miércoles, 17 de julio de 2019

(Día 885) Termina Inca Garcilaso su relato de la muerte de Pizarro recogiendo una reseña del cronista Agustín de Zárate sobre las costumbres y cualidades de Pizarro y de Almagro.


     (475) Termina Inca Garcilaso su relato de la muerte de Pizarro diciendo que, cuando él vino a España, en 1560, sus restos estaban depositados en la catedral de Lima, “a mano derecha del altar mayor”. Luego  añade una reseña del cronista Agustín de Zárate, en la que hizo una comparación “de las costumbres y calidades del Marqués Don Francisco Pizarro y del Adelantado Don Diego de Almagro”. Por alguna extraña razón, los cronistas no se referían a Almagro como Gobernador, cuando, en realidad, lo fue de la parte que lindaba al sur con la gobernación de Pizarro. Así los ‘retrata’ Zárate (resumido): “Ninguno de los dos se casó. Eran inclinados a las cosas de la guerra. Comenzaron la conquista de Perú con mucha edad. El Marqués sufrió grandes peligros, y muchos más que el Adelantado. Eran de gandes ánimos y muy amigables con su gente. Fueron generosos, aunque, en las apariencias, llevaba ventaja el Adelantado, porque era muy amigo de que se publicara lo que daba. Siendo al contrario el Marqués, porque procuraba encubrir su esplendidez. Y por esta razón fue siempre tenido por más largo el Adelantado, porque, aunque daba mucho, lo hacía de manera que pareciese más. Siempre fueron muy aficionados a ayudar a sus criados y a librarlos de peligros. Era tanto el exceso del Marqués en esto, que, al ver que la corriente de un río se llevaba a un indio de su servicio, se echó a nado tras él con gran riesgo, y lo sacó asido de los cabellos”.
     Luego cuenta que Pizarro, en tiempos de paz, era muy amigo de jugar a los bolos y a la pelota, tatando a todos los que participaban con mucha llaneza. Saca a relucir el analfabetismo suyo  y el de Almagro, dejando claro que mermaba su capacidad: “Eran tan animosos y diestros en la guerra contra los indios, que no dudaban en enfrentarse a cien. Tuvieron muy buen juicio en las cosas que habían de disponer, así de guerra como de gobernación, a pesar de que no sabían leer ni escribir, ni aun firmar. Que en ellos fue un gran defecto, porque, además de la falta que les hacía para tratar asuntos de tanta importancia, en ninguna dejaban de parecer personas nobles, sino solo en eso. Fue el Marqués tan confiado de sus criados y amigos, que libraba todos sus despachos haciendo dos señales, en medio de las cuales Antonio Picado, su secretario, firmaba el nombre de Francisco Pizarro”.
     Deja también un comentario sobre su relación con las mujeres: “Fueron los dos abstinentes y templados en comer, en beber y en refrenar su sensualidad, especialmente con las mujeres de Castilla, porque les parecía que no podían tratar de esto sin perjudicar a los vecinos, pues sus hijas o mujeres eran. En cuanto a las mujeres indias, fue mucho más templado Don Diego de Almagro, cuyo hijo, aquel que mató al Marqués, lo había tenido con una india de Panamá”. A la hora de indicar los cargos que tenían, esta vez ya precisa mejor los de Almagro: “Su Majestad le dio a Don Francisco Pizarro el título de Marqués y Gobernador de la Nueva Castilla, y lo nombró Caballero de Santiago. Y, a Don Diego de Almagro, la gobernación de la Nueva Toledo, y le hizo Adelantado (título que daba derecho a descubrir nuevas tierras)”. Pizarro fue, sin duda, más imporante en aquella gloriosa aventura, pero él y sus hermanos influyeron para que Almagro no recibiera todos los honores que merecía. No imaginaron que habían sembrado la semilla de las mortíferas guerras civiles.

     (Imagen) Hemos visto que Inca Garcilao de la Vega utilizó en su obra (manifestando el origen) pasajes escritos por AGUSTÍN DE ZÁRATE; sin duda reconocía su calidad como cronista. A pesar de su importante crónica y de la relevancia de la figura de Zárate, aparecen escasos datos sobre su biografía, y, algunos,  contradictorios. Nació hacia 1514, y se suele suponer que fue en Valladolid, pero los vascos (y no creo que se equivoquen) dicen que tuvo su origen en Orduña (Vizcaya), de donde era, por ejemplo (como ya vimos), Juan Ortiz de Zárate. Tuvo formación universitaria, y hasta es posible que fuera clérigo, porque, en un documento del año 1553, actúa como notario apostólico, y tampoco aparecen datos matrimoniales suyos. Con una carrera meteórica, figura ya hacia 1538 como Secretario del Consejo Real de Castilla. El año 1543 lo envió el Rey a las Indias para poner en orden asuntos de la Hacienda Real. Llegó con el virrey Blasco Núñez Vela, a quien fue leal, lo que motivó que Gonzalo Pizarro le tuviera preso un tiempo. Volvió a España, y por defender algunas razones de la rebelión de Gonzalo, salió malparado. Como consta en el texto de la imagen, el año 1549 fue apresado y estuvo sometido a una demanda del fiscal Villalobos. Todo se arregló, y siguió ascendiendo. Carlos V lo nombró Gobernador de la Hacienda de Flandes, resultando llamativo que estuviera con Felipe II en Londres durante los tres meses previos a su boda con María Tudor (la llamada Boody Mary). Tiempo en el que, al parecer por encargo de Felipe, escribió su “Historia del descubrimiento y conquista de Perú”, publicada en 1555 y rápidamente traducida  al inglés, francés e italiano. Sin embagro, ahora es difícil de conseguir. El texto termina con la victoria de  Pedro de la Gasca y la muerte de Gonzalo Pizarro. Parece ser que AGUSTÍN DE ZÁRATE falleció hacia 1577.



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