(109) - ¡Eh, perillán!: te estás haciendo el
tonto y has dejado de lado a mis descendientes. La verdad es que me gusta este
desvío por las tierras americanas: alguien se enterará de aquella grandiosidad.
-
Buenas noches, querido Sancho: ya sabes que, en el fondo, todo lo hago por ti y
me alegro de que disfrutes del paseíto colateral.
-
Pues ¡vámonos pa Colombia, mijo! Quiero que la rodees por varios frentes: cada
cosa a su tiempo. Empieza cuanto antes con Balboa.
-
No te impacientes, daddy. Haremos unos importantes comentarios previos. Él y
unos cuantos españoles fundaron el año 1510 la primera ciudad de la tierra
continental americana, en la insalubre zona del colombiano golfo de Urabá, bajo
el nombre de Santa María de la Antigua. Nada que ver con la “antigüedad” de la
población, sino con la Virgen de la Antigua, tan querida por los
conquistadores, especialmente por los andaluces, y en cuya preciosa capilla de
la catedral hispalense estuvieron reposando algún tiempo los restos del
ilustrísimo, docto, enérgico, sensato, trabajador, valiente, ambicioso,
influyente, prestigioso abad y alto funcionario real que nació en Mena.
-
Aunque capto la ironía, acepto gustoso el cumplido, mi dulce bien.
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Sigo, adorable ectoplasma. Ataquemos por la parte nororiental de Colombia,
donde el gran protagonista fue Sebastián de
Benalcázar (o Belalcázar, porque ambas formas figuran ya desde sus
tiempos). Ese gran país de nombre colombino (qué injusticia lo de Américo
Vespucio) fue pronto explorado por las costas de los dos grandes océanos, pero
se demoró el avance hacia su interior. Sebastián, también extremeño, llegó
pronto a Indias, en 1507 (otro de los grandes que conociste bien, y tú, sin
recoger datos para hacer una gran crónica, dita sea). Estuvo algún tiempo entre
los soldados del cruel Pedrarias Dávila y
me temo que quedaría contaminado por la brutalidad de semejante animal, aunque
él mismo tenía fama de implacable. Puro
hombre de acción, casi analfabeto, se atrevió con todo tipo de poder, hasta con
el que le sobrepasaba, como el de gobernar. Vivió con Pizarro la gloria de
someter a Atahualpa y acabó personalmente con la última resistencia de sus
generales, quedando bajo su control el territorio actual de Ecuador, donde
fundó Quito y Guayaquil (refundadas después). Bajo las órdenes de Pizarro
comenzó a internarse en territorio colombiano, y con sus propias hazañas
consiguió un poder independiente. Viajaremos mañana con él en sus peripecias
hasta Bogotá. Ciao.
-
Tienes razón, my dear: fue el error de mi vida no recoger datos. Gabriel García
Márquez lo hizo bien: “Vivir para
contarla”. Pero no tenía yo madera de cronista dicharachero. A domani; dorme
bene.
Nos estamos adelantando en el tiempo, porque de ese glorioso viaje que
señala la foto hablaremos más adelante. Pero el plano sirve para ver emplazada
la primera ciudad del continente americano: Santa María de la Antigua. Fue
establecida por Vasco Núñez de Balboa, el inmenso personaje cuya joven vida fue
truncada por un animal llamado Pedrarias Dávila. Para evitar confusiones,
digamos que el nombre de “Vasco” no tiene nada que ver con los vascos. Era bastante
corriente en las zonas de Extremadura, Galicia y Portugal, siendo muy posible
que tuviera otas variantes, como Velasco y Blasco, con sus apellidos (Vázquez,
Velazquez y Blazquez).
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