jueves, 5 de noviembre de 2015

(65) - Gabon, biotxa. Tú sabes que en Quántix lo comprendemos todo, pero nos duele que el hombre haya sido un lobo para el hombre.
     - Ongi etorri, aitatxu. En nuestro libro se explican muchas cosas que nunca nos enseñaron, como la vergüenza de la esclavitud: un holocausto, especialmente de la raza negra, arrinconado en los sótanos más profundos de la memoria histórica. En España era normal tener como criados esclavos negros, y doy por hecho que tú también lo hacías.
     - Homo homini lupus. Estaba tan socialmente aceptado como la posesión de animales de labranza, aunque, hipócritamente y en teoría, los considerábamos sagrados hijos de Dios. Sevilla estaba llena de ellos, y el trato que se les daba, en general, quedaba suavizado por el propio interés de sus “amos” en conservarlos útiles, siendo sus trabajos relativamente soportables, porque casi todos estaban destinados al servicio doméstico. La falta de libertad ya era suficientemente cruel. Pero la gran catástrofe de esa pobre raza llegó cuando fue explotada hasta la extenuación como pura mano de obra, especialmente en Indias, adonde llegaban diezmados tras un espantoso viaje desde el territorio africano en el que habían sido literalmente “cazados”. Explica por qué este “negocio” fue casi un monopolio portugués.
     - Y no lo fue nuestro de milagro. Históricamente, les “tocó” a ellos ser los máximos traficantes (captura, compra y venta) de la población ne­gra africana, simplemente porque el papa zanjó a su favor la disputa que tenían con los españoles sobre el dominio de la costa africana. El acuerdo mutuo defini­tivo se concretó en 1479 con el tratado de Alcasovas, respaldado por el papa y cumplido por ambas partes a rajatabla: España renunciaba a los beneficios africanos, y Portugal dejaba de pretender Canarias. Los lusos serían en lo suce­sivo los grandes traficantes de negros, y los españoles sus mejores clientes, debido a los trabajos forzados que requería la explotación intensiva de los territorios de Indias, aunque la primera consecuen­cia inmediata fue el aumento de la llegada a España de esclavos canarios (sí, canarios). La exclusividad de Portugal nos salvó de “pringarnos” en el negocio de la captura de negros, y, cuando ese monopolio desa­pareció, tampoco pudimos dedicarle demasiados esfuerzos, por no tener medios suficientes ni capacidad para competir “dignamente” con los holandeses, franceses o ingleses (que nadie presuma de “limpio”).
     - Así fue, caro Félix: toda la Cristiandad, católicos y protestantes, cínicamente de espaldas al Evangelio. Consuela mi espíritu poniendo de nuevo la foto de San Pedro Claver. Agur
     - Y otra de la premiada película “12 años de esclavitud”. Bihar arte, lastana.


     Siglo XVI. San Pedro Claver practicando la caridad con TODOS los hijos de Dios. Nunca falta algún ser excepcional que nos reconcilia con el género humano.




     Fue premiada justamente con un Óscar la dramática historia de un negro libre, del siglo XIX, al que con trampas volvieron a esclavizar. A principio del XX, el sinvergüenza Leopoldo de Bélgica se ensañó brutalmente con la población del Congo. Vino después el otro holocausto a manos de los nazis. Pero, pequeño soñador, aunque la humanidad vaya perdiendo ilusiones, puedes estar seguro de que el mundo es cada vez más hospitalario y civilizado.



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