viernes, 1 de abril de 2016

   
(222) MENDAÑA Y SUS HOMBRES SIGUEN EXPLORANDO LAS ISLAS SALOMÓN, CON ALGUNAS PELEAS MUY PELIGROSAS. Quizá fueran estos los nativos que poblaron la lejanísima isla de Pascua, e incluso es posible que llegaran hasta tierras peruanas.

     
(222) – Nos estamos “jartando” de navegar, respetable anciano; ya  sé que ha sido tu vocación malograda. Sigamos con Mendaña.
    - Me limitaré a lo más sustancioso, etéreo reverendo. Se les estaba acabando la comida, y quiso obtenerla de los nativos a cambio de cascabeles y chaquiras (collares de abalorios), pero rechazaron el trato. No pudiendo por las buenas, se vieron obligados a utilizar la fuerza. “De lo cual quedaron los indios muy desabridos”. Mandó a por agua (perdón por la ‘a’,  puntilloso Samper, pero en España la tenemos inoculada) a algunos soldados;  se saltaron la orden de no pisar tierra, seducidos por la vista de unos tentadores cocos, “y los indios dieron sobre ellos y mataron a nueve españoles, que solo se escapó un negro a nado. Hízose el castigo desto luego otro día, quemándoseles muchos pueblos y matando algunos indios”. Descubrieron otra isla grande; respetaron su nombre indígena, Malaita, y así sigue. “Están todas estas islas cuajadas de gente, que es admiración”. Llegaron a otra importante “a la que llamaron San Cristóbal (que conserva el nombre; véase el plano de ayer). Bajaron a tierra y, “en presencia de los indios, tomó posesión, sin que se alteraran”. Eso de momento, porque al día siguiente, “un indio hizo a manera de conjuro metido dentro de un cerco, dando muy grandes voces, empezó a temblar y alteró con esto a todos los indios, y entendimos que había invocado al demonio. Tomaron sus armas, y mandé disparar algunos arcabuces, arremetimos con ellos y ganamos el pueblo”. Llegaron a otra isla que llamaron Santa Ana, “y se vieron en mucho aprieto; dieron los indios a un soldado una lanzada en la cabeza, que le quedó la lanza blandeando en ella. Mas luego se levantó habiéndole sacado otro soldado la lanza. Y al capitán le atravesaron  con una lanza la rodela (escudo) por la embrazadura, y el brazo más de un jeme (separación entre las puntas del dedo índice y el pulgar extendidos: unos 15 cm.). Cosa que no parece hecha con fuerza de un hombre, siendo la lanza sin hierro; y las más de las rodelas estaban igualmente atravesadas. Peleamos animosamente, haciendo huir a los indios. Trujimos 4 dellos para lenguas, porque 10 que traíamos de las islas de atrás, se nos huyeron. Y destos, se nos huyeron dos”. Sayonara, daddy.
     - ¿Por qué  Mendaña “pasa” de su compañero Sarmiento? Ya se verá.  Con Dios.


     Todo fue encadenado. En medio del inmenso Pacífico está la isla (más aislada que ninguna) de Pascua, con su enigmática cultura de gigantes estatuas, y tan desarrollada que tenía escritura jeroglífica. Los nativos eran de raza polinésica. Solitarios en un círculo cerrado de más de 3.000 km. Si fueron capaces de establecerse allí, también es posible que llegaran hasta el territorio continental de los incas. Esto, y otras pistas, le hizo pensar, con razón, a Sarmiento que, más al sur de las Molucas y de Filipinas, quizá hubiera otra extensa “Terra Incognita”. Por eso le había dado el tostón al gobernador de Perú Lope García de Castro para poner en marcha una expedición, y acabó de convencerlo con la sugerencia de que fuera al mando su novato sobrino Álvaro de Mendaña (en mala hora). Hay una frase de Sarmiento que hace suponer que él no creía sinceramente en el mito de las minas de Salomón. Al volver del viaje, le dice al rey: “Puede V. Majestad sin escrúpulo mandar conquistar las islas del archipiélago de Nombre de Jesús, vulgarmente llamadas de Salomón, aunque no lo son”. Pero ya sabemos ahora que este nombre fantasioso ha sido el que ha perdurado.
    
                        



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