lunes, 25 de enero de 2016

(155) - No seas tímido cual abrileña doncella: tienes que cambiar de plan.
     - Te conozco como si te hubiera parido, veterano ectoplasma, y te agradezco esa generosidad: quieres que dejemos para un lejano futuro el resto de la historia de tu familia, y que tertuliemos sobre lo divino y lo humano al hilo de los acontecimientos de Indias.
     - Es que, medroso cronista, sería una pena que se queden castigados sin recreo los muchos documentos que tienes transcritos. Resúmelos y sácalos a que les dé el aire para que los conozcan quienes esto leyeren, porque están llenos de vida y son muy sabrosos. E si (el Señor no lo permita) por nuestros pecados se durmieran  fasta las mesmas ovejas con ellos, fablaremos a solas tu e yo, felises de nuestra parla, fasta acabar con todo el rico licor de la bodega y el cargamento de tabaco que me regaló Cristóbal Colón. Amén.
     - Perfecto, querido Sancho: contigo, hasta el fin del mundo. Así que allá vamos, en picado desde el trampolín más alto. Se pondrá contento el virrey Francisco de Toledo porque empezaremos con dos cartas  suyas dirigidas al rey. En la primera se queja de ser pobremente compensado; en la segunda, pide que se le acepte la dimisión y expone las razones. Resumen del primer escrito: (Hace alusión a su historial al servicio de los reyes en España y dice que, en Perú ha puesto) “buen gobierno para poderse ejecutar como se debía el bien de los naturales; habiendo recuperado vuestro real patronazgo para tener con más seguro freno (contra abusos) a estos obreros (los indios), sacándolos de la posesión de los obispos y juntándolos todos en pueblos como último remedio de su bien. Y con verdad se podría decir que no estaba hecho casi nada de esto cuando entré en este reino. Habiendo acrecentado la real hacienda de V. M. con nuevos aranceles y hecho labrar tanta riqueza de minas. Haber sacado en luz de verdad la falsa opinión de ser tenidos los incas y caciques por señores naturales y como tales aprobados por V. M. Hacer cumplir  con escrúpulo a todos lo ordenado por V.M., con el peligro de quejas y aun  del crédito y de la vida, por entender que era vuestro mayor servicio”.
     - ¡Para, para ahí, socio! Esa es la clave de su injusto desprestigio. Francisco de Toledo fue “demasiado” honrado y competente: su misión era gobernar en beneficio del reino, poniéndolo todo, incluido su propio interés, en segundo plano. Probablemente se le fue la mano, pero actuó de manera consecuente y honesta. Llegó al Perú, le pareció un desmadre y les apretó las tuercas a todos, indios y españoles; pero a nadie le exigió más que a sí  mismo. Fue un alma gemela de su colaborador y “primo mío” Juan de Matienzo, cuya fama pagaría idéntico precio. Buenas noches, Prince of Maina.
     - Un placer cada veladita: buen viaje cósmico, King of Quántix.


     Oropesa, no lejos de Toledo y a un paso de Talavera de la Reina: ¡qué hermosa población! Parece mentira, querido trotamundos, que, después de haber viajado como un cíngaro errante por los rincones más apartados, no conozcas tan histórico y bello lugar. Tenemos que hacer un día una escapada y alojarnos a lo grande en ese magnífico palacio de los Álvarez de Toledo, convertido en lujoso parador, brindando de paso por el mejor virrey de Indias hasta acabar los ricos caldos de su bodega. El  mundo le ha dado la espalda, pero nosotros le haremos justicia: ¡Honor y gloria a don Francisco de Toledo!


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