jueves, 7 de abril de 2016

(228) ISABEL BARRETO, la mujer del sensato MENDAÑA, se muestra como una mujer dominante, manipuladora y cruel. El mar se traga una de las naves.


(228) - Caro trovatore: la vida es sorprendente. Resulta que nuestro querido Sarmiento (adiós, glorioso héroe)) conocía bien a la familia de Isabel, los Barreto, porque eran de Pontevedra.
     - Certo, dottore. Pero, a lo que íbamos: durante el largo viaje por el Pacífico, Isabel se destapó como una obsesiva intrigante, al alimón con sus hermanos. Para evitar problemas, montó una pequeña red de información que adivinara a tiempo la deriva de los conflictos a bordo, y hasta se metió a casamentera: apañó 15 bodas. Tras 35 días de navegación, descubrieron un archipiélago, que Mendaña bautizó con el nombre de Marquesas de Mendoza en honor al virrey Cañete (García Hurtado de Mendoza). Llegaron unos ‘buenos salvajes’, subieron a bordo y todo fueron risas hasta que a alguno de ellos le dio por ‘mangar’ lo que le gustaba; empezaron las malas caras, un soldado hirió a un nativo, se volvieron todos a las canoas, empezaron a lanzar piedras y flechas, algún soldado quedó magullado, y la reacción fue fulminante: un cañonazo mató a varios polinesios. Mendaña lo lamentó, pero no pudo impedir otros problemas.
     - Era un hombre religioso, como Quirós, ilustre secre; sin duda con sentimientos humanos, y quizá también poco amigo de imponerse a la brava: mal asunto cuando la tropa es levantisca y no valora a un jefe así. Entre los mandos subordinados había conflictos sobre las respectivas competencias (‘yo no hago eso porque soy cabo’). Pero lo más lamentable era la falta de tacto y el carácter implacable de doña Isabel. Hubo otro enfrentamiento con los nativos, también resuelto desmedidamente a cañonazos, y la ‘doña’, sin importarle que estuviera el maestre de campo presente, empezó a darle el tostón a Mendaña hasta que le ‘convenció’ para que, en plan de escarmiento, ahorcara a tres indígenas heridos. Dicho y hecho: quedaron colgados en la playa delante de toda la expedición y a la vista de su propio pueblo. Todo esto lo va contando, y bien contado, el piloto Quirós en su crónica, mostrándose contrario a las maniobras de Isabel Barreto, y apoyando sin reservas el criterio sensato de su marido, Mendaña.
     - Además, caro Sancio, era un hombre de fe con ribetes de poeta. Continuaron navegando, de noche les envolvió una tormenta, y, como el galeón Santa Isabel tenía especiales dificultades, pasaron a las mujeres que llevaba a la nao capitana. Con bella frase, dice Quirós: “Pasó la noche, enviando Dios el día”. Pero fue para constatar una desgracia: la Santa Isabel se había perdido, con parientes y amigos, entre ellos el almirante Lope de Vega, marido de Mariana Barreto y cuñado de Isabel. A la siguiente isla que encontraron, la llamaron Santa Cruz, donde permanecieron algo más de dos meses, que fueron  decisivos para  el resto del viaje porque en ella Mendaña dejará de aguantar miserias, pasando a mejor vida de la manera que contaremos mañana. Ciao.
     - Así es, caro figliolo: “tó pa ná”. Mas el río de la vida no para. Be ever happy.

    
     Así me gusta, obsesivo investigador: has desembrollado el lío. Nos lo explica en francés ese plano de los viajes de Mendaña. Fijémonos en la línea obscura, la de la segunda expedición. Al navegar inicialmente un poco más al norte que la primera vez, descubrieron el 21/6/1595 unas islas a las que llamaron Marquesas de Mendoza. En la de Tahuata una placa conmemora el hecho. En 1791 los norteamericanos descubrieron, dentro del mismo archipiélago, el resto de las islas. Mendaña siguió avanzando y vio un poco al sur  de las Salomón una isla a la que puso el nombre de Santa Cruz, donde falleció. Ya bajo el mando de Isabel Barreto, su viuda, pero dirigiendo la ruta el imprescindible Pedro Fernández de Quirós, fueron hasta Manila, y desde allí, de vuelta a México. La tierra donde Mendaña acabó su vida se llama ahora Nendó (con capital en Lata), pero, paradójicamente, el nombre oficial del conjunto insular es Islas de Santa Cruz. Se ve con detalle en la segunda foto.



No hay comentarios:

Publicar un comentario