sábado, 10 de octubre de 2015

(17) - Querido Félix: esta vez voy a empezar elogiando nuestro libro. Has escrito un texto amplio, con objetividad, cuidando la sintaxis, sin florituras pero brillante, dando una lección de historia clara y amena, contando muchas cosas que se han ido pasando por alto, y lleno de anécdotas rebozadas con un fino sentido del humor. Deberían darte el Premio Comillas de Biografías.
     - Hola, querido padrino. Te estás pasando.
     - Ni pasando ni leches.
     - Esa expresión es vulgar.
     - Pues peor sería la respuesta airada de vuestro rey: “¡Ni Juanito ni hostias!”. Te juzgo con objetividad. No soy como aquella entrañable madre que, cuando desfilaba su hijo en la jura de la bandera, exclamó arrebatada: “¡Cuánto vale mi niño, es el único que lleva bien el paso!”. Pero, por si no reconocen tus méritos, te nombro de inmediato Doctor Honoris Causa de la Universidad Central de Quántix. También veo que, a pesar de tus obsesivas revisiones, se te ha colado como un virus alguna errata. Pero no te asustes. No te ha vuelto a ocurrir el trágico desliz de aquella acta oficial que redactaste en Carranza. El diabólico teclado de las máquinas de escribir tiene la i al lado de la o, y escribiste “escroto” en lugar de “escrito”. Ahí no lo oyes, pero todos los cuánticos han soltado ahora, de sus millones de bocas, tal carcajada que reventaría los tímpanos de  la humanidad entera.
     - Como inocente revancha, voy a copiar las palabras de la reina Isabel cuando te rebajó los humos para el resto de tu vida: aprendiste la lección, y terminaste por ser uno de los oficiales más estimados por Isabel y Fernando: “Por parte de la ciudad de Sevilla me han fecho relación de que vos, Doctor Sancho de Matienzo, fecisteis justiciar tres hombres, trayéndoles a la vergüenza por la calle, y al que era lego, le fecisteis azotar. Y porque Yo he sido informada de que lo que vos mandasteis es cosa nueva y  nunca vista, Yo soy maravillada de vos tener tal osadía, e para que de aquí adelante no se fagan las semejantes novedades en perjuicio de mi jurisdicción real, Yo vos mando que no fagades las dichas novedades”.
       - Todavía me tiemblan las piernas. Buenas  noches, Príncipe de Maine.

     - Buenas noches, Rey de Nueva Inglaterra.

 

No hay comentarios:

Publicar un comentario