(103)
–Si los moscones molestan, dulce
trovador, se los espanta.
-Era, magnífico abad, una de las tácticas
preferidas de Cortés. Ya vimos que nadie se atrevía a enfrentársele tan
bruscamente como el capitán Alonso de Ávila, y se lo quitó de encima enviándole
con las joyas de Moctezuma a Castilla. ¿Que los soldados casi se le amotinan por la mezquindad del
reparto del botín? Pues les ordena salir de campaña militar a poblar y a castigar a los indios que
habían matado a españoles; partieron varios grupos, uno de ellos bajo el mando
de Sandoval, con la misión de fundar una nueva población; cumplido el encargo,
se bautizó el lugar, que aún pemanece, como Medellín (el nombre del pueblo de
origen de los dos, Cortés y Sandoval). Bernal cita nada menos que cinco
expediciones como radios de un círculo hacia el Atlántico y el Pacífico. Además
interesaba hacerlo, “porque en aquellos días en que habíamos ganado México,
cuando lo supieron en todas las provincias adonde ahora se dirigían, no podían
creer que había sido destruido, y enviaban principales a dar el parabién a
Cortés, hacerse vasallos de Su Majestad, y ver si era verdad que estaba por el
suelo cosa tan temida dellos como fue México”. Di lo que piensas, querido
Sancho.
-Es
algo que no se suele percibir, adorable plumífero: la caída de los aztecas fue
una conmoción enorme en el resto de Centroamérica, y, pasara lo que pasara
después, la primera sensación de aquellas gentes tuvo que ser, no solo de
asombro, sino especialmente de un grandísimo alivio. Resulta expresivo lo que
añade Bernal: “Y los principales hasta traían consigo a sus hijos pequeños y
les mostraban México hablándoles como cuando solemos decir ‘aquí fue Troya”. A
Bernal le solían preguntar por qué muchos conquistadores, incluido él,
prefirieron partir con esas expediciones en lugar de quedarse en México, y lo
explica: “Como veíamos que los pueblos cercanos eran pobres, mirábamos en los
libros de Moctezuma de dónde le traían
los tributos, y allá queríamos ir, pero nos engañamos”. Por otra parte, la vida
en México se había encarecido extraordinariamente, e incluso se falsificaba la
pureza del oro, hasta el punto de que Cortés tuvo que ser implacable: “En
aquella sazón ahorcaron a dos plateros que falsearon las marcas reales de los
quilates mezclando el oro con puro cobre”. Y entonces (no se lo van a creer),
¡mi “padrino” volvió al ataque! ¿Será
posible, Fonsequita? Pero si ya se ha conquistado definitivamente México… Si
todo está resuelto… Si Cortés lo ha hecho primorosamente... No hubo manera: era
una obsesión. A mí solo me quedaban unos meses de vida, y a Fonseca tres años.
Su odio a Cortés se le fue acentuando, y yo nada pude hacer para que abandonara
el desquiciado acoso. Bernal da cuenta de aquel disparate: “En aquella sazón
llegó a la Villa Rica un Cristóbal de Tapia, veedor de Santo Domingo, con
provisiones encaminadas por el obispo don Juan Rodríguez de Fonseca para que le
admitiesen como gobernador de la Nueva España. Y además traía muchas cartas en
blanco para que hiciese nombramientos a
su gusto, con muchos prometimientos de grandes mercedes del obispo si le
dábamos la gobernación a Tapia, y muchas amenazas si no se la entregábamos”.
Cuando lo supo, Cortés echó mano
automáticamente de sus habilidades de enredo; antes de que Tapia llegara a
México, le salieron al paso sus mejores capitanes y fray Pedro de Melgarejo,
“que tenía buena expresiva”. Le dijeron
que respetaban las disposiciones que traía, pero que no se daban por enterados, porque todo era
obra del obispo, que quería casarlo a Tapia “con Petronila de Fonseca, sobrina
o hija suya (yo sé lo que era, pero
bastante tengo con mis propias miserias). Tapia se enojó mucho, pero le
dieron tejuelos de oro, le compraron unos negros, tres caballos y un navío, y,
como era codicioso, se amansó y volvió a la isla de Santo Domingo (vaya papelón)”.
Foto.- El corretón Cortés no se iba a
echar la siesta cuando conquistó definitivamente Tenochtitlán: quiso controlar
rápidamente a todos los indios de Centroamérica. Acaba de mandar a sus
capitanes a la costa atlántica, ya bastante sometida, pero también los va a
enviar a Oaxaca y Michoacán, en la del Pacífico, donde la situación era más
complicada. Con el tiempo, le veremos llegar personalmente, con poca fortuna, a
lugares tan distantes como California y Honduras.
No hay comentarios:
Publicar un comentario