(462) Recordemos que Antonio Picado se convirtió en secretario de
Pizarrro y tenía una gran influencia sobre él. Morirán juntos, pero ahora vamos
a ver que la soberbia de Picado fue azuzando el odio de los almagristas: “No
fue hombre prudente, pues, ya que el Marqués se dejaba guiar por sus consejos,
en lugar de encaminarlos a desagraviar y allegar amigos, hacíalo al revés, y
decía muchas palabras feas contra los almagristas, e incluso tuvo que ver con
que al mozo Don Diego se le quitase la encomienda e se diese a Francisco
Martín”. Por lo que cuenta, hasta se mofaba de ellos. Se vistió un día con
ropas bordadas, luciendo ostentosamente piezas de oro: “Fue a la posada de Don
Diego, e, arremetiendo al caballo, haciendo grandes meneos con su persona,
hacía como que les quería arrojar las piezas. Los almagristas se entristecían
de ver aquello, quejándose de que Picado quería así triunfar de ellos. Desde
entonces crecieron las sospechas de los almagistas de que el Marqués quisiera
matarlos o desterrarlos, e, para defenderse, buscaban armas. Aunque Pizarro fue
avisado, y sus amigos le aconsejaron que llevara consigo gente que guardara su
persona para que no le diesen muerte repentina, no quiso tomar su consejo, y
salía cada día de casa solo, yendo a un molino en el que los almagristas, si quisieran,
le podrían haber matado fácilmente”.
Para quienes se aventuraban a ir a las Indias, no solo los indios o las
enfermedades eran muy peligrosos, sino también los viajes, especialmente los
marítimos. Y eso es lo que les ocurrió a Vaca de Castro y a sus acompañantes.
En su viaje por la costa, llegaron a la isla Gorgona (donde, tiempo atrás,
resistieron con Pizarro heroicamente los Trece de la Fama). Les pilló un temporal, se les rompieron las
amarras, y tuvieron grandes dificultades para recoger a los hombres que habían
bajado a la isla en busca de agua. La fuerza del viento hizo que el barco de
Vaca de Castro perdiera de vista a las otras naos que le acompañaban. Decidió
dirigirse al puerto de Buenaventura (actual Colombia) para reparar su nave.
Llegaron en su navegar a la isla de las Palmas, que, por lo que cuenta Cieza (había
estado en cierta ocasión), tenía un entrada desde el mar muy difícil de
encontrar: “Decidieron ir hacia una ensenada, e por allí anduvieron ocho días
sin encontrar ninguna señal de puerto. Hubo una muy gran tormenta y pensaron
todos perecer. Cuando padecían ya mucha necesidad de comida, vieron venir un
navío que había salido del puerto de Buenaventura, en el que iba Juan de
Andagoya, hijo del Adelantado Pascual de Andagoya”.
Aquel encuentro solucionó el problema de los alimentos y fue, sobre
todo, extraordinariamente afortunado para Juan de Andagoya. Recordemos que Belalcázar
había apresado a su padre por haberse introducido en sus dominios. Juan se
dirigía a Panamá para que los de la Audiencia ordenaran su liberación, y, de
repente, se encontró con que ya no necesitaba hacer el viaje, puesto que Vaca
de Castro ostentaba el título de
Gobernador de Panamá.
(Imagen) Ahora que Cieza habla de ANTONIO PICADO, el poderoso Secretario
de Pizarro, es buen momento para rectificar una mala interpretación que hice en
dos imágenes anteriores. Le adjudiqué como esposa a ELENA MARTÍNEZ, quien, en
realidad, era su madre. Lo explico. Cieza menciona varias veces el aparatoso
romance de Picado con ANA SUÁREZ. Nacida en Coria (Cáceres), se estableció en
Lima el año 1539, y, en cuanto quedó viuda, se emparejó con Picado. Los
indiscretos amores de la pareja fueron comentario habitual en Lima. Picado, que
ya resultaba irritante como prepotente secretario de Pizaro, se les hizo odioso a los humillados y empobrecidos
almagristas presumiendo de su buena vida y de haber conquistado a la deseada
Ana Suárez. Veremos pronto que lo mataron sin piedad poco después del asesinato
de Pizarro, pero, antes de morir, en un gesto muy romántico, Picado y Ana se
casaron. Ella era (además de guapa) inteligente, astuta y ambiciosa, por lo que
supo llevar siempre una vida en la cumbre y sorteando abismos. Heredó la
inmensa fortuna de Picado, coqueteó con los almagristas, a los que abandonó
para casarse con Sánchez de Merlo, Secretario de VACA DE CASTRO, volvió a la
amistad almagrista, luego a la de los seguidores de Gonzalo Pizarro, y, en un
último bandazo, se hizo amiga de Pedro de Hinojosa, jefe del ejército del gran
Pedro de la Gasca. Murió en 1559 rica y respetada. Pero hubo alguien que se
quedó sin la herencia de Antonio Picado. Un documento del año 1543 aclara que
la reclamaba (inútilmente) su madre, ELENA MARTÍNEZ, así como la de otro hijo
que se llamaba Francisco Picado, muerto a manos de los indios.
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