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- Paz y bien, hijo mío. Los objetivos de Sarmiento eran inusuales.
- Gracias, Sancho: me gusta ese
franciscano saludo. Tienes razón; el resto de los conquistadores iba con otras
intenciones. Sarmiento era tan inteligente y bravo como Cortés y Pizarro, por
ejemplo; pero con una nobleza que le honra y le pone por encima de ellos:
actuaba como un romántico que buscaba la gloria y el servicio a Castilla
poblando en Indias; no tenía ambición de riquezas, ni las había en ese lugar,
que solo servía para cortar el paso a los piratas. Únicamente se mostraba duro cuando lo creía necesario.
Cuéntalo.
-
Estamos de acuerdo, my dear. Llegaron al punto que Sarmiento ya había escogido
para poblar hacía 5 años, en su viaje anterior, cuandose se dirigía a España (a unos 300 km. de Nombre de Jesús). Dice que
“aquí es la frontera entre indios grandes y pequeños”. Y el día 25 de marzo de1584
fundó la población con el nombre de Rey Don Felipe. Para no agraviar a nadie,
se dieron las parcelas a suertes. Dice tiernamente: “La plaza quedó muy
agraciada, con la salida al mar”. Prepararon un bastión con seis piezas de
artillería, dándole título de capitán al alférez Guernica. Pero algunos
soldados planeaban huir hacia el Río de la Plata apoderándose del navío y matando al capitán, y
lo descubrió “porque, recelándose como escocido de cosas pasadas, proveyó
alguna gente de su confianza cerca del capitán, y así se remedió”. Se remedió
para él, pero no para los implicados. Dice que el intrigante era un “un fraile
que lo fue para escapar de la cárcel por un delito grave”. (Y, eso, a pesar de
que en “mi” Casa de la Contratación de Sevilla mirábamos con lupa a los
clérigos que trataban de ir a Indias). Puesto que se imponía dar un duro
castigo, Sarmiento lo aplicó sin titubear. Arrestaron al fraile “y a los
culpados más principales; y, contestado el proceso y confesado el delito, se
hizo justicia de Antonio Rodríguez (al fraile le libró la “sagrada” sotana), y
su cabeza fue puesta en la picota, y de los demás se hizo castigo más leve”.
Pero, pero…
- Así, es, reverendo: Pero llegó el invierno
súbitamente, y será el principio del trágico final, aunque todavía lejano.
Sarmiento volvió con la nao hacia la población Niño de Jesús, como les había
prometido a los que allí estaban. Hubo un eclipse total de luna no previsto en sus tablas, ideal para decorar un
mal augurio. Cuando llegaron, surgió una gran tormenta que los arrastró fuera
del Estrecho y les obligó a ir hacia Río de Janeiro. Un pequeño incidente para
un hombre como Sarmiento, pero de resultados catastróficos para todo el
proyecto y la gente implicada, con golpes del destino que parecen inventados
por un especialista en tragedias tan refinado como Sófocles.
- Razón tienes, dramático pendolista.
Cuánta verdad hay en la alegoría de la rueda de la Fortuna. El presente es
engañoso y todos, hasta los más afortunados, tenemos los pies de barro. Ciao.
- Me vas a quitar de raíz la sonrisa
búdica, Sancho. Mañana más.
El destino es caprichoso como un niño,
baby. Lo dice bien claro esa lápida. La colocaron el año 1961 unos
paisanos de Pedro Sarmiento (descendientes
de gallegos, como él) en su homenaje y en el de todos los desgraciados
españoles que sufrieron y murieron en la nueva población Rey Don Felipe,
fundada en 1584 por este “iluminado” Capitán General y Gobernador del Estrecho,
y pronto desaparecida. Pero, por tratarse de un punto estratégico, se estableció
nuevamente después del desastroso final del sueño de Pedro. Ha resultado
próspera, como se ve en la foto, pero, ojo al dato, fue refundada, con el
nombre de Punta Arenas, ¡en 1848!, así que durante 264 años nadie se atrevió a
repetir la proeza de Sarmiento.
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