(215)
– La vida sigue, carrozón, y nos toca otra despedida: hoy diremos adiós al
simpático y meritorio Tomé Hernández (lo mejor de Badajoz). No hay quien pare
la máquina del Universo.
- Certo, caro ectoplasma: “Todo fluye” (y
todo lo dijeron los griegos). El bueno de Tomé, en la escaramuza que se hizo,
con éxito, contra Cavendish y sus piratas, perdió una pierna. Residió varios
años en Valparaíso, pobre ¡pero vivo! El año 1620, cuando hizo su declaración,
era vecino de Lima. La finalizó con algunos datos más sobre el Estrecho. Fueron
dos los supervivientes de los que pisaron aquella desolación, Sarmiento y él,
pero solo Tomé protagonizó toda la tragedia,
aunque tampoco presenció la agonía y muerte de los 17 españoles que el corsario
inglés dejó allí abandonados por no desaprovechar “un viento favorable” (peor
fue el olvido total de Felipe II). El
ilustre extremeño calculó en100 leguas la longitud del Estrecho. Habló de lo
que comían los indios: “y dijo que algunos traían pedazos de ballenas y
marisco, y que una mujer de las que trujo consigo Pedro Sarmiento vino a parar
en poder de los indios, de dos que cogieron caminando por tierra, y a la otra mataron,
y que esta mujer quedó viva entre ellos, la tuvieron tres meses y al cabo le
dieron libertad, y ella contó que no
tenían población y se sustentaban de raíces y marisco, y lobos (de mar) y ballenas,
y que no tenían sembrados”. Los indios decían que había españoles más al norte,
y es un espanto imaginar que fueran parte de la tropa que desapareció por esa
zona bajo el mando del capitán Sebastián Argüello, según contamos hace dos
días.
- Alto ahí, escribano. Pon la mano sobre
mi cruz pectoral de abad y júrame que tendremos varias tertulias sobre los
seres más olvidados de Indias: LAS MUJERES, indígenas y españolas.
- Eso está hecho, clérigo de noble
corazón; y bien sé yo que no es solo tu propio sentimiento de culpa el que te
motiva. Estremece pensar en esa pobre española cautiva de los ‘buenos’
salvajes. Luego Tomé recuerda también que, sin duda para salvar su propio
pellejo, les advirtió a los piratas que no se fiaran de la falsa amabilidad de
unos indios que les salieron al paso; así, consiguieron evitar un ataque a
traición y hacerles huir, hiriendo y matando a muchos. También encontraron
abundantes armas “de los españoles que
se habían muerto por los caminos, gente de la que llevó Sarmiento a las
poblaciones”. Sigue su declaración retrocediendo a la vida de los colonos:
“Había muchas perlas de mejillones, y cuando todavía tenían esperanza de salir
de allí y aguardaban al capitán Sarmiento, iban juntando gran cantidad, pero
después, como se vieron tan acabados y perdidos, no hacían caso dellas”. Llegó
el momento, Sancho: Tomé se nos despide para siempre: “Y lo firmó, y dijo que
es de edad de 62 años: Tomé Hernández. Ante mí, García Tamayo”. Cae el telón.
Bye.
- El más desgraciado y el más afortunado
del mundo. Va por él.
- Vamos, secre, cuéntalo telegráficamente. A Cavendish le molieron a palos en Puerto Quintero. Vaya par de jovencitos. Él 27 años, y Tomé solo 25. ¿Qué pasó después?
No hay comentarios:
Publicar un comentario