martes, 5 de julio de 2016

(Día 317) LA VIRUELA en Indias. No pueden saborear la derrota de NARVÁEZ porque ALVARADO pide urgentísima ayuda: les está atacando TODO EL EJÉRCITO MEXICANO. Debate histórico: ¿QUIÉN ENCENDIÓ LA MECHA? Juntando soldados de NARVÁEZ (poco apreciados por BERNAL), consigue CORTÉS un ejército de 1.300 hombres y corre en ayuda de ALVARADO.

(69) –Cuenta Bernal algo sorprendente, secre. ¿Tendrá razón?
     -Se non é vero, caro Sancio, é ben trovato: “Traía Narváez a un negro lleno de viruelas, que harto negro fue para la Nueva España, porque fue causa de que se pegase y se llenase toda la tierra de ellas, habiendo gran mortandad de indios, que nunca habían tenido tal enfermedad”. Y de acuerdo con la fe de su época, reflexiona: “Por manera que negra fue la aventura del Narváez, y más negra la muerte de tanta gente sin ser cristianos”. Y fue entonces cuando…
     -Mesémonos los cabellos, pequeñín, porque recibieron noticias de otra desgracia escalofriante, como si los dioses, igual que en Troya, disfrutaran olímpicamente (nunca mejor dicho) martirizando a aquel grupito de héroes con el espantajo de la muerte a cada instante. Llegó la temida hecatombe, y les arruinó el gozo de la victoria: “Como la adversa Fortuna vuelve presto su rueda, que a grandes bonanzas y placeres da tristeza, vinieron entonces noticias de que México estaba alzado y Pedro de Alvarado cercado en  su aposento, y le ponían fuego por dos partes, teniendo siete soldados muertos y otros muchos heridos, y nos pedía socorro con mucha instancia y priesa. Y desque aquella tan mala nueva oímos, sabe Dios cuánto nos pesó, y a grandes jornadas comenzamos a marchar para México, mandando preso al Narváez a la Villa Rica. Y Moctezuma le mandó a Cortés cuatro grandes principales quejándose de Pedro de Alvarado”. Tropezamos ahora, avisado investigador, con otro debate histórico sobre quién encendió la mecha. Vamos a poner de relieve un solo dato que parece olvidarse: Cortés no tuvo más remedio que dejarle a Alvarado una mínima tropa en México, y salir escopetado a detener el huracán de Narváez, precisamente cuando todo anunciaba que los principales caciques mexicanos iban a atacar en tromba a los españoles fortificados en Tenochtitlán. Los indigenistas le echan la culpa de todo a Alvarado. Y esa fue la versión de los enviados de Moctezuma: “Llorando muchas lágrimas de sus ojos, dijeron que Pedro de Alvarado salió de su aposento con todos los soldados que le dejó Cortés, y sin causa ninguna dio en los principales y caciques que estaban bailando y haciendo fiesta a sus ídolos con licencia que él les había dado, e que mató e hirió a muchos dellos, y por se defender le mataron seis de sus soldados. Cortés les respondió algo desabrido, diciéndoles que iría a México y pondría remedio en todo.  Y dicen que, cuando supo estas palabras, a  Moctezuma le parecieron muy malas y hubo enojo de ellas”. Entonces Cortés  tuvo que preparar con suma habilidad la organización de sus fuerzas; suprimió las expediciones previstas, para disponer de todos sus hombres (quedaban vivos unos 250), pero necesitaba contar también con los del derrotado Narváez. Su tirón como líder era ya arrollador, aunque insuficiente para vender aquella mercancía averiada: tuvo que hipnotizarlos. Bernal lo cuenta muy bien: “Cortés habló con los de Narváez, sintiendo que no irían con nosotros de buena voluntad, y les rogó que dejasen atrás enemistades pasadas, ofreciéndoles hacerlos ricos y darles cargos; y les dijo que, pues habían venido a buscarse la vida haciendo servicio a Dios y a Su Majestad, y a enriquecerse, que no estuviesen tibios, porque ahora tenían la oportunidad. Y tantas palabras les dijo que todos a una se le ofrecieron para venir con nosotros; y si supieran las fuerzas de México, cierto está que no fuera ninguno”. Con ello consiguió Cortés tener un ejército de unos 1.300 hombres. Como sin duda vuesas cultas mersedes ya saben que consiguieron entrar en México pero les fue imposible aguantar el tsunami azteca, emprendiendo una huida dantesca, les explico que Bernal en su última frase está anticipando lo que luego veremos: habría  una gran diferencia entre las dos tropas españolas; los de Cortés, llenos de coraje y veteranía, y, los de Narváez, todo lo contrario.

     (Foto: El cuadro representa, probablemente de forma muy tendenciosa, el ataque de Alvarado y sus hombres a los mexicanos durante un baile ceremonial. Es difícil creer que su objetivo fuera la  muerte de la población civil, y no exclusivamente la de los guerreros aztecas  y la de los caciques que mayor importancia tuvieron en el rumoreado plan de acabar con los españoles. Si nos olvidamos del abuso de la ocupación, que hoy se ve tan claro, hay que ponerse en la piel de Alvarado para saber si su decisión, como militar, estuvo justificada, y si fue prudente. En cualquier caso, nunca se sabrá lo que pasó, porque hay versiones para todos los gustos).


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