(222) MENDAÑA Y SUS HOMBRES SIGUEN EXPLORANDO LAS ISLAS SALOMÓN, CON ALGUNAS PELEAS MUY PELIGROSAS. Quizá fueran estos los
nativos que poblaron la lejanísima isla de Pascua, e incluso es posible que
llegaran hasta tierras peruanas.
(222) – Nos estamos “jartando” de navegar, respetable anciano; ya sé que ha sido tu vocación malograda. Sigamos con Mendaña.
- Me limitaré a lo más sustancioso, etéreo
reverendo. Se les estaba acabando la comida, y quiso obtenerla de los nativos a
cambio de cascabeles y chaquiras (collares de abalorios), pero rechazaron el
trato. No pudiendo por las buenas, se vieron obligados a utilizar la fuerza.
“De lo cual quedaron los indios muy desabridos”. Mandó a por agua (perdón por
la ‘a’, puntilloso Samper, pero en
España la tenemos inoculada) a algunos soldados; se saltaron la orden de no pisar tierra,
seducidos por la vista de unos tentadores cocos, “y los indios dieron sobre
ellos y mataron a nueve españoles, que solo se escapó un negro a nado. Hízose
el castigo desto luego otro día, quemándoseles muchos pueblos y matando algunos
indios”. Descubrieron otra isla grande; respetaron su nombre indígena, Malaita,
y así sigue. “Están todas estas islas cuajadas de gente, que es admiración”.
Llegaron a otra importante “a la que llamaron San Cristóbal (que conserva el
nombre; véase el plano de ayer). Bajaron a tierra y, “en presencia de los
indios, tomó posesión, sin que se alteraran”. Eso de momento, porque al día
siguiente, “un indio hizo a manera de conjuro metido dentro de un cerco, dando
muy grandes voces, empezó a temblar y alteró con esto a todos los indios, y
entendimos que había invocado al demonio. Tomaron sus armas, y mandé disparar
algunos arcabuces, arremetimos con ellos y ganamos el pueblo”. Llegaron a otra
isla que llamaron Santa Ana, “y se vieron en mucho aprieto; dieron los indios a
un soldado una lanzada en la cabeza, que le quedó la lanza blandeando en ella.
Mas luego se levantó habiéndole sacado otro soldado la lanza. Y al capitán le
atravesaron con una lanza la rodela
(escudo) por la embrazadura, y el brazo más de un jeme (separación entre las
puntas del dedo índice y el pulgar extendidos: unos 15 cm.). Cosa que no parece
hecha con fuerza de un hombre, siendo la lanza sin hierro; y las más de las
rodelas estaban igualmente atravesadas. Peleamos animosamente, haciendo huir a
los indios. Trujimos 4 dellos para lenguas, porque 10 que traíamos de las islas
de atrás, se nos huyeron. Y destos, se nos huyeron dos”. Sayonara, daddy.
- ¿Por qué
Mendaña “pasa” de su compañero Sarmiento? Ya se verá. Con Dios.
Todo fue encadenado. En medio del inmenso
Pacífico está la isla (más aislada que ninguna) de Pascua, con su enigmática
cultura de gigantes estatuas, y tan desarrollada que tenía escritura
jeroglífica. Los nativos eran de raza polinésica. Solitarios en un círculo
cerrado de más de 3.000 km. Si fueron capaces de establecerse allí, también es
posible que llegaran hasta el territorio continental de los incas. Esto, y
otras pistas, le hizo pensar, con razón, a Sarmiento que, más al sur de las
Molucas y de Filipinas, quizá hubiera otra extensa “Terra Incognita”. Por eso
le había dado el tostón al gobernador de Perú Lope García de Castro para poner
en marcha una expedición, y acabó de convencerlo con la sugerencia de que fuera
al mando su novato sobrino Álvaro de Mendaña (en mala hora). Hay una frase de
Sarmiento que hace suponer que él no creía sinceramente en el mito de las minas
de Salomón. Al volver del viaje, le dice al rey: “Puede V. Majestad sin
escrúpulo mandar conquistar las islas del archipiélago de Nombre de Jesús,
vulgarmente llamadas de Salomón, aunque no lo son”. Pero ya sabemos ahora que
este nombre fantasioso ha sido el que ha perdurado.
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