viernes, 20 de mayo de 2016

(Día 271) Tras hacerlos amigos, CORTÉS informa someramente a los indios sobre el rey de España y los ritos cristianos. BERNAL vuelve a hablar de DOÑA MARINA, resumiendo su dramática vida hasta que aparecieron los españoles; nos la muestra también en una anécdota entrañable. El sistema de traducción, a través de AGUILAR y DOÑA MARINA, era complicado, pero eficaz.

(23) -Con qué destreza, querido socio, iba ganado terreno Cortés.
     -Ya sabes, reverendo, que Bernal se asombra de su facilidad para convencer (y manipular): “Como Cortés siempre atraía con buenas palabras a todos los caciques, les dijo que le dieran obediencia a nuestro emperador, que manda en  muchos señores y que, en lo que hubieran menester, les vendrá a ayudar. Todos los caciques le dieron muchas gracias, y allí se otorgaron por vasallos, y estos fueron los primeros vasallos que en la Nueva España dieron obediencia a Su Majestad”. Luego se hicieron los preparativos (altar, cruz e imagen de la Virgen) para el Domingo de Ramos, y ese día, en presencia de todos los indios, “con gran devoción anduvimos una procesión, y se dijo misa. Y nos despedimos de los indios encomendándoles la cruz y la santa imagen, y que las tuviesen muy limpias. Y al otro día nos hicimos a la vela”. Navegaron por los sitios que Bernal ya conocía: el río Alvarado, el de las Banderas, la isla Blanca y la Verde, la isla de los Sacrificios, “y luego llegamos a San Juan de Ulúa el Jueves de la Cena (Jueves Santo). Y, de repente, Bernal se pone a hablar  nuevamente de doña Marina.
     -Seguro, pequeñuelo mío, que se moría de ganas por contarlo: “Los padres de doña Marina eran caciques de un pueblo que se dice Payanala. Murió el padre quedando muy niña; la madre se casó con otro cacique mancebo y hubieron un hijo”. Hicieron la ‘cacicada’ de nombrar heredero del cacicazgo al ‘machote’, y les regalaron la niña a los indios de Xicalango, y estos a su vez se la tuvieron que dar a los de Tabasco tras ser derrotados por ellos, de quienes, también quebrantados en guerra, la recibieron los españoles entre otros regalos de paz. Visto lo cual, ¿cómo puede haber alguien que la tache de traidora? El dicharachero Bernal sigue: “Y conocí a su madre y a su hermano de madre, que mandaban juntamente a su pueblo. Y después de vueltos cristianos, se llamó la vieja (no es despectivo) Marta y el hijo Lázaro”. ¿Lo dudan vuesas mersedes? Pues sigan leyendo: “Esto lo sé muy bien porque el año 1523 fue Cortés a las Hibueras (Honduras) y pasó por Coatzcoalcos, y yo iba con él. Y como doña Marina, en todas las guerras fue tan excelente mujer y buena lengua, siempre la traía Cortés consigo. Y entonces se casó ella en Orizaba con un hidalgo que se decía Juan Jaramillo”. Nos despedimos de ella, baby, pero quiero mostrar otro pasaje de Bernal, posterior en su narración, en el que recoge un entrañable hecho.
      -Me encanta que lo hagas, reverendo: a los dos nos inspira ternura.
      -Cuenta Bernal una emocionante anécdota de doña Marina: “Estando Cortés en la villa de Coatzacoalcos (año 1523, terminada la conquista de México), llamó a todos los caciques para hacerles un parlamento sobre nuestra santa doctrina, y vino la madre de doña Marina y su hermanastro, Lázaro, y tuvieron miedo della, que creyeron que los iba a matar, y lloraban. Y doña Marina los consoló,  les dio muchas joyas y ropa y les dijo que les perdonaba porque no sabían lo que hacían cuando la abandonaron, y que Dios le había hecho a ella merced de quitarla de adorar ídolos y agora ser cristiana, y tener un hijo de su amo y señor Cortés, y ser casada después con el caballero Juan Jaramillo”. Y nos explica también el curioso sistema de intérpretes que hubo de utilizar Cortés en los inicios de la campaña: “E digamos que doña Marina sabía las lenguas de Tabasco y de México, y como Jerónimo de Aguilar sabía la de Yucatán y Tabasco, que es todo una, entendíanse bien los dos, y el  Aguilar lo declaraba en castellano a Cortés. Fue gran principio para nuestra conquista, y así  se nos hacían las cosas, loado sea Dios, muy prósperamente. He querido decir esto porque sin doña Marina no podíamos entender la lengua de Nueva España”.

     (Doña Marina pronto aprendió español y fue insustituible como intérprete de Cortés en todas sus negociaciones con mayas y aztecas. La foto muestra una escena del lienzo de Tlaxcala -es de la 2ª mitad del siglo XVI-, obra de artistas nativos, en la que aparece ella haciendo traducción simultánea para Cortés y Moctezuma).


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