(87) - Buenas noches, santo Job: no paras de
trabajar. Te adoro.
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Hola, querido Sancho. Es un placer: y ya será la leche cuando estemos siempre
juntos en Quántix. Veamos la mexicana caída en desgracia de tu sobrino.
Solamente fray Juan de Zumárraga pudo con él, aunque arriesgando mucho en el
envite porque la partida estuvo muy equilibrada. Pero fray Juan era mucho fray
Juan: nacido en Durango, franciscano de mucho prestigio, tuvo siempre el
aprecio de Carlos V, que le encomendó la fundación del obispado de México,
adonde llegó en 1528, casualmente en el mismo barco que tu sobrino Juan, que
volvía de España recién nombrado oidor de la nueva audiencia; seguro que la
antipatía mutua fue instantánea. El nuevo obispo, en cuanto llegó, empezó a
poner orden y a enfrentarse contra los abusos que sufrían los indios, pero el
“Trío Calaveras” (Guzmán, Matienzo y Delgadillo) consiguió nada menos que
someterle a juicio, con tanta fuerza que Zumárraga fue obligado volver a España
para dar explicaciones. Uno de los enfrentamientos más agrios lo tuvo
directamente con tu sobrino, que, por su mano poderosa, entró en la iglesia y
sacó a la fuerza a dos que se habían refugiado “a sagrado”, para que, si eran
culpables de algo, los juzgara el obispo, pues alegaban que eran clérigos.
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Ese trastornado sobrino mío me partió el corazón. No esperó a que se aclarara el asunto y ahorcó, por lo
menos, a uno. Da miedo ese poder suyo de vida o muerte.
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Así fue, querido Sancho. Lo deja claro la reclamación procesal que hizo en
México el año 1534 Cristóbal de Angulo, vecino de Palencia, contra los licenciados
Matienzo y Delgadillo sobre la muerte que mandaron ejecutar en Cristóbal de
Angulo, su hijo. Finalmente, Zumárraga pudo convencer al rey de que los tres
oidores eran un desastre: se les destituyó y se nombró a otros jueces, esta vez
ejemplares (¡increíble!), que los sometieron a un juicio empedrado de las más
variopintas acusaciones, y los condenaron con rigor, aunque el escurridizo
Beltrán de Guzmán pudo permanecer ausente durante una temporada: con el tiempo,
también acabaría castigado. Es extraño que fray Juan no haya sido canonizado.
Fue un “multiusos”: creativo, humanista (instaló la primera imprenta de
Indias), caritativo y ejemplar. Quizá se deba a su único error de bulto:
condenó a la hoguera, por hereje, a un cacique bautizado, algo que incluso la
Suprema de la Inquisición, en España, consideró excesivo. Pero, sin duda, fue
uno de los mejores españoles que llegaron por aquellas sufridas tierras. Hasta
mañana. ¿Qué tal Matienzolandia?
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Quizá le convenza a Vitulo y sea Vitumatilandia. Kiss you, my dear.
Este
cuadro del gran Fray Juan de Zumárraga está en la Catedral de México. El texto
dice que nació en Durango. Se le ve rezando ante la Virgen de Guadalupe, que yo
creo que estuvo esperando a que llegara este obispo ejemplar y a que cayera en
desgracia mi sobrino Juan (y sus dos “socios”) para aparecérsele al indio Juan
Diego.
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