lunes, 4 de abril de 2016

(225) POR FIN LLEGA MENDAÑA A MÉXICO, ¡tras dos años de viaje! Poco después, lo consigue también EL GRAN SARMIENTO, al que ya daban por muerto.

(225) – Qué hermoso puede ser el mar, querido nostálgico. El protagonista de Moby Dick huía de la tierra para sumergirse en la belleza de lo que él llamaba  un “sentimiento oceánico”.
     - Certo, caro Sancio. Y luego Freud utilizó la expresión para referirse al misticismo (con su habitual negatividad). Pero como dice la vieja canción, “ese mar que ves tan bello, es un traidor”. Mendaña y sus desorientados pilotos se vieron metidos en una trampa: tres meses navegando y no sabían dónde estaban. Habían dejado atrás al verdadero experto (y al más animoso), Sarmiento, que también estuvo a punto de hundirse engullido por el huracán; pero él no iba perdido y seguía recto conociendo exactamente la distancia que faltaba. Era tal la desesperación en el barco de Mendaña, que “tomó toda la gente muy de veras el arribar (dando la vuelta), pareciéndoles que era el mejor remedio para salvar la vida y salir de tanto trabajo y miseria, tratando de obligarme. Y siendo yo avisado por un soldado, que solo cinco tuve de mi parte, salí a ellos y les dije cuán fuera de razón estaban, y que lo mejor era ir adelante. Pero insistían en arribar a Filipinas (!), y que me aconsejase de los pilotos, por lo cual sospeché que salía de ellos el arribar”. Dice claramente que fue mérito suyo calmar algo los ánimos. Luego, “afortunadamente, como Dios es el verdadero socorredor, quiso ayudarme, porque, estando ya el tiempo en calma, vi venir por el agua un madero grande, y mostréselo a la gente diciendo: ‘Mirad lo que pensáis hacer, porque estamos ya en tierra”. A los 8 días llegaron a la costa de California, y alcanzaron el mexicano puerto de Santiago de Colima el 23/1/1569. Proseguid, mosén, que os gustará contarlo.
     - Gracias, educado mancebo. Lo que cuenta le haría reventar de ira a Sarmiento: “Y aunque muy contentos de haber llegado a tierra de cristianos, quedamos  con no poca pena de entender que nuestros compañeros que venían en la otra nao eran ahogados, porque hacía ya tres meses que no los habíamos visto. Mas Dios no solo quiso sacarme a mí de mis trabajos y peligros, sino que también les sacó a ellos, que llegaron a puerto un día después. Fue tanto el regocijo que llorábamos de placer. Estuvimos en este puerto 40 días, adonde se repuso la gente y algunos murieron”. Siguieron hasta  Nicaragua. Tras 2 meses de reparaciones, “salí para el Pirú (el nombre deriva del río Birú), y llegué al puerto del Callao el 11 de setiembre de 1569 (¡tras 2 años!)”. E la comedia é finita. Adío, caro.
     - Nos espera otro viaje rocambolesco, pero en esa película habrá “chico y chica”, como debe ser. Vuela,  vuela, viajero cósmico.


     Qué bonitos viajes del Inserso estamos haciendo, ¿eh, viejo escribano? Aclaremos las cosas. El puerto mexicano de Santiago de Colima es actualmente la comercial y turística Manzanillo (un poco al Sur queda Acapulco). A esa playa de la foto, que actualmente es lugar de regodeo y felicidad para ricos en vacaciones, llegaron Mendaña y los suyos, unos a reponerse y otros a entregar su alma al Creador. En el plano se ve dónde está, y siempre estuvo, Colima. Era tierra de indios bravos, y Cortés no paró de mandar soldados hasta que dominó toda la zona. Se fundó la ciudad en 1523 (después hubo que desplazarla algo por insalubre). Pronto se convirtió en un vital centro administrativo español en la costa del Pacífico. Ambas localidades pertenecen al estado de Michoacán, donde tuvieron la suerte de que volcara toda su humanidad uno de nuestros paisanos más ejemplares, Vasco de Quiroga, al que se le recuerda tiernamente (cosa inaudita tratándose de un español de la conquista)  como ‘Tata’ Vasco (y a ti se te cae la boba porque era de tu Madrigal de las Altas Torres).



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