domingo, 17 de enero de 2016

(147) - Delicado poeta: estás impresionado por lo que cuenta Lope García de Salazar sobre la época de la Alta Edad Media. ¿Qué opinas?
     - Que la naturaleza es engañosa y nos hace fanáticos: benditas sean las lumbreras que nos han abierto los ojos. Nos parece que nada cambia: tú viviste unos tiempos muy violentos, pero los siglos medievales eran pura brutalidad militar, gozosa de arrancar los ojos al enemigo. Asusta lo que queda de fanatismo en algunos países.
     - Estás pensando en esa embarazada que acaban de lapidar, víctima de las leyes musulmanas más demenciales. Sigue con lo que Santoya cuanta de la desventurada expedición, para que se vea lo afortunados que sois ahora.
     - Okay, arrepentido ectoplasma. “Acontenció un caso nefando (de sodomía) y harto estupendo (impresionante): que en la nao capitana se halló que el contramaestre della, que era puto, se echaba con un muchacho, y con otro pasaba una cosa horrenda. Y al contramaestre dieron garrote y lo echaron a la mar, y a los dos muchachos azotaron, y, por ser sin edad mayor, les quemaron los rabos, cosa que dio alteración harta en las dos naos, aunque dicen que el gobernador lo sabía desde Canarias”. En cuanto llegaron a   Barbados, se dieron cuenta de que los nativos eran muy agresivos. Bajaron a tierra con precaución, “yendo por principal Diego Velázquez por ser un experto hombre de Indias, porque decían que en la isla hay indios muy belicosos y que comen carne humana”, y unos  nativos hirieron a seis con sus flechas. Los españoles volvieron con más refuerzos, bajo el mando de Villandrando, “y descubrieron dos ríos, y miramos aquella tierra y a mí me pareció la más fértil  que hasta entonces había visto en mi vida. Y la gente, pensando que, si quedáramos allí, quizá Juan Gómez de Villandrando quedara por su capitán por irse fuera de la sujeción del gobernador, aunque fuera la más pésima tierra, la tuvieran por la mejor del mundo. El último día vinieron unos veinte indios en canoas y nos dieron guerra con tanto denuedo como si fueran mil”. Finalmente, decidieron salir de allí, e incluso les tentó la delirante idea de ir por la costa abajo hasta Río de la Plata. Tras una reunión de urgencia, se tiró definitivamente la toalla, y hasta el gobernador estuvo de acuerdo en dirigirse a Santo Domingo. Rasquín se había derrumbado, y se decía que era un milagro su cambio de comportamiento, “pues hay que ver la soberbia con que iba y cómo nuestro Señor le abajó, que de señor gobernador se volvió Jaime Rasquín y aun menos”. Puestos en marcha, siguieron con las penalidades, torturados por el hambre y la sed. “Fue Dios servido que nos dio unos aguaceros, y con sábanas y con camisas y con mantas, era tanta la  priesa de coger agua que no se mojaba el suelo”. Los vientos separaron  las dos naves hasta perderse de vista. Nos acercamos al fin. Bye, dear.
     - No vendrán mal unas pragmáticas palabras de Churchill. Adio.



     ¡Mamma mía! Al ladito de “mi” catedral, han puesto en el ayuntamiento de Sevilla una bandera del orgullo gay. En mis tiempos, el osado escalador habría terminado en la hoguera. Habéis perdido ilusiones y ganado libertad: sin duda, cualquier tiempo pasado fue peor. Hello, Winston: what do you think about?  Good night, dear Sancho, y escucha su respuesta: “No existe la forma perfecta de gobierno, pero cualquier otra produce peores resultados que la democracia. Hasta hoy, nada se ha inventado que regule mejor los asuntos públicos”.




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