domingo, 8 de noviembre de 2015

(72) - Hello, my sweet son. Equilibra las cosas hablando de fray Toribio de Benavente (natural de ese pueblo vallisoletano): acabó harto de Bartolomé de las Casas.
     - Welcome, daddy. Los indios le llamaban Motolinía (hombre pobre) y le veneraban. Era de la orden franciscana, muy culto y buen escritor: fue el primero que publicó un estudio etnográfico sobre los nativos. Compartía con Bartolomé la crítica contra los abusos de los españoles, pero con la prudencia que exigían los límites de lo realmente posible. Hoy nos gustan más los “arreones” de Las Casas, pero la sensatez estuvo de parte de fray Toribio, que tampoco se mordía la lengua cuando procedía.
     - Así fue, imparcial plumífero: me duele lo que dijo de mi sobrino Juan Ortiz de Matienzo, pero la verdad hablaba por su boca.
     - Ciertamente, arrepentido Sancho. La andanada se la tiró al trío de jueces, uno de los cuales era tu pariente. Aseguró que “iba la cosa de tal manera que, como quien se come una manzana, se iban a tragar a los indios”,  y que eran “escorias y heces del mundo”. Pero, no pudiendo soportar más a Bartolomé, le mando al rey la siguiente carta (resumida): “S. C. C. M. Gracia e misericordia e paz a Deo Patre Nostro e Jesu Cristo. Tres cosas me mueven (a escribir) y creo serán para quitar parte de los escrúpulos quel de las Casas pone a V. Maj. y a los de vuestros Consejos, y más con la cosas que agora escribe. Sepa V. Maj.  que, cuando el Marqués del Valle (Cortés) entró en esta tierra, Dios era muy ofendido y los hombres padecían muy cruelísimas muertes. Y, cuando entraron los cristianos, por todos los pueblos había muchos sacrificios, y cada hora ofrecían a los demonios sangre humana. Y, al impedir estas y otras muchas abominaciones que a Dios y al prójimo  eran hechas e plantar nuestra fe católica, e haber plantado Dios una tan grande conversión de gentes donde tantas almas se han salvado, y toda esta tierra puesta en paz y en justicia, si V. Maj. viese cuán devotamente se celebran las festividades, daría mil veces gracias a Dios. No tiene razón el De las Casas de decir lo que dice. (Suplica) que S. Maj. mande ver a los letrados si los enco­menderos  desta Nueva España pueden recibir el sacramento de la penitencia e los otros sacramentos, porque afirma el De las Casas que  no pueden ser absueltos, e a los confesores pone tantos escrúpulos que no falta sino ponerlos en el infierno, e  que esto se consulte con el Sumo Pontífice, porque nos aprovecharía a algunos que hemos bautizado más de cada uno trescientas mil ánimas e desposado otras tantas e con­fesado otra grandísima multitud, si por haber confesado diez o doce conquistadores, ellos y nosotros hemos de ir al infierno. Dice el De las Casas que todo lo que tienen aquí los españoles es mal ganado,  cuando acá hay muchos que por su industria e sudor tienen de comer”. Bye, bye, darling.
     - Be happy, my little boy. Termina mañana la carta del hartazgo.



    En México, a  Fray Totibio de Benavente todo el mundo le conoce como Motolinía. La foto es de un instituto que se llama así en Ciudad Valles; pero son muy numerosas las instituciones y calles que llevan su nombre. Tuvo que hacer mucho bien para que, siendo español, le quieran tanto.


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