(1260) Otra prueba de la necesidad que
había de más soldados para tener a raya a los terribles mapuches la vemos en el
hecho de que el gobernador de Chile, Alonso de Sotomayor, viendo la buena
voluntad mostrada por el virrey García Hurtado de Mendoza, se fue personalmente
a Perú buscando nuevos refuerzos, y le dejó toda la responsabilidad militar a
Alonso García Ramón: "Como el maestre de campo vio que
todo el peso de la guerra le incumbía a él más que a otro cualquiera de los de
Chile, y contó con la mucha ayuda que le daban los capitanes Gutiérrez de Arce,
Pedro de Cuevas y Gonzalo Hernández, se dio tan buena maña en pacificar la
tierra, que en poco tiempo se vieron los indios forzados a pedir la paz o tener
que abandonar sus casas y haciendas. Pero las cosas de este reino van de manera
que, por más demostraciones de paz que los indios daban, y aunque se tranquilizaban
por algún tiempo, era algo tan forzado, que estaban siempre con ganas de rebelarse
contra los españoles. Y así, pasado el invierno, comenzaron los indios a formar
escuadrón y hacer asaltos cuando veían la oportunidad, con notable detrimento
de los indios pacíficos y de los mismos españoles, cuyas escoltas no podían pasar
con seguridad, hasta que el maestre de campo salió a remediarlo con cuarenta
hombres de a caballo".
Así que, como siempre, los mapuches volvieron
a las andadas: "Cuando llegó el verano y los indios vieron a los españoles
encastillados en Arauco, determinaron luchar con todas sus fuerzas para acabar
de una vez con ellos o morir en el intento. Para esto se juntaron seis mil
hombres de pelea, y fue algo extraordinario en aquellos tiempos en los que los indios
estaban tan menoscabados. Estando ellos cerca de la fortaleza por espacio de
cuarenta días aguardando su oportunidad, llegó al puerto de Arauco un navío que
envió el virrey del Perú con soldados por haber tenido noticia de que volvía el
pirata inglés Tomás Scandi (Cavendish), como en efecto venía,
aunque murió en el viaje junto a Buenos Aires, habiendo perdido tres navíos de
cuatro que sacó de Inglaterra". Un inciso para aclarar que los datos son
fidedignos. Ocurrían en 1591, como vimos, pero el cronista no precisa que los
piratas no llegaron a pasar el Estrecho de Magallanes, por lo que las noticias
de que se aproximaban a Chile tuvieron que conocerla por vía terrestre desde
Buenos Aires.
Sigamos con el cronista: "De estos soldados que vinieron de Perú,
se aprovechó Alonso García Ramón en este trance, poniéndolos a guardar la
fortaleza mientras él sacaba de ella cien hombres de pelea que allí tenía para
ir a enfrentarse con los indios, que estaban muy cerca y con su ejército
formado. Pero, como había falta de caballos por haberse muerto muchos en el
invierno, solo pudo contar con cuarenta y cinco soldados, entre los cuales
salió el capitán Víllaoslada, que era recién llegado del Perú, los tres
capitanes antes referidos, y el alférez Gonzalo Becerra, aunque, tal y como
todos los españoles se mostraron en este enfrentamiento, eran dignos de que
fuese aquí escrito el nombre de cada uno de ellos". Hemos visto muchas
veces que, en Chile y en el resto de las Indias, los cronistas hablan de ejércitos de miles de
indios, con cifras que casi siempre estarían exageradas. Pero lo que sí resulta
muy creíble es que la desproporción con respecto al número de españoles fuera
enorme, porque siempre facilitan el dato de forma muy precisa, limitándose,
como mucho, a unos cientos de soldados. Aunque tampoco hay que olvidar que esas
tropas de españoles iban con frecuencia acompañadas de muchos indios que
luchaban a su lado.
(Imagen) Aunque fuera por la buena causa de
conseguir del virrey García Hurtado de Mendoza un nuevo refuerzo de soldados,
resulta extraño que el gobernador ALONSO DE SOTOMAYOR se marchara a Perú dejándole al maestre de
campo, ALONSO GARCÍA RAMÓN, la dura misión de ocuparse de todas las batallas
contra los mapuches. Lo que no sabía el gobernador era que, antes de volver,
sería sustituido por uno nuevo, MARTÍN GARCÍA ÓÑEZ DE LOYOLA (sobrino nieto de
San Ignacio). El cronista continúa su relato: "Después de salir los
nuestros de Arauco, hallaron un escuadrón de trescientos indios de a caballo,
los cuales se fueron retirando con mucho orden para llevar tras sí a los
cristianos hasta el grueso de su ejército. El maestre de campo entendió su
estratagema, pero no rehusó ir adelante hasta dar con otro escuadrón de
seiscientos indios. Se trabó entonces la batalla derramándose mucha sangre por
ambas partes. Cayó muerto un soldado, y viendo los nuestros que los indios iban
a coger su cuerpo para cantar victoria como suelen, se arrojaron todos a impedirlo.
Anduvo la cosa tan metida en coraje, que no se había visto durante años batalla
más reñida. Y es cosa de gran admiración que, aun siendo los españoles no más
de cuarenta y cinco, duró unas seis horas. Estuvo el maestre de campo a punto
de perder la vida en este conflicto, porque le mataron los contrarios el
caballo y él cayó en tierra, de modo que los indios acometieron para cogerlo o
matarlo, como lo habrían hecho si no lo socorrieran los suyos con presteza.
Finalmente ganaron los nuestros con pérdida de ochenta hombres del bando
contrario, aunque del nuestro no hubo nadie que no saliese muy herido. El
último efecto de la victoria fue que vinieron los indios en son de paz para someterse
a los españoles, viendo que no era posible prevalecer contra ellos.
Por entonces llegó a Chile como gobernador Martín García Óñez de Loyola, y apreció
mucho a ALONSO GARCÍA RAMÓN, el cual permaneció ejerciendo como maestre de
campo hasta que se fue al Perú a que le gratificasen los servicios que
había hecho en Flandes y en este reino
de Chile. Lo cual cumplió el virrey de Perú, don García Hurtado de Mendoza,
ocupándolo allí en oficios de mucha importancia: primero, como general del
puerto de Arica y, después, como corregidor de la villa de Potosí, cuya vara de
autoridad tomó el mes de marzo de 1596". La imagen nos muestra a ALONSO
GARCÍA RAMÓN en un cuadro que hace referencia escrita a que el valentísimo
español (como ya sabemos) mató en un duelo personal al toqui (cacique)
principal de las tierras de Arauco.
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