(Día 158) - “Borrico, corre ligero; anda y no mires patrás; lo que importa
es el camino que falta para llegar”. Fue buena letrilla para la posguerra.
- Estás muy zarzuelero,
reverendísimo abad. Me parece bien: siempre hacia delante. El ejemplar virrey
de Perú don Francisco de Toledo, en su carta, seguía diciéndole al rey que, si
le permitía volver a España, podría servirle mejor en los asuntos de Indias con
el consejo de su experiencia, sobre todo por el rechazo y las trabas que había
sufrido en Perú por parte de los españoles, y las quejas derivadas de los
agravios y de los favoritismos de su antecesor
“que agora V. M. me manda quitar haciendo otro tribunal de quejosos a
los que yo había tomado cuentas de sus descuidos, y me ponen delante los mismos
espantajos de temores que fueron la causa de que él dejara el reino sin
autoridad y con poca justicia. Y así suplico a V. M. que nunca sea servido de
dejar hombre quejoso en el reino que un
ministro está gobernando. No es dura dificultad verse un caballero bien
nacido, vasallo y criado de tal príncipe y rey como V. M., cercado de infieles,
ni de gentiles idólatras, ni de traidores, ni de perder la vida en vuestro
servicio contra ellos. Pero sí muy dura y dificultosa, habiendo sujetado los
ánimos rebeldes y traidores de esta tierra y de los bárbaros de guerra y naturales,
verse un hombre cercado de los letrados, y la muerte en sus manos no creo que traiga honra ni
servicio de V. Majestad. Y así la causaron a vuestro virrey Blasco Núñez de
Vela entregándole a los traidores de Gonzalo Pizarro y sus secuaces para que lo
martirizasen, como lo hicieron. Y entiendo que con otra peor guerra dieron la
muerte a vuestro virrey el marqués de Cañete”. Tu turno.
- Eres un “detalles”, pequeñín:
me lo dejas porque este marqués era Andrés Hurtado de Mendoza, pariente de don
Diego, el arzobispo sevillano que me nombró su provisor. Fue el marqués de
Cañete un virrey que llegó a Perú en horas muy turbulentas. Muerto Gonzalo
Pizarro, se sublevó el riquísimo Francisco Fernández Girón, y acabó también sin cabeza, pero los españoles
seguían muy divididos. Papeleta que Cañete logró controlar, aunque con métodos
que dejaron al descubierto su carácter vanidoso, soberbio y cruel. Su hijo,
García, con parecido estilo, se encargó de la gobernación de Chile y ejecutó al
último caudillo araucano, Caupolicán, fundando Mendoza, la ciudad argentina. El
virrey fue quien puso en marcha la expedición que, dirigida por Pedro de Ursúa,
salió por el Amazonas en busca de El Dorado, llevando a bordo al “Anticristo”,
Lope de Aguirre. El virrey Toledo, al decir que acabaron con Cañete de peor
manera, está dando a entender que lo que
acortó su vida fue la guerra que le dieron los conflictos de la sociedad
peruana, y especialmente los oidores de la audiencia. Amén.
- Mañana seguirá tertuliando con nosotros don
Francisco. Bye, bye.
El mapa nos viene bien porque muestra la huella de dos virreyes de Perú. García
Hurtado de Mendoza fue enviado como gobernador a la zona de Chile por su padre,
el virrey marqués de Cañete, y fundó en 1561 la ciudad de Mendoza, que arraigó
bien y se ha convertido en la cuarta capital más importante de Argentina (pasa
del millón de habitantes), moderna, culta y turística, con bellos paisajes
andinos como se ve en la foto. Pero observen vuesas mersedes que en la parte
superior del plano aparece la ciudad de Salta, el único lugar del mundo que le
ha dedicado una estatua a su fundador, el
honrado y eficaz virrey de Perú don Francisco de Toledo.
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