(765) Se diría que Gonzalo Pizarro veía
tan difícil su supervivencia política y personal, que se había vuelto
suplicante: "En aquellos días el gran tirano le envió a Diego Centeno, por
medio de un criado portugués (era italiano, de Milán) de Francisco de Carvajal
llamado Francisco Bosso, un escrito en el que le pedía con amorosas palabras
que entrambos se juntasen con buenos conciertos y con hermandad. Diego Centeno
le contestó que sí se juntaría, con la condición de que él se pusiera bajo la
bandera de Su Majestad, y que, de no ser así, que le perdonase, porque
procuraría apresarlo y llevarlo adonde Pedro de la Gasca. Luego le dio a Francisco
Bosso muchas copias de los perdones del Rey, para que las repartiese entre los
capitanes y soldados de Gonzalo Pizarro, para que todos se pusiesen al servicio
de Su Majestad".
Francisco Bosso aceptó el encargo, lo que
suponía ya cierta connivencia con Diego Centeno, que, al llegar a Arequipa,
debía disimular. Pero ocurrió que le salió al camino Francisco de Carvajal con
diez arcabuceros, le quitó las copias, le dijo que no hablara con nadie de
ellas, se las entregó a Gonzalo Pizarro y las destruyeron. Cuando hablaron a
sus soldados de lo que había visto Bosso donde Diego Centeno, se inventaron,
para levantar su ánimo, el cuento de que todo le iba mal a Diego Centeno,
porque su tropa estaba a punto de amotinarse y abandonarle debido a que no les
daba la paga que les había prometido: "Estas cosas falsas publicaban el
licenciado Cepeda y Francisco de Carvajal para que no huyesen sus soldados; mas
no por eso dejaron de hacerlo Francisco Bosso y Juan Vélez de Vergara, alférez
de Francisco de Carvajal, con algunos otros, los cuales se hallaron después con
Diego Centeno contra Gonzalo Pizarro en la batalla de Huarina".
Se iba a poner en movimiento Gonzalo
Pizarro con toda su tropa, pero temían que Diego Centeno los cercara por el
camino. Necesitaban seguir una ruta segura: "Sabían que todas las tierras
estaban alzadas contra ellos, y en la mar tenía el presidente La Gasca una
buena flota de navíos con mucha gente armada. Además sus hombres iban mermando
por las huidas que hacían, hasta el punto que, del poderoso ejército que había
salido de Lima, no había en su campamento más que quinientos veinticinco,
contando con los que trajo Juan de Acosta, desconociendo cuántos de estos
permanecerían leales".
La primera idea que tuvieron Gonzalo y sus
capitanes resulta sorprendente: "Después de muchas pláticas, decidieron
irse todos a Chile, o más adelante, a tierras donde los españoles no hubiesen
estado, para conquistarlas y vivir en ellas, pues en el Perú no les dejaban
estar en paz. Pero vieron que no iban a encontrar un camino seguro para
hacerlo, ya que habrían de pasar por donde estaba el ejército de Diego Centeno,
sin poder evitar el enfrentamiento y con gran riesgo de ser derrotados". Además,
ir hacia Chile era una idea desesperada de corto alcance práctico, porque todas
las Indias eran del Emperador, y dondequiera que se estableciesen, más pronto o
más tarde serían alcanzados por su largo brazo armado. No solo se vendrían
abajo todos los sueños de Gonzalo Pizarro y sus hombres, sino que quedarían en
el mayor desamparo, peor que el de Robinson Crusoe en su isla, porque serían
perseguidos y atacados sin piedad.
(Imagen) FRANCISCO BOSSO VISCONTI era un
italiano milanés de la máxima confianza de Francisco de Carvajal, puesto que lo
tenía como su criado personal. Algunos cronistas lo consideraron portugués,
quizá porque lo fuera su mujer, la extraordinaria y valiente Juana da Leyton
(ya la vimos en acción), quien, a su vez, estaba al servicio de Catalina de
Leyton, también portuguesa. Resulta casi cómico que el marido de esta, el terrible
Francisco de Carvajal, quisiera mucho a las dos, y las respetara delicadamente.
Francisco Bosso y Juana de Leyton se casaron el año 1556, y en España, pero,
probablemente, tras largo tiempo como amantes, ya que servían juntos a Carvajal
y a su mujer. Pedro de la Gasca mencionó en un informe (como contó Santa Clara)
que Francisco Bosso fue adonde Diego Centeno con una absurda propuesta de
Gonzalo Pizarro para que cambiara de bando. Y La Gasca añade un comentario que
echa por tierra la defensa que Inca Garcilaso hacía de su padre, como si fuera
ajeno a los intereses de Gonzalo Pizarro. Asegura La Gasca que Garcilaso
(padre) se ofrecía como garante a Centeno de que Gonzalo respetaría el
mencionado trato; y añade: "Según lo que yo creo, y todos de él creen,
Garcilaso está con Gonzalo Pizarro a más no poder". Francisco de Carvajal le
indica en una carta a Gonzalo Pizarro que Francisco de Bosso le prestó un
caballo a María de Cárdenas para que fuera adonde su marido, Hernando de Silva,
a decirle que volviera para pedirle a Gonzalo Pizarro que le perdonara la vida.
Luego le comunica a Gonzalo que Bosso ya ha salido para llevarle el recado a
Diego Centeno. La carta, que es del 15
de agosto de 1547, impresiona porque, tan solo 25 días después, tuvo lugar la
batalla de HUARINA, en la que, milagrosamente y gracias a una genial maniobra
de Carvajal, consiguieron la victoria. Hernando Bachicao, dando por segura la
derrota, huyó. Luego volvió, y le cortaron la cabeza. Diego Centeno y muchos de
los derrotados, entre ellos FRANCISCO BOSSO, que acababa de cambiar de bando,
pudieron huir. Ese triunfo fue para Gonzalo Pizarro su canto del cisne, porque,
en el siguiente enfrentamiento, lo derrotaron y ejecutaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario