viernes, 31 de julio de 2020

(Día 1175) Gonzalo Pizarro estaba tan desesperado que pensó en dos cosas absurdas: llegar a un acuerdo con Diego Centeno, o marchar con su tropa a Chile.

     (765) Se diría que Gonzalo Pizarro veía tan difícil su supervivencia política y personal, que se había vuelto suplicante: "En aquellos días el gran tirano le envió a Diego Centeno, por medio de un criado portugués (era italiano, de Milán) de Francisco de Carvajal llamado Francisco Bosso, un escrito en el que le pedía con amorosas palabras que entrambos se juntasen con buenos conciertos y con hermandad. Diego Centeno le contestó que sí se juntaría, con la condición de que él se pusiera bajo la bandera de Su Majestad, y que, de no ser así, que le perdonase, porque procuraría apresarlo y llevarlo adonde Pedro de la Gasca. Luego le dio a Francisco Bosso muchas copias de los perdones del Rey, para que las repartiese entre los capitanes y soldados de Gonzalo Pizarro, para que todos se pusiesen al servicio de Su Majestad".

     Francisco Bosso aceptó el encargo, lo que suponía ya cierta connivencia con Diego Centeno, que, al llegar a Arequipa, debía disimular. Pero ocurrió que le salió al camino Francisco de Carvajal con diez arcabuceros, le quitó las copias, le dijo que no hablara con nadie de ellas, se las entregó a Gonzalo Pizarro y las destruyeron. Cuando hablaron a sus soldados de lo que había visto Bosso donde Diego Centeno, se inventaron, para levantar su ánimo, el cuento de que todo le iba mal a Diego Centeno, porque su tropa estaba a punto de amotinarse y abandonarle debido a que no les daba la paga que les había prometido: "Estas cosas falsas publicaban el licenciado Cepeda y Francisco de Carvajal para que no huyesen sus soldados; mas no por eso dejaron de hacerlo Francisco Bosso y Juan Vélez de Vergara, alférez de Francisco de Carvajal, con algunos otros, los cuales se hallaron después con Diego Centeno contra Gonzalo Pizarro en la batalla de Huarina".

     Se iba a poner en movimiento Gonzalo Pizarro con toda su tropa, pero temían que Diego Centeno los cercara por el camino. Necesitaban seguir una ruta segura: "Sabían que todas las tierras estaban alzadas contra ellos, y en la mar tenía el presidente La Gasca una buena flota de navíos con mucha gente armada. Además sus hombres iban mermando por las huidas que hacían, hasta el punto que, del poderoso ejército que había salido de Lima, no había en su campamento más que quinientos veinticinco, contando con los que trajo Juan de Acosta, desconociendo cuántos de estos permanecerían leales".

     La primera idea que tuvieron Gonzalo y sus capitanes resulta sorprendente: "Después de muchas pláticas, decidieron irse todos a Chile, o más adelante, a tierras donde los españoles no hubiesen estado, para conquistarlas y vivir en ellas, pues en el Perú no les dejaban estar en paz. Pero vieron que no iban a encontrar un camino seguro para hacerlo, ya que habrían de pasar por donde estaba el ejército de Diego Centeno, sin poder evitar el enfrentamiento y con gran riesgo de ser derrotados". Además, ir hacia Chile era una idea desesperada de corto alcance práctico, porque todas las Indias eran del Emperador, y dondequiera que se estableciesen, más pronto o más tarde serían alcanzados por su largo brazo armado. No solo se vendrían abajo todos los sueños de Gonzalo Pizarro y sus hombres, sino que quedarían en el mayor desamparo, peor que el de Robinson Crusoe en su isla, porque serían perseguidos y atacados sin piedad.

 

     (Imagen) FRANCISCO BOSSO VISCONTI era un italiano milanés de la máxima confianza de Francisco de Carvajal, puesto que lo tenía como su criado personal. Algunos cronistas lo consideraron portugués, quizá porque lo fuera su mujer, la extraordinaria y valiente Juana da Leyton (ya la vimos en acción), quien, a su vez, estaba al servicio de Catalina de Leyton, también portuguesa. Resulta casi cómico que el marido de esta, el terrible Francisco de Carvajal, quisiera mucho a las dos, y las respetara delicadamente. Francisco Bosso y Juana de Leyton se casaron el año 1556, y en España, pero, probablemente, tras largo tiempo como amantes, ya que servían juntos a Carvajal y a su mujer. Pedro de la Gasca mencionó en un informe (como contó Santa Clara) que Francisco Bosso fue adonde Diego Centeno con una absurda propuesta de Gonzalo Pizarro para que cambiara de bando. Y La Gasca añade un comentario que echa por tierra la defensa que Inca Garcilaso hacía de su padre, como si fuera ajeno a los intereses de Gonzalo Pizarro. Asegura La Gasca que Garcilaso (padre) se ofrecía como garante a Centeno de que Gonzalo respetaría el mencionado trato; y añade: "Según lo que yo creo, y todos de él creen, Garcilaso está con Gonzalo Pizarro a más no poder". Francisco de Carvajal le indica en una carta a Gonzalo Pizarro que Francisco de Bosso le prestó un caballo a María de Cárdenas para que fuera adonde su marido, Hernando de Silva, a decirle que volviera para pedirle a Gonzalo Pizarro que le perdonara la vida. Luego le comunica a Gonzalo que Bosso ya ha salido para llevarle el recado a Diego Centeno.  La carta, que es del 15 de agosto de 1547, impresiona porque, tan solo 25 días después, tuvo lugar la batalla de HUARINA, en la que, milagrosamente y gracias a una genial maniobra de Carvajal, consiguieron la victoria. Hernando Bachicao, dando por segura la derrota, huyó. Luego volvió, y le cortaron la cabeza. Diego Centeno y muchos de los derrotados, entre ellos FRANCISCO BOSSO, que acababa de cambiar de bando, pudieron huir. Ese triunfo fue para Gonzalo Pizarro su canto del cisne, porque, en el siguiente enfrentamiento, lo derrotaron y ejecutaron.



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