miércoles, 11 de noviembre de 2015

(77) - ¡Dong! Llegó la hora: aún retumba el eco de la docena campada en la iglesia de Rosales, y aquí me tienes, mi corderito pascual.
     - Hola, astuto abad. Vienes muy meloso: o te me estás amujerando, viejo conquistador, o planeas algo que ya me lo imagino.
     - Touché: es que también “llegó la hora” de hablar más a fondo de mí y (¡oh my god!) de mis dos sobrinos indianos. Sé bueno, please. Aunque me gusta tu estilo, insigne gloria de la literatura, y miras serenamente los hechos, échanos una manita, que falta hará.
     - No te preocupes, buen Sancho: la Historia no es un cuento de hadas. Empezaremos con lo bonito: vaya puestazo que te dieron. Llevaba años (desde 1492) tu “padrino”, el futuro obispo Juan Rodríguez de Fonseca, encargándose de la administración del tráfico colombino, y creció tanto la bola de nieve que en 1503 los reyes crearon un pequeño, pero luego muy importante y decisivo, organismo nuevo: la Casa de Contratación de las Indias de la Mar Océana.
     - ¡Santo Dios!, lucero mío: fue el gran “golpe” de  mi vida,  resultado de la recomendación de Fonseca, que, todo hay que decirlo, sabía que yo brillaría en ese cargo por mi competencia. Pon la preciosa carta que nos mandó la gloriosa reina, y coméntala mañana.
     - Va por ti, orgullo  de Mena (a ver si se enteran los meneses). El texto, algo resumido, dice: “La Reina: Doctor Sancho de Matienzo, Canónigo de la Santa Iglesia de la ciudad Sevilla, e Francisco Pinelo, Jurado Fiel Ejecu­tor de la dicha ciudad, e Ximeno de Briviesca, Contador de la Ar­mada de las Indias. Sabed que el Rey mi Señor e Yo avemos acor­dado de mandar fundar en la dicha ciudad, en las Atarazanas della (los viejos astilleros), en la parte que pareciere más convenible, una Casa para la contratación y negociación de las Indias e de las costas e de nuestras islas que se han descubierto e descubrieren, a la cual Casa se han de traer todas las mercaderías e otras cosas que fueren necesarias para la dicha contratación, e ha de haber en la dicha Casa un Factor e un Tesorero e un Contador nuestros, que tengan cargo de toda la dicha negociación según más largamente veréis por una nuestra instrucción. Y para lo susodicho manda­mos a vos nombrados e señalados para ello, conviene a saber: A vos el dicho Francisco Pinelo por Factor, e a vos el dicho Doctor Matienzo por Tesorero, e a vos el dicho Ximeno de Briviesca por Contador. Por ende yo vos encargo e mando que aceptéis los di­chos oficios e uséis dellos con toda diligencia e recaudo que fuere necesario, conforme a la dicha instrucción, e de todas las cosas que viéredes que convienen. Dada en Alcalá de Henares a catorce días del mes de hebrero de 1503”.
     - Quedo bañado en ectoplásmicas lágrimas. Bye, my sweet heart.
     - Tengo un grabado de Sevilla que te encantará, tierno Sancho. To see to-morrow.


     Grabado de finales del XVI. Sevilla como yo la conocí. Los reyes querían poner la Casa de la Contratación en las Atarazanas (astilleros). Es ese largo edificio que está en primera línea (hoy se encuentra en el centro de la ciudad). Sólo viendo la pintura se entiende su historia. Delante estaba el amplio Arenal de Sevilla (¡y olé!), y fijaos que el navegable Guadalquivir pasaba a su lado.



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