(73) - Vamos allá,
corazón. Termina la extraordinaria carta de Motolinía.
- Hola, tierno abad. Parece que está aquí
con nosotros. Sigue así: “Sepa V. Maj. que agora, en los postreros navíos, han
venido impresos (de Bartolomé) que no pequeño alboroto e escándalo han puesto
en toda la tierra, porque a los conquistadores e encomenderos e a los
mercaderes los llama tiranos, robadores, violentadores y raptores. Dice que
todos los tributos son mal llevados, injusta y tiránicamente. Si así fuese,
buena estaba la conciencia de V. Majestad, pues tiene e lleva la mitad e más de
todas las provincias e pueblos más principales; e los encomenderos e
conquistadores no tienen más de lo que V. Maj. les manda dar. De manera que la principal injuria hace a V. Majestad, e
condena a los letrados del Consejo e a todos los que hay e ha habido en esta
Nueva España, eclesiásticos e seglares, e a presidentes e Audiencias. Y piensa
que todos yerran e quél sólo acierta, porque dice estas
palabras: ‘todos los conquistadores han sido robadores raptores e los más
calificados en mal e crueldad que nunca jamás fueron’. Todos los conquistadores
dice, sin sacar ninguno. Yo me maravillo cómo V. Majestad e los de vuestros
Consejos han podido sufrir tanto tiempo a un hombre tan pesado, inquieto,
inoportuno e bullicioso e pleitista en hábito de religión, tan desasosegado,
tan mal criado e tan injuriador e perjudicial e tan sin reposo. Cuando vino obispo
e llegó a Chiapas, le recibieron con mucho amor, e dende a muy pocos días, los
excomulga e póneles 15 o 16 leyes, e déjales e vase adelante. A éste le
escribía el obispo Betanzos que a las ovejas había vuelto cabrones, e, de buen
carretero, hecho el carro delante e los bueyes detrás. Y dice asimismo que
ningún español tuvo buena fe en comprar e vender esclavos. E no hubo razón,
pues muchos años se vendieron por las plazas con el hierro de V. Maj., e
algunos años estuvieron muchos cristianos bona fide y en ignorancia
invencible. (Hace Motolinía después un buen compendio de la Historia, con sus
guerras y tributos). Yo no me meto en determinar si fueron estas guerras (de
Indias) más o menos lícitas que aquéllas o cuál es más lícito tributo, éste o
aquél. Reciba Vuestra Majestad esta carta con la intención
que la escribo, e no valga más de cuanto fuere conforme a razón, justicia e
verdad”. Es evidente, queridísimo ectoplasma, que Motolinía actuaba con
prudencia, mientras que Bartolomé jamás dudaba. El final de su carta es una
clara muestra de su apertura de criterio.
Buena vuelta a Quántix, mon bon père. Adieu.
- Y
date cuenta, mi dulce descubridor, que eres demasiado riguroso con mi léxico:
ya ves cómo el obispo Betanzos usa con toda naturalidad la palabra “cabrones”.
Hoy sería muy útil. Au revoire.
Un relieve de fray Toribio de Benavente en
su patria chica, donado por mexicanos. Se diría que el santo varón ha vuelto a
su pueblo para ver las procesiones.
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