(120) - Pax
tecum per semper, Felix Mainae, magnificus historiator.
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Sicut est tibi perpetua in terra tua, Quantix. Me arrastra tu cachondeo, canónigo
guasón. Nos lo pasamos “de cine”. Continúo con la carta de Juan de Matienzo.:
“Y por que vea V. M. la disposición de la tierra, pongo aquí todas las jornadas
que hay hasta Santiago del Estero, y de allí hasta la laguna de Quilohasas y
fortaleza (fuerte) de Gaboto, y de allí a España”.
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¡Alto ahí, secre! Que se sepa que Sebastián Gaboto fue un navegante italiano
que estuvo primero al servicio de los ingleses, pero después se pasó a nuestro
equipo, y, más concretamente, a ¡mi equipo!, porque lo tuve de piloto primero
en la Casa de la Contratación. Anche ío allora parlaba veramente come il Dante.
Ese fuerte lo construyó el año 1527 subiendo por el Río de la Plata.
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Escrito queda, jefe. Juan le explicaba al rey el recorrido de su propuesta de
acceso para unir Perú con Buenos Aires, mencionando los puntos de enlace
meticulosamente, y hasta se permitía indicar las distancias de cada tramo (las
pasaré por alto). Recojo varios de los nombres que cita: “La primera jornada
está saliendo desta Ciudad de la Plata (actual Sucre) a las Ventas de Quijada,
al terrado que llaman Seisleguas. De allí, por el camino de Estopiñán, a un
pueblo lliamado Chacabuco…”. La lista sigue: Cuesma (pueblo de indios),
Ayavista, Calala (pueblo de indios huruquillas), Calcha, Vichacla (indios
chichas), Ascande, Turqui, Palquisa, Talina, Moreta…Nombra otros muchos lugares
y señala dónde hay “tambos” (antiguos puntos de posta de los incas) y casas de
encomenderos. Dice que se pasa por la ciudad de Londres (¿sería Gaboto quien la bautizó?) y que se
llega a la ciudad de Cañete (nombre del virrey) “por la quebrada abajo donde
salen muchos ríos y nace el Estero, que entra en el río de la Plata”. Revela
que había tambos incas cada tres o cuatro leguas. Señala que del Estero al
fuerte de Gaboto (ya en el río de la Plata) hay 70 leguas. “De la fortaleza de
Gaboto al puerto de Buenos Aires, que es la boca del río de la Plata, hay muy
poco camino. Navégase con bergantines grandes en diez o doce días. Y, de Buenos
Aires a España, se va en treinta o cuarenta días a lo más largo, y se podrá V.
M informar de los que han ido a España
desde el río de la Plata, que hay hartos”. Mañana veremos la habilidad de Juan
para promocionar ante el rey su proyecto, que no solo se hizo realidad, sino
que demostró que tu ilustre “primo” no
vendía humo. Chapeau.
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Se me cae la baba, baby. ¡Qué honor para nuestra familia! ¡Cuánto le debe
España a este solitario precursor! Y, por si fuera poco, lavó la memoria de los
Matienzo con su honradez. Happy dreams, good son: me vuelvo a Quántix
ronroneando de placer.
Es
asombroso, hijos míos. Mi “primo” Juan de Matienzo, como todos los genios, hizo
comprender lo evidente: había que establecer una ruta que uniera Perú con
Buenos Aires. Pero es que, además, su diseño definitivo resultó insuperable.
Este planito corresponde a una vía actual, y se ajusta como un guante al
trazado que metió en la dura cabeza del rey: llegar a Buenos Aires, viniendo
desde Charcas, y pasando por Tucumán hasta enlazar con el río de la Plata. La
bautizo ahorita mismo como “GRAN RUTA MATIENZO”.
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