miércoles, 30 de marzo de 2016

(220) – Buona notte, caro figliolo. Acompañemos al jovencito Mendaña. Siempre me emociona el rito de toma de posesión.
     - Ya sé, nostálgico clérigo, que lo que te llega al alma es el himno gregoriano. Cuenta Álvaro que, tras el ‘milagro’ (‘¡y fue milagro, testarudo descreído!’) que les salvó de las rocas y les condujo a buen puerto en la isla grande, “después de haber surgido (arribado) ambas naos, saltamos a tierra y pusimos una cruz alta; y los religiosos cantaron aquel himno, ‘Vexilla regis prodeunt’ (los estandartes del Rey avancen), y luego tomé posesión de toda aquella tierra en nombre de V. M.”. Llegó  el cacique principal de la isla y el encuentro fue cortés, intercambiándose los nombres en señal de amistad; el jefe se llamaba Bilebanhama. Observó Mendaña que la fonética era muy parecida al castellano, y le explica al rey, quizá un poco ingenuamente, algunas palabras que aprendió. Se quedaron 3 meses para hacer un bergantín (estas hábiles improvisaciones fueron habituales en Indias). Pero había también nativos más problemáticos, “indios bien abastecidos de arcos, flechas, lanzas y macanas, los cuales no osaron llegar a bordo”. Para mayor seguridad, envió dos grupos de exploración, uno bajo el mando del capitán Pedro Sarmiento (sí, el nuestro), y el otro dirigido por Pedro de Ortega. El primero se encontró con muchos indios “y pareciéndole a Sarmiento que querían darle alguna guazabara (lucha), quiso prender a su fauriqui (cacique), y sobre esto vinieron a las manos, y el fauriqui se escapó, y le hirieron un soldado de un flechazo en la cabeza, y los españoles desbarataron a los indios y prendieron a un hermano de Bilebanhama, y trajéronle a los navíos. Al cual yo solté para conservar la amistad”. Pedro de Ortega tuvo un incidente casi idéntico, y los indios “diéronle una guazabara y le hirieron dos soldados, y uno dellos murió de ahí a 8 días, que se pasmó (enconó) la herida”. Otro fauriqui le hizo un ‘exquisito’ regalo a Mendaña. “Envióme un cuarto de carne humana, que parecía ser de muchacho. Hice apartar toda la gente para que el fauriqui viese lo que hacíamos; mandé hacer un hoyo junto a la lengua del agua, hice enterrar el cuarto, y le dije en su lengua ‘teo nateha arra’, que quiere decir ‘yo no lo como’. Viendo que habíamos tenido en poco su presente, como corridos y agraviados, se fueron”. A domani.
     - No lo dudes, melancólico (y descreído) filósofo: la raza humana ha mejorado un montón. Ciao.


     Viendo este mapa, no cabe duda de que, una vez más, la Historia tiene que darle la razón a Sarmiento y a sus monumentales cabreos. Mendaña  se limita a picotear por las islas Salomón, unas miserables migajas comparado con los inmensos territorios que tenía al alcance de la mano. Él va a justificar su repentina vuelta, pero cuesta creer que, tras un viaje tan largo, hiciera como el río Paraná, ‘que besa la playa y se va’. Veremos cómo en su carta al rey se llena de razones, pero  también que sus silencios son clamorosos. Quizá, por su juventud, le faltara algún hervor.


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