viernes, 27 de mayo de 2016

(Día 278) LOS TOTONACOS se serenan y queda establecida la paz definitiva. BERNAL describe el espantoso aspecto de los sacerdotes. Nuevamente reciben como regalo hijas de caciques. Para ganarse el favor de Carlos V, deciden mandarle todo el oro que habían conseguido.

(30) –No faltó un pelo, querido socio, para que Cortés arruinara la valiosa amistad conseguida con los totonacos. Pero pudo controlar la situación.
     -Hasta el mejor cirujano, tierno abad, puede meter mal el bisturí. Sigue diciendo Bernal: “Como ya los caciques y papas se sosegaron, les dijo Cortés que quemaran los ídolos que hicimos pedazos, y así lo hicieron”. Y nos describe a los ‘atractivos’ papas: “El hábito que llevaban eran unas mantas oscuras a manera de sotanas hasta los pies; y traían el cabello muy largo lleno de sangre pegada y muy enredado, que no se podía esparcir, y hedían como azufre, y tenían otro muy mal olor como de carne muerta; y no tenían mujeres, mas tenían el maldito oficio de sodomía, y ayunaban ciertos días”. Recobrado el buen rollito con los de Cempoala, Cortés, después de  decir a los indios “que agora que los teníamos como hermanos les favorecería en todo contra Moctezuma”, cristianizó el ambiente colocando un altar, “mandó que se quitase las costras de sangre que había en los cúes y que lo aderezasen todo muy bien, y que los papas se trasquilasen e vistiesen mantas blancas e que anduviesen siempre limpios. Y para que lo cumplieran  puso allí como ermitaño a un soldado cojo y viejo que se decía Juan de Torres, cordobés (vaya encarguito). Y al otro día se dijo misa, y se bautizaron a las 8 indias que nos habían entregado”. Ya nos dijiste por qué, Sancho.
     -Triste y contradictoria cosa, secre: para que no fuera pecaminoso el amancebamiento. Y sigue Bernal: “A la sobrina del cacique gordo se la llamó doña Catalina, y era muy fea. Se la dieron a Cortés por la mano, y él la recibió con buen semblante (no sabe uno si lo dice con ironía). A otra hija de un  gran cacique, se puso por nombre doña Francisca, e era muy hermosa para ser india, y se la dio Cortés a Alonso Hernández Puertocarrero. Luego nos despedimos de todos, y en adelante, los indios siempre nos tuvieron muy buena voluntad, especialmente desde que vieron que recibió Cortes a sus hijas y nos las llevamos con nosotros”. Tenemos que subrayar, eminente escribano, esos dos logros fundamentales de los españoles: con tremendo esfuerzo y mucha sangre, se logró anteriormente la amistad de los indios de Tabasco; y de la manera más pacífica, los totonacos de Cempoala, con su cacique gordo al frente, se pusieron en las manos de Cortés porque intuyeron que solo los españoles podían liberarles del yugo de Moctezuma. Esta última alianza será especialmente rentable. Cortés aprendía rápido.
     -Y enhorabuena, daddy, porque te va a mandar ahorita el tesoro.
     -Razón tienes, biógrafo mío: ya vimos cuándo le mandó Moctezuma a Cortés aquella preciosa colección de objetos, y cómo él enseguida me los envió a la Casa de la Contratación de Indias de Sevilla para que se los entregara a Su Majestad. Pero sigamos el hilo de lo que cuenta Bernal: “Después de quedar como amigos los indios, nos fuimos a la villa (Veracruz), y llevábamos con nosotros algunos principales de Cempoala, y le dijimos los soldados a Cortés que ya sería bueno ir a ver qué cosa era el gran Moctezuma, y también se puso en plática que enviásemos a Su Majestad todo el oro que se había habido, y él respondió que estaba bien acordado”. Por si alguno ponía pegas, Cortés explicó que  sería muy importante  hacerlo así para ganar el favor del rey, “e desta manera todos a una firmaron su conformidad. E luego se nombraron para que fuesen como procuradores (con el tesoro) a Castilla a Alonso Hernández Puertocarrero y a Francisco de Montejo (amigo de Velázquez), al que ya Cortés le había dado dos mil pesos para tenerlo de su parte, y se les dio el mejor navío, yendo de piloto Antonio de Alaminos, que sabía cómo ir por las Bahamas porque fue el primero que navegó aquellas aguas”.

     (Ponemos ese tosco y brutal grabado por su antigüedad y porque es el único, de los que hemos encontrado, que representa con bastante fidelidad y en acción a los siniestros ‘papas’ que nos ha descrito Bernal).


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