor lo que podían hacer, envió a Diego Cano con veinte hombres a caballo. Los indios pelearon con él al paso de una ciénaga en un monte y le mataron un soldado. Diego Cano se retiró a mejor lugar, los indios desollaron el muerto y, llena la piel de paja, lo colgaron de un árbol en el camino. Cuando lo supo Francisco de Villagra, envió con treinta y cuatro soldados al capitán Pedro de Villagra (primo suyo), que había sido su teniente en la ciudad Imperial y  era hombre entendido en cosas de guerra. Lautaro al saberlo, se recogió en su fuerte, y mandó que no les estorbasen el caminar, sino que los dejasen llegar adonde él estaba".

 

     (Imagen) La biografía de FRANCISCO PEÑA DE LA FUENTE está bastante enredada, pero he podido aclarar algunos datos importantes viendo dos documentos, ambos sobre sus méritos. El primero, presentado por él, es del año 1576, y el segundo, redactado por su nieto, de 1579. Hemos visto que Francisco se libró por los pelos en Chile de que lo mataran los indios alcanzando, con apuros, el único bajel que podía llevarle al barco salvador. Francisco nació en Valdepeñas (Ciudad Real) en 1515. Ya estaba en Perú el año 1537, y fue entonces  enviado por Pizarro con Alonso de Alvarado para enfrentarse a Diego de Almagro, que los derrotó en la batalla de Abancay. En 1542, siempre fiel a la Corona, luchó en la batalla de Chupas, bajo el mando de Cristóbal Vaca de Castro, contra el joven y trágico Diego de Almagro el Mozo (quien trataba de vengar a su padre), lo derrotaron y fue ejecutado. Un año después, fue con Diego de Rojas, Felipe Gutiérrez y Nicolás de Heredia a descubrir tierras e imposibles tesoros en la zona norte de Río de la Plata. Volvieron cuatro años después, y, al llegar a la peruana Potosí, se encontraron con que venía huyendo Lope de Mendoza, derrotado por el terrible Francisco de Carvajal, maestre de campo del rebelde Gonzalo Pizarro. Los tres se pusieron de inmediato a las órdenes de Lope de Mendoza, por constarles que era fiel al Rey, y siguieron luchando contra los rebeldes hasta vencerlos en Jaquijaguana. Fue entonces (año 1547), y no antes (como a veces se dice), cuando Francisco Peña fue a Chile. En algunas fuentes, para aclarar el enigma de que Francisco estuviera con Pedro de la Gasca en la batalla de Jaquijaguana, se ha dado por hecho que, estando en Chile, volvió a Perú, y finalizada la batalla, regresó, pero el documento de méritos presentado por su nieto no admite dudas: no había estado en Chile antes.  Luego, desde que llegó a este país, hizo extraordinarias proezas en la lucha contra los araucanos, y tuvo gran protagonismo político. Incluso le encargaron, en 1578, que expulsara de la costa de Valparaíso al pirata inglés Francis Drake. Solo queda otra duda: a pesar de que el documento de los méritos de FRANCISCO PEÑA DE LA FUENTE que presentó su nieto, el año 1579, da a entender que ya había muerto (ver imagen), algunos dicen que aún vivía entonces, y que redactó su testamento en 1590. Para saber más sobre su vida y  milagros, el cronista Marmolejo seguirá sacándolo a escena.




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