miércoles, 13 de abril de 2016

(234) LUIS VÁEZ DE TORRES comprobó que VANUATU no era AUSTRALIA, y, a su vez, no se dio cuenta de que había visto la costa australiana al atravesar el paso que hoy lleva su nombre, el ESTRECHO DE TORRES.

(234) – Tienes razón, entrañable plumífero: Luis Váez de Torres la lio parda, y en dos sentidos. Empieza por lo primero.
     - De no ser él, amable Sancho, otro habría destrozado el sueño de un Quirós tan convencido de su logro que el nombre completo que le asignó a su descubrimiento fue Austrialia del Espíritu Santo. Así, tal cual, Austrialia, inventándose un ‘palabro’ mixto e ingenioso para mostrar que aquello era la incógnita tierra austral y, asimismo, dedicársela a los Austrias españoles. Quiso el destino que, cuando volvían eufóricos a México, una de las naves no pudo rebasar la tormenta que se les vino encima, y volvió a ‘Austrialia’ (en realidad, Vanuatu). Y también quiso que fueran en ella dos ‘fenómenos’ que resultaron muy críticos con las fantasías de Quirós. Se trataba de Váez de Torres y de Diego de Prado, este último, magnífico cartógrafo. Como aquella gente tenía alergia a la pasividad, se pusieron a descubrir lo que tenían a mano, examinando hasta el último rincón de la costa, y tumbaron el sueño del místico: aquello no era más que otra isla, grande, pero isla, cuyo nombre sigue siendo Vanuatu.
     - Te robo la bonita segunda parte, little heart. Torres puso rumbo a Filipinas, pero sin perder ojo a lo que encontraran por el camino. Bastantes años antes, los portugueses habían descubierto Nueva Guinea, y Torres la costeó, pero con la originalidad de hacerlo por el sur, algo inédito. Los dioses le premiaron: fue el primero en atravesar el estrecho que lleva su nombre, y en demostrar que también ese enorme territorio era una isla. Mandó su informe al rey en 1607, y el resto de su existencia (murió hacia 1611) la vivió oscurecido y sin darse cuenta él mismo de la importancia de sus logros. Hubo de pasar ¡más de un siglo! para que los ‘expertos’ recordaran que Nueva Guinea era una isla, siendo los maravillosos navegantes ingleses quienes le han hecho justicia: el capitán Cook  tuvo la caballerosidad de  hacer oficial en 1770 el nombre de Estrecho de Torres para el paso entre Australia y N. Guinea; gracias también a otro británico, el capitán Brett Hilder, es cosa admitida que Torres tuvo que ser el primero que vio las costas de Australia, aunque pensara que la tierra que veía al sur era, simplemente, de otra isla más (pero ya avisó de que tenía que ser enorme). Debido a los datos aportados por Torres, veremos a Quirós  hundiéndose en el desprestigio e injustamente ninguneado, y su inútil intento de levantar cabeza al constatar que se evaporaba su fantasía de haber encontrado la tierra austral. Fue penoso. Ciao, caro.
      - Mal asunto quedar a merced de los envidiosos. Be happy, pal.

     El primer plano muestra perfectamente la ruta de Torres, desde Espíritu Santo (en Vanuatu), pasando por el estrecho que lleva su nombre (ojo, que la raya negra lo tapa). Y también se entiende por qué, al ver la costa de Australia, creyó que era una isla grande (le confundió la forma redondeada del pico).

     Visto lo cual, pasemos al segundo plano. ¡Oh, santo varón! ¿Dónde has encontrado esa maravilla? Deberías ser tú el heredero de mi mayorazgo. Lo dibujó Diego de Prado (¡qué primoroso cartógrafo!). En el recuadro pone que se trata de la ‘isla’ (ya lo habían constatado) de Espíritu Santo (Vanuatu), que el pobre Quirós descubrió en abril de 1606,  y que confundió con la tierra austral; indica asimismo que esa bahía, a la que llamaron San Felipe y Santiago (los santos del día), la costeó entera Torres poniendo nombre a los accidentes geográficos, recogidos por Prado cuidadosamente y con una bella rosa de los vientos en el centro. Dejó constancia de su autoría en la parte de abajo: “Planta perspectiva por el capitán Diego de Prado”. Y la tira superior indica que se trata de una ‘gran’ bahía. Aparecen muchos detalles interesantes, como, por ejemplo, el nombre de Quirós, el de Torres y el de Prado en algún punto geográfico, o la costumbre de señalar el oeste con una W inglesa. Deléitense vuesas degeneradas mersedes con este presioso exemplo del bien faser de aquellas gentes.



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