(67) - Vamos allá, pequeñín: mete caña
mostrando un esperpento histórico. Se concede vía libre para a la carcajada y
el cabreo.
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Y tú, querido ectoplasma, que lo veías como una brillante solución… Menuda
avería teníais en la cabeza. Lo curioso es que “el invento” surgió para quitarse
de encima las broncas de los frailes, dormir con la conciencia tranquila, y
seguir explotando a los indios. Se le encargó a Juan López Palacio Rubios (un
brillante jurista, y, para mayor contradicción, buena persona) que redactara un
“Requerimiento” a los nativos de sumisión, que, de no ser aceptado, diera vía
libre al ataque militar y a su conversión en esclavos. El primero que lo puso
en práctica (parece una broma del destino) fue la mala bestia de Pedrarias
Dávila. Habrá que poner el texto completo (en dos partes), porque no tiene de
desperdicio, aunque lo mismo daba: los indígenas no entendían nada, ni los
traductores eran doctos funcionarios de la ONU. La “parida” es del año 1513, y
dice así: “De parte del Rey, Don Fernando, y de su hija, Doña Juana, Reina de
Castilla y de León (Isabel había muerto), domadores de pueblos bárbaros, nosotros
sus siervos, os notificamos y os hacemos saber, como mejor podemos: Que Dios
nuestro Señor, uno y eterno, creó el cielo y la tierra, y un hombre y una
mujer, de quien nos y vosotros y todos los hombres del mundo fueron y son
descendientes. Mas por la muchedumbre de la generación que destos ha salido desde
hace cinco mil y hasta más años que el mundo fue creado, fue necesario que los
unos hombres fuesen por una parte y los otros por otra, y se dividiesen por
muchos reinos. De todas estas gentes
Dios nuestro Señor dio cargo a uno, que fue llamado San Pedro, para que de
todos los hombres del mundo fuese señor, a quien todos obedeciesen, y fue
cabeza de todo el linaje humano, dondequiera que los hombres viviesen en
cualquier ley, secta o creencia. Y él mandó poner su silla en Roma, como en
lugar más aparejado para regir el mundo, y juzgar y gobernar a todas las
gentes, cristianos, moros, judíos, gentiles o de cualquier otra creencia que
fuere. A este llamaron Papa, porque quiere decir admirable, padre mayor y
gobernador de todos los hombres. Uno de los Pontífices pasados que sucedió en
aquella dignidad (el papa español Alejandro VI), como señor del mundo, hizo donación
destas islas y tierra firme del Mar Océano a los dichos Rey y Reina y sus
sucesores en estos Reinos, con todo lo que en ella hay, según se contiene en
ciertas escrituras que sobre ello pasaron, que podréis ver si queréis. Así que
sus Majestades son Reyes y señores desta islas y tierra firme, y como a tales
Reyes y señores casi todas las islas a quienes esto ha sido notificado han
recibido a sus Majestades, y los han obedecido y servido como los súbditos lo
deben hacer, y con buena voluntad y sin ninguna resistencia ni dilación, y
recibieron a los varones religiosos que sus Altezas les enviaban para que les
predicasen nuestra santa fe, y todos ellos de su libre voluntad, sin premio ni
condición alguna, se tornaron cristianos y lo son, y sus Majestades los
recibieron alegre y benignamente, y así los mandaron tratar como a los otros
súbditos y vasallos; y vosotros sois tenidos y obligados a hacer lo mismo”.
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Vale, querubín; mañana, la segunda parte: las amenazas. Ciao.
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Seguiremos aguantando esa vergüenza ajena. Va bene, caro.
Así eran de protocolarios los
"conquistadores". Llegaban y tomaban posesión. Acto seguido, se leía
el "requerimiento", y todo constaba en acta. Si encontraban
oposición, arrasaban. Pero nadie iba por libre: todo estaba sometido a la
legislación real; era una maquinaria bien engrasada.
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