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Fue entonces cuando los mapuches tuvieron la suerte de que surgiera de
entre ellos un gran líder, cuyo nombre a todos nos suena: "Estando en
Santiago los españoles tratando estas cosas, y otras, y cuando los indios de
Arauco celebraban los buenos éxitos que habían tenido en la guerra, surgió
entre ellos un indio llamado Lautaro (recordemos
que era el criado de Pedro de Valdivia que participó en su muerte), mancebo
belicoso. Este y otros, tan ensoberbecidos como él, juntaron a unos trescientos
indios, y, sabiendo por mensajeros los deseos de alzarse que tenían los indios
de Santiago, tomaron aquel camino con intención de hacer todo el mal que
pudiesen a los cristianos. Fueron al río de Maule, donde sacaban oro algunos
cristianos. Llegaron dando gritos, y, aunque los mineros escaparon al monte, mataron a dos de
ellos".
El inteligente Lautaro habló a los indios
que estaban allí al servicio de los mineros, din duda de manera forzada, y los
convencieron para que fueran adonde sus caciques para que se unieran en su
lucha por verse libres de los españoles. La propaganda tuvo un éxito inmediato:
"Extendida la noticia por el territorio, vinieron muchos caciques
e indios para ver a gente que tan grandes victorias habían tenido contra los
cristianos. Estando todos juntos, Lautaro subió en su caballo (gracias a él,
los mapuches fueron indios pioneros en su uso), y puesto en medio de todos,
les dijo, con palabras recias y bravas, que tomasen las armas y se juntasen
todos para pelear, porque, dejándose guiar por él, echarían a los cristianos de
toda su tierra. Los indios, animados con sus palabras, le dieron por respuesta
que en todo lo que les mandase le obedecerían y que le agradecían mucho el
trabajo que había tomado para su remedio".
El joven y estratega líder empezó de inmediato a prepararse para la batalla:
"Luego el Lautaro, tras examinar la disposición de aquellas tierras, les
mandó a los indios, en un lugar conveniente, que hiciesen un foso cercado de
hoyos grandes, para que los caballos no pudiesen llegar a él. Como era hombre
de guerra, les dijo que, sin duda alguna, los cristianos vendrían a pelear con
ellos, pero que, aunque eran valientes, no sabían hacerlo, pues andaban tan
cargados de armas que, a pie, enseguida serían derrotados, y, aunque la fuerza
que tenían eran los caballos, no podrían utilizarlos en aquel fuerte, y se
verían obligados a luchar a pie".
También los españoles estaban al tanto de
los preparativos de los indios: "Francisco de Villagra tuvo enseguida noticia
de lo que Lautaro hacía, y, para saber mejor lo que podían hacer, envió a Diego
Cano con veinte hombres a caballo. Los indios pelearon con él al paso de una
ciénaga en un monte y le mataron un soldado. Diego Cano se retiró a mejor lugar,
los indios desollaron el muerto y, llena la piel de paja, lo colgaron de un
árbol en el camino. Cuando lo supo Francisco de Villagra, envió con
treinta y cuatro soldados al capitán Pedro de Villagra (primo suyo), que
había sido su teniente en la ciudad Imperial y
era hombre entendido en cosas de guerra. Lautaro al saberlo, se recogió en
su fuerte, y mandó que no les estorbasen el caminar, sino que los dejasen
llegar adonde él estaba".
(Imagen) La biografía de FRANCISCO PEÑA DE
LA FUENTE está bastante enredada, pero he podido aclarar algunos datos
importantes viendo dos documentos, ambos sobre sus méritos. El primero,
presentado por él, es del año 1576, y el segundo, redactado por su nieto, de
1579. Hemos visto que Francisco se libró por los pelos en Chile de que lo
mataran los indios alcanzando, con apuros, el único bajel que podía llevarle al
barco salvador. Francisco nació en Valdepeñas (Ciudad Real) en 1515. Ya estaba
en Perú el año 1537, y fue entonces
enviado por Pizarro con Alonso de Alvarado para enfrentarse a Diego de
Almagro, que los derrotó en la batalla de Abancay. En 1542, siempre fiel a la
Corona, luchó en la batalla de Chupas, bajo el mando de Cristóbal Vaca de
Castro, contra el joven y trágico Diego de Almagro el Mozo (quien trataba de
vengar a su padre), lo derrotaron y fue ejecutado. Un año después, fue con
Diego de Rojas, Felipe Gutiérrez y Nicolás de Heredia a descubrir tierras e
imposibles tesoros en la zona norte de Río de la Plata. Volvieron cuatro años
después, y, al llegar a la peruana Potosí, se encontraron con que venía huyendo
Lope de Mendoza, derrotado por el terrible Francisco de Carvajal, maestre de
campo del rebelde Gonzalo Pizarro. Los tres se pusieron de inmediato a las
órdenes de Lope de Mendoza, por constarles que era fiel al Rey, y siguieron
luchando contra los rebeldes hasta vencerlos en Jaquijaguana. Fue entonces (año
1547), y no antes (como a veces se dice), cuando Francisco Peña fue a Chile. En
algunas fuentes, para aclarar el enigma de que Francisco estuviera con Pedro de
la Gasca en la batalla de Jaquijaguana, se ha dado por hecho que, estando en
Chile, volvió a Perú, y finalizada la batalla, regresó, pero el documento de
méritos presentado por su nieto no admite dudas: no había estado en Chile
antes. Luego, desde que llegó a este
país, hizo extraordinarias proezas en la lucha contra los araucanos, y tuvo
gran protagonismo político. Incluso le encargaron, en 1578, que expulsara de la
costa de Valparaíso al pirata inglés Francis Drake. Solo queda otra duda: a
pesar de que el documento de los méritos de FRANCISCO PEÑA DE LA FUENTE que
presentó su nieto, el año 1579, da a entender que ya había muerto (ver imagen),
algunos dicen que aún vivía entonces, y que redactó su testamento en 1590. Para
saber más sobre su vida y milagros, el
cronista Marmolejo seguirá sacándolo a escena.
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