(223) EL DESTINO DE SARMIENTO FUE
SIEMPRE TENER JEFES TORPES O COBARDES. No era mala persona MENDAÑA, pero, esta
vez, quizá por su juventud, actuó mezquinamente.
(223) - Salut, mon cher et
magnifique biographe. Mendaña, poco heroico y clarividente, decidió
dar la vuelta y volver a casita.
- Bonne nuit, mon ectoplasmique copin. Además,
le engaña al rey. Dice que llegaron a la conclusión de que no había más tierras
por descubrir. Y añade: “Junté toda la gente, capitanes y soldados, como
pilotos y marineros, y todos fueron de parecer que volviésemos a dar cuenta de
lo que se había hecho, porque para poblar había poca gente, y la mayoría
enferma, y faltos de munición”.
- ¡Miente el bellaco! Está ninguneando miserablemente
a Sarmiento, sin mencionarlo siquiera porque era de opinión completamente
contraria. Copio yo, querido secre, una anécdota con la que se muestra ante el
rey como ejemplar cristiano. Necesitaban más ‘lenguas’. Se hicieron “con un
indio casado, con su mujer, sus dos niños y una muchacha hermana de su mujer.
Se volvieron cristianos, y aprendían con mucho gusto las oraciones. Murió el
casado y uno de los dos hijos, y la muchacha, en la Ciudad de los Reyes (Lima),
muy cristianos e invocando el nombre de Jesús. Gracias se deben dar a Nuestro
Señor de que haya usado de su misericordia con aquella tierra, y que haya
empezado a llevar para Sí de la gente della, que tantos años ha que están sin
lumbre de fe”. Créeme, patológico desconfiado, que, en toda aquella aventura de
Indias, uno de los principales motores era el afán evangelizador.
- Nunca lo he dudado, reverendo, porque
fue evidente. Comenta después Mendaña que la isla Santa Isabel, aunque de buen
tamaño, “es la menos poblada porque reside allí el jauriqui Bene, que es caribe
(caníbal)”. Luego dice que, para volver, quería dirigirse hacia Chile, pero
todos los pilotos se empeñaron en tomar el rumbo de México, y que hasta le
hicieron un requerimiento por escrito. “Y viendo yo que toda la gente tenía por
yerro no seguir el parecer de los pilotos, les dije que fuese muy a buena hora, mas que se acordasen que el
tiempo me sería testigo de los trabajos que habían de pasar”.
- ¡Mentiroso y taimado embustero! Se calla
torticeramente que Sarmiento veía claro que la vuelta por Chile era la más
cómoda, estando también de acuerdo todos los pilotos. El retorno, como veremos,
resultó espantoso; este aprendiz de Pilatos fue quien impuso la otra ruta, la
de México, y no solo se está lavando las manos delante del rey, sino que se da
el mérito de que su deseo era ir a Chile. Bye, bye, baby.
- Pero el ‘bocazas’ Sarmiento tendrá
ocasión de taparle la boca. Ciao.
En la expedición de Mendaña iba como
piloto mayor Hernán Gallego de Andrade (esos apellidos revelan su origen
galaico). Así como Álvaro marginó por completo a Sarmiento, se apoyó contantemente
en Hernán, quizá porque este le hiciera la vida fácil. Es vergonzoso cómo el
‘jefe’ trampea en el informe que le envió al rey sobre el viaje. Gallego, sin
embargo, hablaba del extraordinario Pedro con mucho respeto. Los dos eran
veteranos navegantes y cosmógrafos. La hoja de servicios de Hernán Gallego era
brillante: ya había estado como piloto, el año 1553, cuando Valdivia mandó al
capitán Juan Ladrilleros que atravesara el Estrecho de Magallanes desde el
Pacífico. Casi lo consiguieron: entraron en el canal, pero tuvieron que dar la
vuelta. Lo que son las cosas: el mayor botín que obtuvo el pirata Drake en sus
correrías fue saquear el oro que llevaba una nave de Hernán Gallego; eso precisamente
fue lo que dio origen al proyecto de Sarmiento para defender el Estrecho, y, 26
años después del fracaso de Ladrilleros, se convirtió en el primer hombre que
lo recorrió de Oeste a Este.
Foto: invasión de la isla Guadalcanal; no
son precisamente Mendaña y los suyos (que le pusieron el nombre), sino los americanos
desembarcando en la isla para pelear sangrientamente con los japoneses, una
batalla clave de la segunda guerra mundial.
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