(65) - Gabon, biotxa. Tú sabes que en Quántix
lo comprendemos todo, pero nos duele que el hombre haya sido un lobo para el
hombre.
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Ongi etorri, aitatxu. En nuestro libro se explican muchas cosas que nunca nos
enseñaron, como la vergüenza de la esclavitud: un holocausto, especialmente de
la raza negra, arrinconado en los sótanos más profundos de la memoria
histórica. En España era normal tener como criados esclavos negros, y doy por
hecho que tú también lo hacías.
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Homo homini lupus. Estaba tan socialmente aceptado como la posesión de animales
de labranza, aunque, hipócritamente y en teoría, los considerábamos sagrados
hijos de Dios. Sevilla estaba llena de ellos, y el trato que se les daba, en
general, quedaba suavizado por el propio interés de sus “amos” en conservarlos
útiles, siendo sus trabajos relativamente soportables, porque casi todos
estaban destinados al servicio doméstico. La falta de libertad ya era
suficientemente cruel. Pero la gran catástrofe de esa pobre raza llegó cuando
fue explotada hasta la extenuación como pura mano de obra, especialmente en
Indias, adonde llegaban diezmados tras un espantoso viaje desde el territorio
africano en el que habían sido literalmente “cazados”. Explica por qué este
“negocio” fue casi un monopolio portugués.
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Y no lo fue nuestro de milagro. Históricamente, les “tocó” a ellos ser los
máximos traficantes (captura, compra y venta) de la población negra africana,
simplemente porque el papa zanjó a su favor la disputa que tenían con los
españoles sobre el dominio de la costa africana. El acuerdo mutuo definitivo
se concretó en 1479 con el tratado de Alcasovas, respaldado por el papa y
cumplido por ambas partes a rajatabla: España renunciaba a los beneficios
africanos, y Portugal dejaba de pretender Canarias. Los lusos serían en lo sucesivo
los grandes traficantes de negros, y los españoles sus mejores clientes, debido
a los trabajos forzados que requería la explotación intensiva de los
territorios de Indias, aunque la primera consecuencia inmediata fue el aumento
de la llegada a España de esclavos canarios (sí, canarios). La exclusividad de
Portugal nos salvó de “pringarnos” en el negocio de la captura de negros, y,
cuando ese monopolio desapareció, tampoco pudimos dedicarle demasiados
esfuerzos, por no tener medios suficientes ni capacidad para competir
“dignamente” con los holandeses, franceses o ingleses (que nadie presuma de
“limpio”).
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Así fue, caro Félix: toda la Cristiandad, católicos y protestantes, cínicamente
de espaldas al Evangelio. Consuela mi espíritu poniendo de nuevo la foto de San
Pedro Claver. Agur
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Y otra de la premiada película “12 años de esclavitud”. Bihar arte, lastana.
Siglo
XVI. San Pedro Claver practicando la caridad con TODOS los hijos de Dios. Nunca
falta algún ser excepcional que nos reconcilia con el género humano.
Fue premiada justamente con un Óscar la dramática historia de un negro
libre, del siglo XIX, al que con trampas volvieron a esclavizar. A principio
del XX, el sinvergüenza Leopoldo de Bélgica se ensañó brutalmente con la
población del Congo. Vino después el otro holocausto a manos de los nazis.
Pero, pequeño soñador, aunque la humanidad vaya perdiendo ilusiones, puedes
estar seguro de que el mundo es cada vez más hospitalario y civilizado.
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