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– Mira a la izquierda, querido tertuliano: 214 días de agradable encuentro
contigo. Tenemos que poner una fecha final.
- Es como viajar, tierno Sancho: siempre
hay una “estación termini”. ¿Qué tal 365 días? Nosotros no nos aburriremos.
¿Cómo lo ves?
- Me piace, caro bambino. Tienes mucho
material transcrito que casi nadie conoce, y no importa que abuses del
flashback histórico ni del picoteo territorial. Sigamos dando pedales en el
tándem. ‘Decíamos ayer’ que, cuando Cavendish y sus truhanes pusieron pie en la
playa de Puerto Quintero, aparecieron tres hombres a caballo. Tomé continúa
explicando que “el general le dijo que fuera a ver quiénes eran, y lo hizo así,
llevando dos ingleses de guardia”. Habló con ellos, que eran españoles, les
contó, sin poder revelar que los barcos eran piratas, que venían del Estrecho
necesitados de provisiones, y le prometieron ayuda. “Y estando razonando con
ellos, este declarante vio que por un lado venían ocultos 25 de los enemigos, pareciéndole
que el general los enviaba a coger a
alguno de los españoles, y les dio aviso disimuladamente dello y de que eran
ingleses; y con esto, se fueron y este declarante se volvió adonde estaba Tomás
Candi, y tuvo traza, diciéndole que
haría que diesen los bastimentos, de que el general le volviese a mandar adonde
estaban los españoles. Y habiendo ido adonde los españoles (sin duda con
vigilantes), que lo aguardaron, uno dellos le subió a las ancas de su caballo y
se fueron aquella noche a una estancia. Y como quiera que ya tenía aviso el
corregidor de Santiago de la entrada de los enemigos, vino con su gente al
amanecer a la estancia, donde halló al declarante. Y otro día siguiente
hicieron una emboscada, y habiendo saltado en tierra la gente de los navíos a hacer
aguada y lavar su ropa en una laguna de Puerto Quintero, dieron sobre ellos los
españoles y mataron doce ingleses y prendieron otros nueve, sin que ninguno de
los nuestros saliese herido. Y se fueron a Santiago, donde quedó este
declarante. Y después vino al Pirú, dejando ahorcados seis hombres de los nueve
presos (sin ley para ‘los sin ley’). Y este fin tuvo el viaje que el declarante
hizo al Estrecho y Población de Magallanes”. Desde luego, querido socio, algo
falta en la foto que pusiste ayer de la plaza de Badajoz, con la catedral y el
ayuntamiento. Brilla dolorosamente por su ausencia una estatua de TOMÉ HERNÁNDEZ,
un humildísimo soldado a quien el destino le reservó una biografía incomparable,
y lo convirtió en el símbolo de tanta heroicidad atormentada y anónima como
hubo en Indias.
- Has estado sembrado, querido Sancho: sin
ser santo, tienes más razón que si lo fueras. No solo, ni siempre, el éxito es
admirable. Mañana nos despediremos de Tomé, porque le queda todavía algo que
añadir.
Una rápida sesión de historia, discípulo
ejemplar. Pizarro se aprovechó descaradamente de Almagro, faltando a lo
contratado entre ellos. El burlado y tuerto, viendo posibilidades de triunfar
yendo hacia Chile, partió con un considerable ejército, él por tierra y varias
naves explorando la costa, con Alonso Quintero (otro andaluz) de piloto mayor,
quien en 1536 descubrió dos bahías, la que llevaría su nombre y otra tan
preciosa que la llamaron de inmediato Valparaíso (eran unos románticos). La
expedición de Almagro fue un fracaso y volvió a Perú, pero ya con ganas de
pelea contra los Pizarro: le costó la cabeza. Uno de los partidarios del bando
ganador, el gran Pedro de Valdivia, se creyó más capaz que Almagro, y lo fue,
porque intentó también lo de Chile pero con un éxito extraordinario. Fundó en
1441 Santiago (eso es tener ojo), y, en 1552, Valdivia (otra diana); aunque
solo un año después los fieros mapuches (araucos) acabaron con él, previa
refinada tortura. La 1ª foto muestra en rojo la bahía de Valparaíso, que, por
la niebla, se pasó de largo Cavendish, y la de Puerto Quintero, donde ocurrió
lo que cuenta Tomé. La 2ª es un mapa general. Desde Puerto Quintero hasta
Santiago hay 154 km. Como dice que, tras
ser avisado el corregidor de Santiago, se presentó con sus hombres al día
siguiente, queda claro que el servicio de correo funcionaba a matacaballos.
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