lunes, 2 de mayo de 2016

(Día 253) FRACASO DE ESA PRIMERA EXPEDICIÓN AL CONTINENTE. Vuelven a CUBA, con un balance de unos 60 muertos. “¡Oh, qué cosa tan trabajosa es ir a descubrir tierras nuevas!”, dice BERNAL.

(5) –Da miedo verlo hasta desde la barrera, secre. Que vienen, que vienen los escuadrones de Potonchán, “con sus armas de algodón (en realidad, ropas de protección acolchadas, tan prácticas que las copiaron los españoles), arcos, flechas, rodelas, espadas, hondas con piedras, y con sus penachos; las caras pintadas de blanco, prieto (casi negro) y enalmagrado (rojo)”.
     -De momento fue solo un acercamiento táctico, caro Sancio. “Esto pasó a las horas de las avemarías (anochecer)”. Los indios se marcharon, pero “ya que era de día claro, vinieron muchos más y  nos cercaron, y nos dieron tal rociada de flechas y piedras que hirieron unos 80 de nuestros soldados, y los indios decían ‘calachuni, calachuni’ (capitán), y le dieron diez flechazos (al capitán Hernández de Córdoba), y a mí tres, y uno fue bien peligroso, que me pasó lo güeco. Y a dos soldados llevaron vivos, que uno era Alonso Boto, y otro un portugués viejo”. Bernal siempre procura conservar la memoria de sus compañeros; parte el alma saber su destino. Se vieron tan desesperados que optaron por abrirse paso a las bravas, en riguroso orden militar, hasta  los bateles de la playa.
     -Así fue, socio: “Hechos todos nosotros un escuadrón, rompimos por ellos, y como mejor pudimos nos acogimos a los bateles, y fuimos al navío que venía con gran priesa a buscarnos; y ya embarcados, hallamos que faltaban sobre 50 soldados, más los dos que llevaron vivos, y cinco que echamos a la mar a los pocos días, muertos de las heridas. Los pilotos le pusieron por nombre al lugar en las cartas de marear Costa de la Mala Pelea (no cuajó). Y ciertos soldados maldecían al piloto Antón de Alaminos porque porfiaba que el lugar era una isla y no tierra firme”.  Estaba equivocado,  y el ‘cabreo’ de la gente se debía a que, de no ser tierra firme, su descubrimiento tenía poco valor. Antón era muy experto, pero se pasó de listo.
     -Yo creo, reverendo, que para calibrar la dosis de terror de aquella aventura, lo mejor sería verse antes y de un tirón Apocalypto, la película de Mel Gibson. Con todos  descalabrados, “solo un soldado quedó sin herir, y acordamos volver a Cuba, pero teníamos otro mal mayor, la falta de agua, porque, con la gran guerra que nos dieron y prisa de salvarnos, se quedaron allá los barriles llenos. Tanta sed pasamos que teníamos lenguas y bocas hechas grietas de la secura”. Y Bernal, con el recuerdo, explota. Te dejo la delicatesen.
     -Okay, joven: “¡Oh, qué cosa tan trabajosa es ir a descubrir tierras nuevas, y de la manera que nosotros nos aventuramos! No lo pueden ponderar sino los que  han sufrido esos excesivos trabajos”.
     -Ya ves, daddy: el tío más sufrido del mundo, quejándose.
     -Prosigamos con Bernal. A pesar del malestar con el piloto Alaminos por insistir equivocadamente en que no habían descubierto tierra firme, aceptaron su consejo de volver a Cuba por la Florida, puesto que conocía bien la ruta por  haberla descubierto con Juan Ponce de León (otra estrella que vemos pasar  fugazmente). Y aquí, un inciso; como forofos de Bernal, vamos a confiar en lo que dice, aunque los comentaristas afirman que se equivoca en esta frase: “Alaminos había ido con Juan Ponce de León a la Florida hará ya 14 o 15 años, y en aquella mesma tierra mataron a Ponce”. Si bien su forma oral de escribir, a veces algo confusa, parece indicar que lo mataron entonces, resulta impensable que Bernal no recordara que a Ponce (personaje harto conocido) le hirieron mortalmente en ese mismo lugar, pero el año 1521, en una expedición posterior. Sigamos. En la costa de la Florida, continuaron las peleas. Los indios apresaron a otro soldado, precisamente al único que no salió herido en Potonchán. Consiguieron rechazarlos y llevar agua al barco, “con que se alegraron todos como si les diéramos la vida; y un soldado que se arrojó desde el navío al batel por la gran sed que tenía, tomó una botija a pechos y bebió tanta agua que se hinchó y murió dende a dos días”.

     (La foto es ilustrativa. Alaminos se aferró a la chapuza de creer que estaban costeando una isla, y resulta que se trataba en realidad del inmenso México. Pero era un grandísimo navegante, y acertó al escoger el camino de vuelta a Cuba subiendo hasta la Florida, tierra que había descubierto en 1513 bajo el mando de Juan Ponce de León, con el recorrido que muestra el gráfico).


No hay comentarios:

Publicar un comentario