miércoles, 9 de diciembre de 2015

(109) - ¡Eh, perillán!: te estás haciendo el tonto y has dejado de lado a mis descendientes. La verdad es que me gusta este desvío por las tierras americanas: alguien se enterará de aquella grandiosidad.
     - Buenas noches, querido Sancho: ya sabes que, en el fondo, todo lo hago por ti y me alegro de que disfrutes del paseíto colateral.
     - Pues ¡vámonos pa Colombia, mijo! Quiero que la rodees por varios frentes: cada cosa a su tiempo. Empieza cuanto antes con Balboa.
     - No te impacientes, daddy. Haremos unos importantes comentarios previos. Él y unos cuantos españoles fundaron el año 1510 la primera ciudad de la tierra continental americana, en la insalubre zona del colombiano golfo de Urabá, bajo el nombre de Santa María de la Antigua. Nada que ver con la “antigüedad” de la población, sino con la Virgen de la Antigua, tan querida por los conquistadores, especialmente por los andaluces, y en cuya preciosa capilla de la catedral hispalense estuvieron reposando algún tiempo los restos del ilustrísimo, docto, enérgico, sensato, trabajador, valiente, ambicioso, influyente, prestigioso abad y alto funcionario real que nació en Mena.
     - Aunque capto la ironía, acepto gustoso el cumplido, mi dulce bien.
     - Sigo, adorable ectoplasma. Ataquemos por la parte nororiental de Colombia, donde el gran protagonista fue Sebastián de  Benalcázar (o Belalcázar, porque ambas formas figuran ya desde sus tiempos). Ese gran país de nombre colombino (qué injusticia lo de Américo Vespucio) fue pronto explorado por las costas de los dos grandes océanos, pero se demoró el avance hacia su interior. Sebastián, también extremeño, llegó pronto a Indias, en 1507 (otro de los grandes que conociste bien, y tú, sin recoger datos para hacer una gran crónica, dita sea). Estuvo algún tiempo entre los soldados del cruel  Pedrarias Dávila y me temo que quedaría contaminado por la brutalidad de semejante animal, aunque él  mismo tenía fama de implacable. Puro hombre de acción, casi analfabeto, se atrevió con todo tipo de poder, hasta con el que le sobrepasaba, como el de gobernar. Vivió con Pizarro la gloria de someter a Atahualpa y acabó personalmente con la última resistencia de sus generales, quedando bajo su control el territorio actual de Ecuador, donde fundó Quito y Guayaquil (refundadas después). Bajo las órdenes de Pizarro comenzó a internarse en territorio colombiano, y con sus propias hazañas consiguió un poder independiente. Viajaremos mañana con él en sus peripecias hasta Bogotá. Ciao.
     - Tienes razón, my dear: fue el error de mi vida no recoger datos. Gabriel García Márquez  lo hizo bien: “Vivir para contarla”. Pero no tenía yo madera de cronista dicharachero. A domani; dorme bene.



     Nos estamos adelantando en el tiempo, porque de ese glorioso viaje que señala la foto hablaremos más adelante. Pero el plano sirve para ver emplazada la primera ciudad del continente americano: Santa María de la Antigua. Fue establecida por Vasco Núñez de Balboa, el inmenso personaje cuya joven vida fue truncada por un animal llamado Pedrarias Dávila. Para evitar confusiones, digamos que el nombre de “Vasco” no tiene nada que ver con los vascos. Era bastante corriente en las zonas de Extremadura, Galicia y Portugal, siendo muy posible que tuviera otas variantes, como Velasco y Blasco, con sus apellidos (Vázquez, Velazquez y Blazquez).


No hay comentarios:

Publicar un comentario