lunes, 12 de octubre de 2015

(21) - Ongi etorri, mi querido padre espiritual.
     - Kaixo, mi querido hijo espiritual. En realidad eres mi hijo putativo, pero aquí en Quántix abundan los guasones y se reirían con la palabreja. Ya sabes que tenemos un número multitudinario de seguidores cuánticos. Ellos sí saben catar el buen vino. Vamos a pasar de largo a mi segundo arzobispo, Don Juan de Zúñiga, porque no duró más que unos meses en el cargo. Pero sí es significativa su trayectoria. Como era habitual entre los altos dignatarios, pertenecía a una familia del más distinguido linaje. Por eso llegó a ostentar el cargo de Maestre de la Orden de Alcántara. Y, ¡alehop!, aquí tenemos una jugada maestra del “sutil” Fernando el Católico: hizo que la Corona se apoderara de esa orden militar, quitándosela a Don Juan, quien, por lo mismo, fue el último maestre civil de esa institución. Claro que hubo una compensación también alambicada: el Rey consiguió el cardenalato para el despojado y le nombraron arzobispo de Sevilla. Tomó posesión de su sede a principios de 1504, se ausentó de inmediato, y murió ese mismo año. Ya sabes que vi muchas veces al impresionante Rey, que incluso vino a Sevilla a hacernos una inspección, y que siempre me tuvo bajo su amparo.
     - ¿No echabas en falta el Valle de Mena?
     - Quedé enamorado de esas dos tierras tan diferentes. Yo y todos mis antepasados absorbimos hasta el tuétano un mismo escenario vivencial: en ese sentido, Matienzo de Ruesga (Cantabria), Matienzo de Carranza (Vizcaya), y el burgalés Valle de Mena son la misma verde, húmeda y montañosa realidad. Pero en Sevilla se me diluía cualquier rastro de la tristeza norteña, que parece empaparte más en lágrimas que en lluvia. Hablemos de las fotos de hoy. Te he visto entrar cual sigilosa sombra en el cementerio de Quintanilla de Pienza, cerquita de mi querido Valle de Mena, recogiendo pruebas fotográficas de que, según dice el poeta, “duran las cosas sencillas”, como la cabeza de Santiago tallada en lo que queda del ábside románico dentro del camposanto. Son dos fotos. En una, está la cabeza con su concha. En la otra, se demuestra, mi pequeño Holmes, que el santo  mira hacia Santiago de Compostela (dirección noroeste), porque sirve de perfecta indicación la rendija del ábside, con su tradicional orientación hacia el Este. Que duermas bien,  Príncipe de los Cartógrafos.

- Gabon, Sancho. ¡Qué deliciosas visitas!


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