jueves, 14 de abril de 2016

(235) FERNANDO DE CASTRO, nuevo marido de ISABEL BARRETO, fue hombre de gran mérito en FILIPINAS, adonde quiso volver con una expedición, e impedírselo al (injustamente) desprestigiado QUIRÓS.

(235) – Vamos allá, cantarín ruiseñor, con los últimos retazos de Quirós. Resume un par de documentos que tienes transcritos.
     - Creo que merece la pena, caro Sancio. Isabel Barreto desapareció de escena pero manejaba los hilos tras las bambalinas. Quirós intentó volver a Polinesia, pero perdió la confianza del rey. Fernando de Castro, el marido de Isabel, aunque pretendía lo mismo y contaba con una licencia, tampoco consiguió poner en marcha la expedición. Ambos escribieron al rey, Quirós solicitando permiso para repetir su aventura, y Castro para impedirlo, pero ambos expusieron inútilmente sus razones: ninguno de los dos zarpó hacia el Pacífico. Empecemos con la carta de Fernando (diciembre de 1608). Le recuerda al rey que Quirós partió en 1604 para descubrir por el Pacífico. Trata enseguida  de desacreditarle: “Y habiendo dejado abandonada la nao almiranta, se volvió, y me han dicho que está en esa Corte pretendiendo que se le confíe la pacificación y población de las islas que llaman de Salomón. Los frailes que fueron en el viaje con él han llegado a esta provincia (Lima), y dicen que no cumplió las órdenes que llevaba (cambiando el rumbo), y que la tierra que descubrió es de la Nueva Guinea, que ha más de 40 años que por aquel paraje se ha navegado a las Filipinas, y la gente y tierra de las que habla son como las de  Nueva Guinea, de manera que no descubrió nueva tierra”.
     - Pues miente miserablemente, querido socio. Cuando escribió su carta, ya se sabían dos cosas: que Espíritu Santo era territorio desconocido (gran éxito de Quirós), pero también que se trataba solo  de una isla (gran fracaso de Quirós). Y sigue argumentando (ahora con más fundamento): “Las islas de Salomón están a mi cargo por muerte del Adelantado Álvaro de Mendaña (brillan en la oscuridad como ascuas los inquietantes ojos de su viuda), y estoy de partida hacia esos reinos (España) para suplicar a V. M. disponga esto como convenga, pues ya tengo licencia para ello y solo me resta juntar mi hacienda, que espero será dentro de año y medio. Suplico a V. M. se sirva de no consentir que Pedro Fernández de Quirós pida en mis términos cosa que me agravia”. Por su parte, la peregrinación administrativa de Quirós fue lastimosa, cayendo incluso en el ridículo. Se llegó a comparar a sí mismo con Colón, y hasta se parecieron en su carácter, ciertamente mesiánico pero de grandes hechos, aunque, ante los logros del genovés, su currículum resultaba insignificante. Hay quien se ha atrevido a llamarle “El Quijote de los Mares del Sur”. A domani.
     - La carta que Quirós le mandó al rey resultará sorprendente, sobre todo teniendo en cuenta que el monarca estaba bien informado. Ciao, reverendo.



     El matrimonio Castro-Barreto llevó, al fin, una tranquila vida de retiro en Perú. Isabel murió en 1612 dejando heredero a su marido, Fernando, al que le llevaba 4 años. Y no está bien, querido escribano, que hayamos desprestigiado sin piedad a este ilustre gallego, no solo porque sea pariente lejano mío, sino también porque tuvo una importante carrera militar. Tanto su tío Gómez Pérez de las Mariñas (al que se confunde con un primo homónimo, esposo de mi sobrina Juana Ortiz de Matienzo), así como el hijo de este y primo suyo, Luis, fueron gobernadores de Filipinas y murieron trágicamente. El hijo luchando contra los chinos, y, el padre, de forma rocambolesca. Observen el mapa: Filipinas era un polvorín en el que chinos, japoneses y variopintos piratas europeos (menos los portugueses, porque formaban parte de la corona española) no dejaban de crear problemas. Sirva de ejemplo la muerte del gobernador Gonzalo: unos chinos que llevaba a bordo lo mataron, se apoderaron del barco y se fueron en él a la zona de Hong Kong. Lo que nos lleva de nuevo a Fernando de Castro: uno de sus muchos méritos fue el de echarle valor, presentarse ante las autoridades chinas y conseguir recuperar la nao por vía diplomática.

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