sábado, 26 de diciembre de 2015

(125) - Bonne nuit, mon prodige des lettres universelles. A rey muerto, rey puesto: Juan de Garay triunfó donde fracasó su tío, Ortiz de Zárate.
     - Bienvenu, mon protecteur. Tendrán que repartirse la gloria de su origen Orduña y Villalba de Losa, no habiendo duda de que en este pueblo pasó su infancia. El apellido Garay se lo dio su padrastro.
     - Así es, santo varón; el de su difunto padre era Ochandiano, como el marido de mi sobrina Catalina: sí, aquel que fue a recibir a Sebastián Elcano cuando llegó a Sanlúcar. Prosiga  vuesa mersed.
     -  Gustosamente, reverendo. La vida de cualquier españolito de Indias era una novela: la de sus líderes, un culebrón; ni durmiendo descansaban. Juan nació en 1528, y con solo 16 años dejó atrás España “para nunca más volver”. Llegó a Perú y no tardó mucho en tener su bautismo de armas: era un momento en el que las luchas banderizas se daban constantemente (la maldición de los Pizarro). Por sensatez o por lealtad, Juan siempre estuvo del lado oficial, apostando por el rey. El que le cortó la cabeza a Gonzalo Pizarro, el virrey Pedro de la Gasca, supo agradecer los servicios del capitancito Juan de Garay dándole  un puesto de relieve en las primeras expediciones hacia Charcas. Tuvo un hijo con una seductora pocahontas, al que reconoció, y  que, al casarse,  fue bien recibido por su mujer, Isabel Becerra, integrándolo en su rebañito de seis críos. El feliz casado recibió el encargo de fundar Santa Fe, como refuerzo de Asunción: dicho y hecho. Su tío Juan Ortiz de Zárate le llevó a su lado cuando, en lugar de refundar Buenos Aires, decidió establecer otra población con nombre y destino poco afortunados: Zaratina; duró un suspiro, arrasada por los indios. Su tío murió, y Garay, tras algunos obstáculos rocambolescos con el yerno del difunto, fue nombrado Gobernador del Río de la Plata y del Paraguay, dando así el pelotazo de su vida, pero con resultados muy brillantes: fundó Buenos Aires un glorioso 11 de junio de 1580.
     -Bien dicho, ilustre cronista. Y que nadie olvide  que este feliz acontecimiento fue consecuencia de las cartas que Juan de Matienzo le mandó al rey. À demain.
     - Añadamos que Garay murió luchando con los indios en 1583. Bon voyage a Quántix, doux Sanchó.


     Esta es la solemne estatua de Juan de Garay, colocada frente a la Casa Rosada, el sitio más chic de Buenos Aires. Pero hay un detalle que no es baladí: tiene detrás un crecido retoño del Árbol de Guernica, para gloria de las instituciones vascas y olvido de un humilde pueblito burgalés: Villalba de Losa. Aunque nos riamos de los refranes, suelen dar en el clavo: “El pez grande se come al chico”.


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