martes, 31 de mayo de 2016

(Día 282) APARECE UNA NAVE con españoles que tratan de usurparle a CORTÉS territorio mexicano. Será el comienzo de un grave conflicto con FRANCISCO DE GARAY. De momento, CORTÉS resuelve el problema, e incian ya, desde CEMPOALA, la marcha hacía México.

(34) –Un susto tras otro, secre: ¿quién ha enviado esa nave?
     -Nos lo cuenta Bernal, Sancho, y te va a tocar de cerca. “Cortés mandó  que quedaran  al mando en Cempoal a Pedro de Alvarado y a Gonzalo de Sandoval, que ya daba muestras de varón muy esforzado (Bernal lo adora) y fue el primer cargo que tuvo”, y salió disparado hacia Veracruz “mandando que  le siguiésemos 50 soldados de los más sueltos”. Y al llegar a la Villa Rica, topamos con 4 españoles que venían a tomar posesión de aquella tierra por orden de Francisco de Garay, gobernador de Jamaica”.
     -¡Ay, Dios: Garay! No Juan (el fundador de Buenos Aires), sino Francisco, natural de Sopuerta; entonces, mientras yo era el abad de  Jamaica (sin pisar aquella tierra), él tenía allí el cargo de gobernador. Bernal cuenta qué hacía por allí un barco suyo. Cortés apresó a los 4 intrusos “y les preguntó con qué títulos venían”. Le contestaron que, como era tan prometedora la zona por lo que se sabía de los viajes de Hernández de Córdoba y de Grijalva, “Francisco de Garay, que tenía en la Corte quien le favoreciera, que eran el obispo Fonseca (¡otra vez!), el licenciado Zapata y el secretario Conchillos, consiguió provisiones para ser adelantado y gobernador desde el río S. Pedro y S. Pablo por la banda del norte”. Cortés intentó hacerse con el barco del que habían bajado, pero, salvo otros dos despistados, la tripulación no picó y se alejaron, “por manera que se hubieron de aquel navío seis soldados (todo es bueno para el convento), y así nos volvimos a la Villa Rica (Veracruz)”. Garay nunca tuvo suerte con Cortés, ni entonces, ni más tarde, cuando murió a su lado, como veremos. Todo despejado: vámonos a México.
     -Pasado el susto, querido Abad de Jamaica, sus amigos indios le indicaron  a Cortés la mejor ruta, aunque el resultado estuvo a punto de ser catastrófico (siempre al borde del abismo). “Los principales de Cempoala dijeron que el camino más conveniente era por la provincia de Tlaxcala, porque eran sus amigos y mortales enemigos de los mexicanos; y nos dieron doscientos tamemes (porteadores) para llevar la artillería”. Pongamos punto de partida y fecha para el histórico viaje: “E partimos de Cempoala mediado el mes de agosto de mil y quinientos y diez y nueve años. Y fuimos a Jalapa, y de allí a Socochima (Xicochimalco), y como eran amigos de los del Cempoala y no tributaban ya a Moctezuma, nos tenían buena voluntad”. Cuente su reverencia lo que aconsejó un sensato fraile.
     -Siguieron Cortés y los suyos hacia México por la ruta de Tlaxcala, reposando en pueblos de indios amigos, y llegaron a Zocotlán, donde fueron acogidos de mala gana, “y estábamos muy apercibidos y con gran orden porque eran vasallos de Moctezuma”. El cacique les dio datos impresionantes y detallados de la ciudad de México. “Y con todo cuanto contaba de su fortaleza y puentes, que levantando cualquiera no se podía entrar en ella, somos de tal calidad los soldados españoles (autoestima a tope), que ya queríamos estar probando la aventura, aunque parecía cosa imposible. Y verdaderamente México era más fuerte que todo lo que decía, porque una cosa es haber visto la manera y fuerzas que tenía, y otra como yo lo escribo. Y dijo que Moctezuma todo lo señoreaba y que no sabía si estaría contento de que nos hubiesen aposentado sin su licencia”. Cortés le respondió que venían a que eso cambiara, y les dijo que también ellos deberían hacerlo (dejar los sacrificios, el canibalismo y la sodomía); luego dio orden a sus soldados de poner una cruz. Pero fray Bartolomé de Olmedo le dijo: ‘Parésceme, señor, que en estos pueblos no es tiempo para dejarles una cruz en su poder. Y esto que se les ha dicho basta hasta que tengan más conocimientos de nuestra santa fe’. Y así, quedó sin poner la cruz”. (Bravo por el frailuco).

     El plano que mostramos es muy didáctico: lo usaremos varias veces. El verdadero inicio del gran ‘asalto’ fue Cempoala (el viaje de ida a Veracruz, y vuelta, lo habían tenido que hacer para que Cortés resolviera una de sus típicas contrariedades). Hemos pasado por Jalapa, Xico Viejo e Ixhuacán; estamos ahora en Zocotlán (Xocotla). La primera gran meta va a ser Tlaxcala, donde Cortés confía en encontrar grandes amigos.


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