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- Bonne nuit, mon prodige des lettres universelles. A rey muerto, rey puesto:
Juan de Garay triunfó donde fracasó su tío, Ortiz de Zárate.
- Bienvenu, mon protecteur. Tendrán que repartirse la gloria de su
origen Orduña y Villalba de Losa, no habiendo duda de que en este pueblo pasó
su infancia. El apellido Garay se lo dio su padrastro.
- Así es, santo varón; el de su difunto padre era Ochandiano, como el
marido de mi sobrina Catalina: sí, aquel que fue a recibir a Sebastián Elcano
cuando llegó a Sanlúcar. Prosiga vuesa
mersed.
- Gustosamente, reverendo. La
vida de cualquier españolito de Indias era una novela: la de sus líderes, un
culebrón; ni durmiendo descansaban. Juan nació en 1528, y con solo 16 años dejó
atrás España “para nunca más volver”. Llegó a Perú y no tardó mucho en tener su
bautismo de armas: era un momento en el que las luchas banderizas se daban
constantemente (la maldición de los Pizarro). Por sensatez o por lealtad, Juan
siempre estuvo del lado oficial, apostando por el rey. El que le cortó la
cabeza a Gonzalo Pizarro, el virrey Pedro de la Gasca, supo agradecer los
servicios del capitancito Juan de Garay dándole
un puesto de relieve en las primeras expediciones hacia Charcas. Tuvo un
hijo con una seductora pocahontas, al que reconoció, y que, al casarse, fue bien recibido por su mujer, Isabel
Becerra, integrándolo en su rebañito de seis críos. El feliz casado recibió el
encargo de fundar Santa Fe, como refuerzo de Asunción: dicho y hecho. Su tío
Juan Ortiz de Zárate le llevó a su lado cuando, en lugar de refundar Buenos Aires,
decidió establecer otra población con nombre y destino poco afortunados:
Zaratina; duró un suspiro, arrasada por los indios. Su tío murió, y Garay, tras
algunos obstáculos rocambolescos con el yerno del difunto, fue nombrado
Gobernador del Río de la Plata y del Paraguay, dando así el pelotazo de su
vida, pero con resultados muy brillantes: fundó Buenos Aires un glorioso 11 de
junio de 1580.
-Bien dicho, ilustre cronista. Y que nadie olvide que este feliz acontecimiento fue
consecuencia de las cartas que Juan de Matienzo le mandó al rey. À demain.
- Añadamos que Garay murió luchando con los indios en 1583. Bon voyage a
Quántix, doux Sanchó.
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