(473) Se va acercando el fin de
Pizarro, y va a demostrar que tenía más
arrestos que el mismísimo Julio César. No se envolverá en su capa mientras lo
acuchillan, sino que morirá matando, a pesar de tener entonces unos 64 años y
estar lleno de achaques. Sigue contando Inca Garcilaso: “El Marqués, dejando su
primera opinión, receló por lo que le habían comunicado, dejó de ir a misa a la
iglesia mayor el día de San Juan del año 1541, que era el día que habían señalado
para su muerte. Lo mismo hizo el domingo siguiente, que fue a 26 de junio,
excusándose en que estaba indispuesto, pero era con deseo de encerrarse unos
días para ver con sus amigos cómo se atajasen los atrevimientos de sus
contrarios. Los caballeros principales de la ciudad, después de oír misa,
fueron a visitarle, y luego se volvieron a sus casas. Los almagristas
sospecharon que habían hecho un concierto para matarlos, y, como gente desesperada,
aquel mismo domingo, a la hora en la que todos comían, salieron por el rincón
de la plaza que está a mano izquierda de la catedral, donde vivía Diego de
Almagro el Mozo, y fueron por toda la plaza, que es bien larga, hasta la casa
del Marqués, que estaba al otro extremo de la plaza”. Garcilaso lo describe
bien porque vivió muchos años en el Cuzco.
Luego nos cuenta que los amotinados eran trece, y cita sus nombres (que
ya nos relacionó Cieza, con alguna
variante porque se añadieron otros en el trayecto). Marchaban sin ninguna
discreción, pero tenía un sentido: “Fueron por toda la plaza con las espadas
desnudas, diciendo a grandes voces ‘¡muera el tirano taidor!, que ha hecho
matar al juez que el Emperador enviaba para su castigo’. Iban tan descubiertos
y haciendo gran ruido, para que los que estaban sosegados en sus casas,
creyendo que lo hacían tan en público porque eran muchos, no osasen salir a
socorrer al Marqués. Extraño atrevimiento y hecho temerario, pero lograron su
propósito”.
Unos criados indios de Pizarro, que habían visto cómo llegaban los
amotinados, se lo comunicaron, y tuvo claro que iban a matarlo. Como sabemos,
lo primero que hizo fue ordenarle a Francisco de Chavez que cerrase las puertas
de acceso a la casa, para que él y los que le acompañaban tuvieran tiempo de
armarse para la defensa personal. Pero Chavez pecó de optimista, y así lo
cuenta Inca Garcilaso: “Creyó que se
trataba de alguna pendencia particular de soldados, y que bastaría su autoridad
para apaciguarla. En lugar de cerrar la puertas, salió hacia ellos, que ya subían
las escaleras. Les preguntó qué querían, y uno de ellos le dio una estocada por
respuesta. Viéndose herido, echó mano a su espada, y le dieron una cuchillada
tan certera en el pescuezo, que le cercenó la cabeza, y rodó el cuerpo
escaleras abajo”.
Habla Garcilaso de cómo, al ver
lo ocurrido con Chavez, varios de los
criados de Pizarro y algunos hombres importantes que estaban con él en la casa
salieron huyendo. Y de los valientes que se quedaron a su lado: “El Marqués,
sintiendo a los rebeldes tan cerca, salió a medio armar, pues no tuvo tiempo de
atarse las correas de unas pequeñas corazas que se había puesto, habiendo
tomado embrazada una adarga y una espada en la mano”.
(Imagen) Ya conocemos al Capitán GÓMEZ DE TORDOYA VARGAS, nacido en
Barcarrota (Badajoz) el año 1493. Se casó con María de Chaves, nacida en 1505.
Tuvieron cuatro hijos, Juan, Gómez, Leonor y Usenda. Es probable qe todos
nacieran en España, porque la familia se trasladó a las Indias en 1534
acompañando a Hernando Pizarro, debido a
que Gómez de Tordoya, hombre explosivo, necesitaba huir de la justicia, acusado
de haber matado a un funcionario. Siempre fue leal a los Pizarro, con un afecto
mutuo, y así lo muestra que su hijo mayor, JUAN DE VARGAS, estuviera al servicio
doméstico del Marqués cuando lo asesinaron, muriendo a su lado para defenderlo
mientras otros prohombres huían como conejos. Cuentan los historiadores que
Gómez de Tordoya, después de ser derrotado Diego de Almagro (y ejecutado) en la
batalla de Las Salinas, se encontraba disfrutando plácidamente en el Cuzco una
jornada de caza. Entonces le llegó la noticia del asesinato de Pizarro y
decidió prepararse de inmediato para luchar contra los almagristas. Le retorció
la cabeza al halcón que utilizaba y dijo: “Más tiempo es de guerra a fuego y a
sangre que no de caza y pasatiempos”. Pero los cronistas olvidan que el mayor
impacto lo tuvo al saber al mismo tiempo que también su hijo Juan de Vargas
había sido asesinado. Gómez de Tordoya luchó en 1542 bravamente en la batalla
de Chupas, y murió con honor al mismo tiempo que su amigo Pedro Álvarez
Holguín, y que su enemigo Diego de Almagro el Mozo. Ese mismo año, los hombres
del gran HERNANDO DE SOTO sumergían respetuosamente en el Misisipi su cuerpo
sin vida. También había nacido en Barcarrota (y se conocerían siendo niños),
pero, debido a su gran protagonismo histórico, sólo él tiene un monumento en
aquel lugar.
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