domingo, 20 de marzo de 2022

(1675) El cacique Pelantaro, convertido en gran líder por haber matado al gobernador García de Loyola, lanzó nuevos ataques. En la defensa brilló el capitán Francisco Jufré, y también lo hará el capitán Francisco Hernández Ortiz.

 

     (1275) Si los tiempos pasados fueron una batalla constante, los venideros van a ser mucho peores: "En esos mismos días, la insurrección asomaba por todas partes. El capitán Miguel de Silva, que mandaba en la ciudad de San Felipe de Arauco, se apresuró a convocar a una junta a los caciques de todas las tribus comarcanas, y obtuvo de ellos la promesa de permanecer en paz. Pero, como solía acontecer, los indios de la costa continuaron juntándose para la guerra, y el 16 de enero de 1599 atacaron Arauco unos mil guerreros. Miguel de Silva, encerrándose en el fuerte, se defendió resuelta y felizmente de los ataques de los indios, dando tiempo a que le socorrieran por mar. El 22 de enero llegó a Concepción el gobernador interino (Pedro de Viscarra) con los pocos soldados que había sacado de Santiago. El mismo día fondeaba en el puerto un buque que traía las provisiones militares necesarias que había pedido en Perú el año anterior el capitán Jerónimo de Benavides. Apenas repartidas esas municiones, llegaron a Concepción noticias más alarmantes todavía. Se acababa de alzar toda la comarca vecina de Angol, y luego la región en la que estaba situada la ciudad de Santa Cruz. El caudillo Pelantaro (muy admirado por los mapuches, y autor de la muerte del gobernador Martín García de Loyola), a la cabeza de unos mil doscientos guerreros, se acercó esta plaza, y allí comenzó a ejercer sus depredaciones sobre los indios que permanecían fieles a los españoles. La alarma cundió en toda la región".

     Estaban inmersos en una situación que revelaba el temple de cada uno: "En medio del desaliento de muchos, no faltaron algunos hombres firmes que estuvieran determinados a oponer una vigorosa resistencia a los indígenas. El general Francisco Jufré, que durante el gobierno del fallecido Martín García Óñez de Loyola había vivido retirado en una estancia de las inmediaciones de Chillán, fue llamado por los vecinos de Santa Cruz para dirigir la defensa de la ciudad. Contando con algunos refuerzos enviados por el Gobernador, Jufré decidió atacar a los indios con un golpe de audacia antes de que los indios juntaran mayores fuerzas. El día 7 de febrero salió de Santa Cruz con cincuenta españoles y unos doscientos indios auxiliares, y atacó a los enemigos. En el primer momento hicieron grandes estragos en las filas de los rebeldes, pero pronto comenzaron a ceder ante el mayor número, y se replegaron en la ciudad con pérdida de dos muertos y con algunos heridos. Aunque los españoles no habían logrado una victoria,  al menos alejaron de momento los peligros que amenazaban Santa Cruz, pero Jufré se convenció de que sus tropas no poseían el vigor que las circunstancias reclamaban. Entre sus soldados, muchos se habían batido con todo denuedo, pero otros se mostraron acobardados".

     Otro valiente capitán pagó con su vida  el atrevimiento de ir en busca de datos sobre los preparativos de los indios: "El capitán Luis de Urbaneja que mandaba una columna de cuarenta jinetes, se alejó con ellos para recoger noticias del enemigo. Unos mil indios que estaban al acecho les salieron al paso, y el combate no fue largo ni dudoso. Los españoles hicieron prodigios de valor para defenderse, e incluso lograron abrirse camino entre los espesos escuadrones de los indios, pero perdieron ocho hombres, y entre ellos al capitán Urbaneja, que gozaba reputación de soldado muy valiente y experto. Tuvo lugar aquel desastre el 11 de febrero de 1599. Habría sido de poca importancia en otra ocasión, pero entonces abatió sobremanera a los españoles, y alentó la soberbia de los  bárbaros".

 

     (Imagen) Veremos enseguida en acción al capitán FRANCISCO HERNÁNDEZ ORTIZ PIZARRO, natural de Villacastín (Segovia). Se sabe con exactitud que nació el año 1555, ya que se conserva el registro de su bautismo: "En veintisiete de julio de 1955, yo, Sebastián Montero, cura párroco de Villacastín, bauticé a Francisco, hijo de Francisco Hernández y de Inés Pizarro, naturales de dicho lugar". El apellido Pizarro fue ganando posiciones entre sus descendientes, y un nieto suyo, llamado Tomás Pizarro, oidor de la Audiencia de Guadalajara (México), donó hacia el año 1675 una imagen de la Virgen para la parroquia de Villacastín. Francisco se casó con María Cortés de Monroy, nacida en La Serena (Chile), hija de un conquistador famoso en Chile, Pedro Cortés de Monroy, nacido en Zarza (Badajoz), quien sin duda fue pariente cercano del gran Hernán Cortés de Monroy, natural de Medellín, a solo 30 km de Zarza. Francisco Hernández Ortiz llegó a Chile hacia el año 1574, y dos hermanos que lo acompañaban murieron pronto.  El año 1660, un hijo suyo, llamado Cristóbal Hernández Pizarro (también conquistador), presentó un informe de sus servicios a la Corona, y los de otros parientes suyos. En concreto, los que alegaba con respecto a su padre fueron los siguientes: Intervino activamente en la llamada guerra de Arauco (contra los mapuches). Tuvo más de cuarenta años de actividad militar. Fue  Capitán, Maestre de Campo General (cargo superior de la milicia, con mando en todos los ejércitos), fundador de la ciudad de Calbuco, Gobernador y vecino fundador de la ciudad de Chillán, Corregidor de Villarrica en 1580, Corregidor de Osorno en 1583, Corregidor de La Imperial, Corregidor y Justicia Mayor de Chillán en 1593, Corregidor de Angol en 1594, Encomendero de Concepción en 1599,  así como Cabo y Señor de las ciudades del norte (La Imperial, Villarrica, Valdivia y Castro). El año 1603, los indios huilliches (llamados también mapuches del sur) se rebelaron contra los españoles y trataron de expulsarlos de su territorio, atacando previamente la ciudad de Osorno para destruirla. Era sumamente urgente sacar de allí a los vecinos para evitar una masacre, y fue el capitán FRANCISCO HERNÁNDEZ ORTIZ PIZARRO quien, con sus hombres y  con la ayuda de indios amigos, logró proteger la huida de los supervivientes hasta llegar a otra zona situada más al sur. Allí construyeron un fuerte militar, en el que Francisco Hernández asumió el mando, durante un año, como gobernador del archipiélago de Chiloé (en la imagen, se ve el escenario de los hechos). Hay constancia de que FRANCISCO HERNÁNDEZ ORTIZ PIZARRO ya había muerto el año 1613.




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