sábado, 16 de abril de 2016

(237) EL ENTRAÑABLE QUIRÓS sigue desvariando en la carta que le escribe al rey, mezclando un descubrimiento real con fantasías sobre su importancia. Por compasión, le concedieron un destino en Perú, emprendió el viaje y murió en Panamá. Brindemos por la grandeza de su heroica alma.

(237) – Da pena despedirse de estos personajes, jovencito.
- Cada vida es un mundo, reve. Nos va a dejar tristes Quirós con sus sueños rotos. Da pena verlo haciendo ‘casting’ con una exhibición de  lealtad y fe cristiana delante del rey. Le dice: “Estas son las grandezas y bondad de las tierras que descubrí, de las cuales tomé posesión debajo de vuestro estandarte real. Se levantó una cruz y se fundó la iglesia de Ntra. Sra. De Loreto, donde se ganó el jubileo del día de Pentecostés, con procesión de Corpus Christi, enarbolando tres banderas de campo, en las que mostré las dos columnas (Plus Ultra) al lado de vuestras armas reales. Así que puedo decir con razón (era un buen geógrafo, pero se equivocó) que, en lo que respecta a esta parte, se acabó Plus Ultra (no hay más que descubrir), y en lo que se contiene más adelante y atrás. Y todo lo hice como vuestro leal vasallo, para que luego suene esta grandeza con el título de Austrialia del Espíritu Santo, adonde el Señor me llevó y me lo mostró, y me ha traído ahora a presencia de V. M., donde estoy con la mesma voluntad que siempre tuve”. (Sancho Panza le habría dicho: ‘Mirad, mi señor don Pedro de Quirós, que no son gigantes, sino molinos’).
     - Vivía en una nube, querido y sentimental cronista. Luego brota con fuerza el místico: “Para que allá sea Dios conocido, creído, adorado y servido, siéndolo tanto ahora el demonio. Y daría mucho cuidado si allá fuesen enemigos de la Iglesia Romana a sembrar falsas doctrinas. Vuestra Majestad pida las albricias (un premio, en este caso del papa) de una tan señalada merced de Dios guardada para vuestro feliz tiempo. Yo, señor, las pido, y para ello están ya los galeones puestos, y cada hora que se pierde, jamás se ha de cobrar”. Patina del todo: no tiene la licencia y ya habla de que las naos está preparadas. El último párrafo es impagable, por expresar fielmente ‘su verdad’, pero sus enemigos lo utilizaron para ridiculizarlo: “Si a Cristóbal Colón sus sospechas le hicieron porfiado, a mí me hace tan importuno lo que vi y lo que palpé, por lo cual pido que V. M. me ayude para conseguir lo propuesto. Señor: grande obra es esta, pues el demonio (a través de los envidiosos) le hace tan mortal guerra, y no podrá tanto siendo V. M. defensor della”. ¿Qué te parece la comparación, baby?
     - Muy acertada: dos grandes soñadores. Pero el juguetón destino convirtió en un continente nuevo  las fantasías del genovés, y en una simple isla las tierras que Quirós palpó con sus manos. Ciao.



     Pues bien, queridos hermanos: Quirós pasó la última etapa de su corta vida (49 años) mendigándole al rey una licencia para volver a explorar ‘Austrialia’. No hay pistas de su esposa, Ana Chacón, ni de sus dos hijos. Sufrió el escarnio de la Corte y del populacho. Él mismo cuenta que, al entrar en una iglesia con el desaliño de los pobres, algún superhombre le dijo: “Malos zapatos trae el segundo Colón”. Como sin duda era un cargante, los reyes le dieron una recomendación para que dejara de atosigar y llevara su cantinela a Perú, para donde se puso en marcha, pero no pudo pasar de Panamá: allí acabó su vida, se fue al paraíso soñado y quedó para siempre olvidado bajo diez palmos de tierra. Sin embargo, de vez en cuando, alguien se acuerda de él, como en nuestras tertulias, soñador pendolista, y allá donde su huella permanecerá para siempre: la Isla de Espíritu Santo, en cuyo archipiélago, Vanuatu, le acuñaron una moneda de la serie “History of seafaring” (Historia de la navegación). Brindemos por sus hazañas, y hasta por su loca fantasía.


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