sábado, 2 de abril de 2016

(223) EL DESTINO DE SARMIENTO FUE SIEMPRE TENER JEFES TORPES O COBARDES. No era mala persona MENDAÑA, pero, esta vez, quizá por su juventud, actuó mezquinamente.

(223) - Salut, mon cher et magnifique biographe. Mendaña, poco heroico y clarividente, decidió  dar la vuelta y volver a casita.
     - Bonne nuit, mon ectoplasmique copin. Además, le engaña al rey. Dice que llegaron a la conclusión de que no había más tierras por descubrir. Y añade: “Junté toda la gente, capitanes y soldados, como pilotos y marineros, y todos fueron de parecer que volviésemos a dar cuenta de lo que se había hecho, porque para poblar había poca gente, y la mayoría enferma, y faltos de munición”.
     - ¡Miente el bellaco! Está ninguneando miserablemente a Sarmiento, sin mencionarlo siquiera porque era de opinión completamente contraria. Copio yo, querido secre, una anécdota con la que se muestra ante el rey como ejemplar cristiano. Necesitaban más ‘lenguas’. Se hicieron “con un indio casado, con su mujer, sus dos niños y una muchacha hermana de su mujer. Se volvieron cristianos, y aprendían con mucho gusto las oraciones. Murió el casado y uno de los dos hijos, y la muchacha, en la Ciudad de los Reyes (Lima), muy cristianos e invocando el nombre de Jesús. Gracias se deben dar a Nuestro Señor de que haya usado de su misericordia con aquella tierra, y que haya empezado a llevar para Sí de la gente della, que tantos años ha que están sin lumbre de fe”. Créeme, patológico desconfiado, que, en toda aquella aventura de Indias, uno de los principales motores era el afán evangelizador.
     - Nunca lo he dudado, reverendo, porque fue evidente. Comenta después Mendaña que la isla Santa Isabel, aunque de buen tamaño, “es la menos poblada porque reside allí el jauriqui Bene, que es caribe (caníbal)”. Luego dice que, para volver, quería dirigirse hacia Chile, pero todos los pilotos se empeñaron en tomar el rumbo de México, y que hasta le hicieron un requerimiento por escrito. “Y viendo yo que toda la gente tenía por yerro no seguir el parecer de los pilotos, les dije que fuese muy a  buena hora, mas que se acordasen que el tiempo me sería testigo de los trabajos que habían de pasar”.
     - ¡Mentiroso y taimado embustero! Se calla torticeramente que Sarmiento veía claro que la vuelta por Chile era la más cómoda, estando también de acuerdo todos los pilotos. El retorno, como veremos, resultó espantoso; este aprendiz de Pilatos fue quien impuso la otra ruta, la de México, y no solo se está lavando las manos delante del rey, sino que se da el mérito de que su deseo era ir a Chile. Bye, bye, baby.
     - Pero el ‘bocazas’ Sarmiento tendrá ocasión de taparle la boca. Ciao.

     En la expedición de Mendaña iba como piloto mayor Hernán Gallego de Andrade (esos apellidos revelan su origen galaico). Así como Álvaro marginó por completo a Sarmiento, se apoyó contantemente en Hernán, quizá porque este le hiciera la vida fácil. Es vergonzoso cómo el ‘jefe’ trampea en el informe que le envió al rey sobre el viaje. Gallego, sin embargo, hablaba del extraordinario Pedro con mucho respeto. Los dos eran veteranos navegantes y cosmógrafos. La hoja de servicios de Hernán Gallego era brillante: ya había estado como piloto, el año 1553, cuando Valdivia mandó al capitán Juan Ladrilleros que atravesara el Estrecho de Magallanes desde el Pacífico. Casi lo consiguieron: entraron en el canal, pero tuvieron que dar la vuelta. Lo que son las cosas: el mayor botín que obtuvo el pirata Drake en sus correrías fue saquear el oro que llevaba una nave de Hernán Gallego; eso precisamente fue lo que dio origen al proyecto de Sarmiento para defender el Estrecho, y, 26 años después del fracaso de Ladrilleros, se convirtió en el primer hombre que lo recorrió de Oeste a Este.

     Foto: invasión de la isla Guadalcanal; no son precisamente Mendaña y los suyos (que le pusieron el nombre), sino los americanos desembarcando en la isla para pelear sangrientamente con los japoneses, una batalla clave de la segunda guerra mundial.


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