martes, 1 de marzo de 2022

(1659) Terminada una racha de buenas victorias, el gobernador Alonso de Sotomayor decidió ir en persona a Perú para conseguir más soldados, y dejó el mando en Chile a su hombre de confianza, Alonso García Ramón.

 

     (1259) Sobre la marcha, el gobernador Alonso de Sotomayor iba haciendo nuevos nombramientos: "Rafael Portocarrero, el nuevo coronel del ejército, fue marchando con sus hombres hacia Tucapel y Arauco,  y se alojó en el estero de Vergara,  donde en la revista que se hizo en presencia del gobernador se hallaron cuatrocientos quince españoles, y entre ellos doscientos cincuenta arcabuceros. En este lugar, el gobernador hiso alférez general a un cuñado suyo llamado don Carlos de Irazábal, y nombró capitanes a don Pedro Páez Castillejos, don Bartolomé Morejón, don Juan Rodolfo Lisperguer, Diego de Ulloa y Pedro de Cuevas (en aquellos tiempos ser 'Don' suponía relieve social). Estando todo puesto a punto, fueron recorriendo las tierras de Mareguano, Millapoa y Talcamavida, llegando finalmente a la cuesta de Villagrán, para entrar por ella en Arauco. En este paso estaban fortificados los enemigos, pero los nuestros caminaban sin miedo aun viendo grandes huestes de enemigos que los seguían sin atreverse a acometerles hasta llegaran al fuerte que tenían hecho. Frente a este, se alojó la gente española, y luego  los arcabuceros y los de a caballo se prepararon para la batalla.  Aunque los indios tenían puestos muchos obstáculo y hoyos abiertos, con otras estratagemas, acometieron los nuestros acometieron y trabaron una batalla muy sangrienta por espacio de dos horas, en la que mataron a muchos indios, perdiendo de nuestra parte a un caballero portugués del hábito de Cristo, al que lo mató, por error, un soldado bisoño de un arcabuzazo. Finalmente, el fuerte de los enemigos quedó desbaratado, bajando sin obstáculos la gente española al campo raso, y al día siguiente se alojaron en el sitio donde solía estar la casa fuerte en tiempo de Valdivia, don García y otros gobernadores. Después el gobernador don Alonso puso los en un sitio muy cómodo y apacible, y allí construyó una casa fuerte con mucho esfuerzo de los soldados, pues, además de trabajar en esta obra, también que defenderse de los enemigos".

     Terminada la preparación del fuerte, los españoles pudieron intensificar los ataques a los indios: "Salían con mucha frecuencia a dar trasnochadas a los adversarios, hallándose personalmente en todo el maestre de campo, Alonso García Ramón. Con lo cual se vieron los indios tan acosados, que muchos de ellos acudieron a someterse a los españoles. Pero había otros tan perseverantes en la defensa de sus tierras, que se congregaron para dar contra los nuestros muriendo o matando. Unos ocho mil indios fueron marchar en busca del maestre de campo, que andaba peleando lejos de la fortaleza. El general que estaba en ella, sabiendo lo que pasaba, salió con más de cien españoles y llegó a la vista de los enemigos, los cuales se fueron retirando y los nuestros tras de ellos, picándoles en la retaguardia mientras el maestre de campo llegaba en busca de ellos. Al  juntarse, volvieron todos a la fortaleza, y el gobernador envió al maestre de campo Alonso García Ramón a la ciudad Lima para pedir ayuda de gente y municiones al virrey que, por entonces, lo era don García Hurtado de Mendoza marqués de Cañete de cuya respuesta se hablará en su momento".

 

     (Imagen) Nos vamos acercando al final de esta crónica, por lo que, a falta de nuevos personajes, iré nutriendo las imágenes de los últimos comentarios del cronista. Nos habla ahora de que el gobernador Alonso de Sotomayor estaba consiguiendo el año 1590 pacificar a muchos indios. Entre ellos, a los de la isla de Santa María, aquellos que habían sido duramente castigados por matar a mensajeros españoles: "Luego sometió gran parte de los territorios de Tucapel, y sus capitanes Pedro Cortés y Juan Rodolfo Lisperguer, que tuvieron muy dura pelea con dos escuadrones de indios, salieron victoriosos, aunque perdieron a un soldado. Con esto, puso don Alonso de Sotomayor fin a las batallas que tuvo en Chile, en todas las cuales, y en las demás cosas del gobierno, mostró mucho valor y prudencia. Lo cual no era nuevo en su persona, porque muchos años antes había sido tan estimado entre los capitanes de Flandes, que, teniendo que enviar los generales un embajador a Su Majestad, pusieron los ojos en este caballero por la satisfacción que de él tenían. Y como en aquel viaje lo encontró el señor Don Juan de Austria, lo regresó consigo por no ser por entonces necesaria su embajada, pero después de llegar a Flandes, lo volvió a enviar él mismo como mensajero adonde el Rey, siendo su guía el flamenco Juan Enríquez, quien después lo ayudó mucho en Chile". Luego el cronista nos muestra el afecto que sentía García Hurtado de Mendoza, virrey de Perú, por las tierras chilenas, donde había sido gobernador: "El celo que trajo de España acerca del remedio de las cosas de Chile se manifestó tanto en otras ocasiones de su gobierno, como en esta de ahora, cuando el maestre de campo se trasladó a Perú para pedirle ayuda de gente,  porque lo tomó esto con tantas ganas, que, en pocos días, lo mandó de vuelta con buen número de soldados para acabar ya con guerra tan prolija. Llegó el maestre de campo  a Chile en salvamento con la gente que traía de Perú y alcanzó al gobernador en los términos de la ciudad de Concepción, el cual, estando muy deseoso de verse con el nuevo virrey del Perú y tratar con él despacio del remedio que necesitaba este reino de Chile, partió el año 1591, dejando encargado su ejército al maestre de campo Alonso García Ramón, de quien estaba tan satisfecho como sus obras merecían. Y, porque los lugares más necesitados eran Arauco y Tucapel, le confió en particular la defensa de la fortaleza que había en aquella zona, dejando en las demás los medios y los capitanes necesarios para protegerlas". En la imagen vemos que RERE, una pequeña población chilena, recuerda a su fundador, el gobernador Sotomayor.




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