viernes, 8 de julio de 2016

(Día 320) ¡Otra gran tragedia para el debate histórico!: LA MUERTE DE MOCTEZUMA. Un nuevo plan de CORTÉS para conseguir la paz aumenta la furia de los ataques aztecas. LOS ESPAÑOLES, desesperados, intentan derrotarlos. TODO ES INÚTIL.

(72) -Y hubo, querido socio, otra tragedia para  el debate histórico.
     -Tendremos que emplear la lógica, sabio doctor, acerca de lo que realmente ocurrió. Moctezuma no quería intervenir para aplacar a los mexicanos. Da la sensación de ser un hombre harto de los dos bandos, el de Cortés y el suyo: “E fueron el padre de la Merced y Cristóbal de Olid, y le hablaron con mucho acato y palabras muy amorosas. E dijo el Moctezuma. ‘Yo tengo creído que no podré parar la guerra, porque ya tienen alzado a otro señor. Han decidido no dejaros salir de aquí con vida’. Y Moctezuma se puso en un pretil de una azotea con muchos de nuestros soldados guardándole, y les comenzó a hablar a los mexicanos con palabras muy amorosas, diciéndoles que dejasen la guerra porque nos iríamos de México. Y muchos principales bien le conocieron y mandaron a sus gentes que no tirasen piedras ni flechas, y se acercaron cuatro de ellos y le dijeron llorando a Moctezuma. ‘¡Oh, gran señor, cómo nos pesa de vuestro mal y daño!’. E le hicieron saber que ya habían levantado por señor a su hermano Cuitláhuac, señor de Iztapalapa, y no era Cuauhtémoc, pues fue señor después. Y dijeron también que la guerra no la habían de acabar hasta que todos nosotros muriésemos. Y de seguido tiraron tanta piedra y vara que los soldados que le protegían con las rodelas, como mientras Moctezuma hablaba con ellos no daban guerra, se descuidaron un momento y le dieron tres pedradas, una en la cabeza, otra en un brazo y otra en la pierna. Y aunque le rogaban que se curase y comiese, diciéndoselo con buenas palabras, no quiso; y en poco tiempo se supo que había muerto. Y Cortés lloró por él, y todos los capitanes y soldados, e hombres hubo entre nosotros, de los que le conocíamos y le tratábamos, que le lloraron tanto como si fuera nuestro padre; y no nos hemos de maravillar, viendo qué tan bueno era. Y decían que fue el mejor rey que en México había habido, e que por su persona había vencido tres desafíos que tuvo sobre las tierras que sojuzgó”.
     -Habría que hacer sonar, hijo mío, las dramáticas trompetas del Réquiem de Mozart para este desgraciado personaje digno de las tragedias griegas: con él se apagó para siempre el sol del mundo azteca. Y como te recordé al principio, surgió un debate histórico que nunca se ha cerrado. En México ha echado fuertes raíces la versión de que Cortés asesinó a Moctezuma. Todo es posible, pero, sin ser un santo, tampoco era un tonto, sino siempre un frío e inteligente calculador, y tuvo que ser consciente de que, especialmente en aquella desesperada situación, Moctezuma les valía más vivo que muerto.
     Era tanta la religiosidad de aquella época, que los soldados llegaron a criticarle al fraile que no consiguiera convertir a Moctezuma antes de morir: “Nos dio tanta tristeza su muerte que se lo tuvimos a mal al padre de la Merced que no le hubiese atraído a que se volviese cristiano, y él dijo por descargo que no había creído que de aquellas heridas muriese”. Luego Cortés tuvo una idea absurda: les envió el cuerpo de Moctezuma a los mexicanos con unos principales que tenía presos, para que les contaran lo que pasó, y con la petición de que “alzasen por rey a un primo de Moctezuma que estaba con nosotros, pues le pertenecía heredar, porque, al que habían alzado por señor, no le venía por Derecho, y de que se hiciesen paces para salirnos de México; con el aviso de que si no lo hacían, saldríamos a darles guerra e quemarles todas las casas”. La reacción de Cuitláhuac fue explosiva e inmediata: “Nos dieron batalla con muy grandes gritas y silbos y rociadas de piedra y vara y flecha, y procurando poner fuego a nuestros aposentos”. Y, de nuevo, Cortés se equivocó creyendo que, echándose un farol heroico, se iban a arrugar: “Se acordó que, al otro día, saliésemos todos del real a luchar bravamente para ver si, por ventura, les hiciésemos que cesaran la guerra, y se pudiera tratar alguna paz para salir libres. Y aunque lo hicimos muy varonilmente, y matamos a muchos contrarios, todo fue nonada para el daño, así de muertes como de heridas, que nos dieron”. Preciosa situación: ¿qué se puede hacer, compañeiro?

     (Foto: El grabado muestra la versión española de la muerte de Moctezuma. Esa pedrada fue el preludio de la épica derrota de Cortés y los suyos).

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