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–Bernal, querido socio, siempre tan amigo de la verdad.
-Certo, caro dottore: su admiración por
Cortés no le impide ver sus errores. Deja bien claro que había metido la pata:
“Y en aquella refriega mataron 5 caballos e hirieron a muchos de los nuestros.
Y Cortés, viendo la mala consideración que había hecho entrando por la calzada,
y cómo los mexicanos se habían cebado en ellos, mandó que todos se retirasen,
haciéndolo muy ordenadamente y sin volver la espalda; y desta manera se escapó
Cortés aquella vez del poder de México”. Mientras, en Texcoco el resto de los
españoles, Bernal entre ellos, estaban preocupados: “Y cuando volvió Cortés,
nos alegramos mucho porque hacía más de 15 días que no sabíamos qué le había
acaecido”. Pero Cortés no solo se metía en fregados por iniciativa propia, sino
que también se prestaba a ayudar a poblaciones de nativos en apuros: “Los de
Chalco y Tamanalco le dijeron que les enviase socorro porque les iban a dar
guerra grandes escuadrones de mexicanos. Y tantas lástimas le dijeron que mandó
a Gonzalo de Sandoval que fuese allí con 230 soldados. E yendo por el camino
vieron venir a los enemigos como leones bravos, pero les respondieron con tanta
fuerza que huyeron. Pero a uno que se decía Gonzalo Domínguez, como era mal
camino, le rodó el caballo y tomóle debajo, y a los pocos días murió de aquella
caída. Era uno de los mejores y más esforzados jinetes, y teníamosle en tanto
en las guerras, que todos sentimos mucho
su muerte. Y yo no fui testigo porque estaba muy mal herido de un golpe de
lanza que me dieron en la garganta, que estuve a peligro de muerte”. Una vez
más queda acreditada la fiabilidad de Bernal, porque añade: “Mas todo lo que
escribo dello pasó al pie de la letra, porque luego se sabe en el real la
manera en que las entradas se hacen”. La huida de los mexicanos no les dejó
tranquilos del todo a los de Chalco, porque tenían miedo de ser atacados por
los de otro pueblo próximo y fortificado. Sandoval, al estilo Cortés, decidió
echarles una mano en la difícil tarea, y se dispuso a tomar el lugar. Era una
subida muy dura, “en la que recibieron muchas heridas, y hasta al capitán le
descalabraron, pero se entró en el pueblo, donde se les hizo mucho daño, sobre
todo por parte de los de Chalco y los tlaxcaltecas, pues nuestros soldados solo
intentaban hacerlos huir, procurando no acuchillar a ninguno porque les parecía
crueldad”. Es significativo, reverendo.
- Y que lo digas, observador plumífero. El
detalle de que evitaran el ensañamiento
es de agradecer, y probablemente era su tónica general. Pero va mezclado
con la insensibilidad al hacer esclavos. “En lo que más se empleaban los
soldados era en buscar una buena india o tener algún despojo (botín), y lo que comúnmente hacían era
reñir a los naturales amigos porque eran tan crueles, y para quitarles algunos
indios o indias para que no los matasen”. Sandoval se volvió confiado a
Texcoco, pero llegó pronto un mensaje de los de Chalco pidiendo de nuevo ayuda
porque estaban sufriendo otro ataque de los mexicanos. Cortés le echó la bronca
a Sandoval (Bernal va a defender a su admirado Gonzalo) “creyendo que por su
descuido recibían mala obra nuestros amigos, y sin quererle oír, le mandó
volver. Sandoval recibió mucha pena de que no le escuchara, y partió. Se
encontró con que los de Chalco ya les habían perdido el miedo a los mexicanos y
pelearon muy como varones, matando muchos dellos, y prendiendo a muchos
enemigos, entre ellos, quince principales. Sandoval se volvió a Texcoco
llevando los mexicanos presos y mostrando
gran enojo por lo pasado, y aunque se holgó mucho Cortés y le envió
recado de que no había entendido bien las cosas, no le fue a ver ni a hablar
con él. Pero luego tornaron a ser amigos, y no había placer que Cortés no le
diera para tenerle contento”. Buen ejemplo de un gran líder que sabe reconocer
sus errores y de un subordinado ejemplar.
Foto: Imagen de la catedral de Chalco como
un remanso de paz; el tiempo ha borrado las amarguras pasadas, y nos regala una urbanización bella y serena
que fue el resultado de un parto muy doloroso. Tampoco es justo que se olvide
la humanitaria labor de los religiosos, representados por ese frailuco que
aparece de espaldas.
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