(88) - Hola, querido “secre”. Remata ya la
faena con mi sobrino Juan Ortiz de Matienzo, porque la prueba me está
resultando muy dura.
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Vale, sensible ectoplasma. Los, al parecer, modélicos oidores de la segunda
Audiencia, llegaron a México en 1531 para poner fin a los desmanes. Fray Bartolomé
de las Casas, el apocalíptico defensor de los indios, no ahorra elogios al
hablar de ellos. Estos son los datos que da: el presidente fue Sebastián
Ramírez de Villaescusa, obispo de Santo Domingo; los oidores, Alonso Maldonado,
Laínos de Toro, Vasco de Quiroga, y Salmerón. Se quedaron espantados de las
quejas que tenían los vecinos contra los destituidos. Nuño no vino de donde se
encontraba, Jalisco, y los que sufrieron en persona la residencia (juicio) fueron Delgadillo y Matienzo. Dice
Bartolomé que el verdadero culpable era Nuño, y que a los otros dos les
vendieron sus bienes para pagar sus condenas, y los metieron en la cárcel porque
el total no cubría todo lo debido. Se deshace en elogios al hablar del
presidente Ramírez de Villaescusa, que volvió a España para ser, sucesivamente,
presidente de la Chancillería de Granada, luego de la de Valladolid, obispo de
Tuy, de León y de Cuenca. Le parece a Bartolomé que, ya muerto, tiene que estar
en la gloria. Afirma que le conocía bien
y que, antes de ir a Indias, había sido inquisidor en Sevilla. Termina
asegurando que “Delgadillo y Matienzo fueron a Castilla y a sus tierras, muy
pobres y no con buenas famas. Y dende a dos a o tres años, dijeron que murieron”.
El dato es bastante preciso, porque Delgadillo murió en Granada en 1533, y Matienzo,
en España el año 1536. Pero a Juan, le quedaron bienes importantes que heredó
su hija Juana. Me alegra, querido padre putativo, que no solo Bernal, sino
también Bartolomé, siempre tan crítico, haga un comentario que suaviza las
culpas de tu sobrino.
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Y eso que Bartolomé y yo nos mirábamos de reojo. En su momento, hablarás de la
hija de Juan, la independiente Juana Ortiz de Matienzo, para satisfacción mía,
porque la quiero mucho. Pero ahora te doy permiso para que mañana te pongas
llorón dándote un paseo por Madrigal de las Altas Torres, de bello nombre.
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Thank you, daddy. Viene a cuento porque tuve allí parientes que, sin duda, conocieron al mencionado y excepcional oidor
Vasco de Quiroga: uno de los españoles más queridos por los nativos. Ciao.
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Como yo también estoy sentimental, pon la foto que has hecho del trazado
Ruesga-Carranza-Mena. Venceremos, pequeñín. Bye, bye.
¡Oh,
qué alegría!, querido Félix. Algún día será patrimonio de la humanidad la ruta
Matienzo, uniendo los tres sagrados valles, Ruesga, Carranza y Mena. Hablé con
Vitulo, que no está huidizo, sino cabreado por las críticas que se han hecho
temerariamente a Taranco, pero no quiere que su nombre figure en ese recorrido.
Tienes que enmarcar en oro este plano, con los cuatro puntos divinos: 1.-
Matienzo de Ruesga; 2.- Matienzo de Carranza; 3 Villasana, mi patria chica; and
last but non least, 4.- Taranco, adonde llegó en el siglo VIII el heroico abad
Vitulo, desafiando al musulmán, para establecer la semilla de la que brotó
Castilla.
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