(52) - Buona notte, caro e infaticábile
cronista. Veamos cómo se fue metiendo tercamente la Iglesia en un tenebroso
callejón sin salida.
-
Benvenuto, bravo e ténero Sancio. Aunque parezca increíble, en los muchos
siglos que duró el poder terrenal del Papado solo hubo veinte años de
funcionamiento exclusivamente religioso, y bastaron para demostrar que una
iglesia política es un mundo al revés. Hacia el 935, pocos años después de
morir el abominable papa Sergio, se hizo con el poder de Roma Alberico,
hermanastro del entonces papa Juan XI. Tuvo el enorme acierto de separar los dos
poderes, reservándose solamente el civil. Fue una bendición para los romanos
como gobernante, y también para el Papado al reducir sus competencias
estrictamente a lo espiritual. Pero Alberico lo volvió a estropear con un tonto
error sentimental, al mejor estilo Corleone. Utilizando sus influencias, lo
dejó todo bien atado para que su hijo Octaviano le sucediera como señor de Roma
y, al mismo tiempo, papa. Tomó el nombre, con 18 años, de Juan XII, y fue uno
de los más degenerados y crapulosos de toda la historia vaticana, con el
“dignísimo” apodo de El Fornicario. De manera que la horrible comedia se puso
otra vez en marcha, con una larga lista de papas capaces de crucificar de nuevo
a Jesucristo. Muchos años después, hacia
1350, se quejaba inútilmente Giovanni de Mussi: “Hace más de mil años que estos
territorios fueron dados a los sacerdotes, y desde entonces se han librado las
guerras más violentas. ¿Cómo es posible que no haya habido nunca un buen papa
para remediar tales males y que se hayan hecho tantas guerras por esas efímeras
posesiones? Verdaderamente no podemos servir a Dios y a la riqueza al mismo
tiempo; no podemos estar con un pie en el Cielo y otro en la Tierra”. Así que
había algunos que veían claro lo que pasaba.
-
Pero, mi dulce soñador, los que están en la cúspide del poder no lo ven o no
quieren verlo. No frenan los abusos sino
las protestas contra ellos, agarrados terca y pornográficamente a la poltrona,
confiando en que el diluvio universal les llegue después de muertos,
aunque algunos calculan mal los tiempos
y les cuesta la cabeza. ¿Te ha gustado mi little speech, my boy?
- Has hablado como un oráculo, porque el que lo
probó lo sabe. Daremos mañana un salto hasta el año
1455; el mismo cántaro seguía yendo a la misma fuente, y no tardaría en
romperse. El cielo estaba negro, brumoso, revuelto, ominoso, retumbante, y
nadie comprendió que llegaba una espantosa ciclogénesis explosiva.
-
¿O sea que es eso lo que significa? Vaya cursilada: yo creía que se trataba de
alguna diarrea especialmente grave. Ciao, piccolino.
-
A domani, mío caro. Pondremos la foto de Juan XII coronando a Otón I.
Alberico
II hizo el milagro de tener separada a la Iglesia del poder durante 20 años. Y
todo lo echó por tierra otra vez al hacer papa a su hijo Juan XII "el
Fornicario" (la madre que me parió, pequeñín). Fue uno de los peores papas
de la Historia. Pero papa, al fin y al cabo. Por eso el cuadro le representa
nombrando a Otón I como primer emperador del Sacro Imperio Romano Germánico. No
le des más vueltas al asunto, porque nunca dejarás de ser tropa. Pero ríe, ríe
sin parar y estruendosamente, como nosotros en Quántix.
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